?Esta casa es una ruina!
En Colmenar Viejo, inquilinos de viviendas del Plan Joven, en alquiler con opci¨® a compra, denuncian graves desperfectos y una gesti¨®n deficiente
Los cerca de 600 inquilinos del Plan Joven que todav¨ªa residen en las cinco promociones entregadas en Colmenar Viejo est¨¢n dispuestos a forzar la situaci¨®n para que los distintos propietarios asuman los arreglos de las numerosas deficiencias detectadas en sus viviendas. Se est¨¢ barajando incluso la posibilidad de dejar de pagar los recibos en grupo para ver si les hacen caso y toman cartas en el asunto.
¡°Un sinpa conjunto para ver c¨®mo reaccionan, aunque se depositar¨ªan las cantidades en una cuenta¡±, asegura David Rodr¨ªguez, director t¨¦cnico de Conapi, empresa contratada por los inquilinos para actuar de enlace entre estos y las propietarias de las cinco promociones (una filial de Bankia Habitat, otra de esta entidad ya traspasada a la Sareb, Bigeco y Ortiz).
Adem¨¢s del arreglo de las graves deficiencias detectadas por un estudio termogr¨¢fico, otra reivindicaci¨®n pasa por renegociar las condiciones del contrato. ¡°No puede ser que por viviendas sociales de 52 metros paguemos 600 euros al mes y que el precio de compra sea de 185.000 euros¡±, comenta Fern¨¢ndez, quien se apoya en la legislaci¨®n para que el precio del m¨®dulo que se aplica para la venta y alquiler de vivienda protegida no sea el m¨¢ximo permitido, ya que no existe ning¨²n impedimento legal a que se negocie un precio inferior si ambas partes se ponen de acuerdo.
Y en esas est¨¢n. A la Comunidad de Madrid llegan decenas de peticiones de inquilinos que buscan una soluci¨®n a estos problemas ante las dificultades existentes para pagar los recibos, pero la respuesta es siempre la misma. ¡°No podemos intervenir puesto que no es parte del contrato y el contenido del mismo no incumple la legislaci¨®n vigente¡±, reiteran una y otra vez los t¨¦cnicos de la Consejer¨ªa de Vivienda.
No queda otra que llamar a las puertas de la propiedad. Algo que deber¨ªa ser aparentemente sencillo, pero que no lo es. Cojamos el caso de ese edificio objeto de la inspecci¨®n termogr¨¢fica en el nuevo barrio de La Maquinilla, en Colmenar Viejo. El mismo del que su dise?ador, el arquitecto vasco Alfonso Azqueta, se vanagloriaba hace dos a?os cuando las obras estaban a punto de finalizar, por esos moldes encofrados prefabricados, que permitieron componer las viviendas sin pilares, ni ladrillos ni forjado. ¡°Mucho dise?o que no evita que los p¨¢jaros entren a las casas por unos huecos¡±, apunta David Rodr¨ªguez.
De las deficiencias detectadas en los inmuebles y las casas, ha dado cuenta la inspecci¨®n termogr¨¢fica realizada hace unos d¨ªas por la empresa eBuilding. Tomadas las muestras en uno de los pisos del paseo de la Ermita de Santa Ana, 14 (la traspasada el pasado diciembre desde Colmenar Desarrollos Residenciales, filial de Bankia Habitat, a la Sareb), se pudo comprobar la presencia de humedad por condensaci¨®n en los paramentos de la vivienda, problemas de estanqueidad en las ventanas y sensaci¨®n t¨¦rmica de fr¨ªo debido al mal aislamiento de la envolvente del edificio.
Deficiencias que provocan un incremento en la factura energ¨¦tica de los vecinos, que pagan un exceso de consumo de calefacci¨®n que adem¨¢s no disfrutan.
Los desprop¨®sitos en la ejecuci¨®n de esta obra empiezan y no acaban. En el edificio del paseo de la Ermita de Santa Ana, las placas solares inicialmente instaladas en la azotea del edificio ya no est¨¢n. ¡°El proveedor se las llev¨® porque la propiedad no le pag¨® ni la instalaci¨®n ni el mantenimiento¡±, comenta el director t¨¦cnico de Conapi.
Y lo mismo sucede con la gesti¨®n de las viviendas. ¡°A nosotros nos adjudicaron un bajo para minusv¨¢lidos y ni yo ni mi novio lo somos¡±, apunta Julia, adjudicataria del piso en febrero de 2012, tras la renuncia del que result¨® agraciado en primera instancia.
Leopoldo, que ocupa desde octubre de 2009 un piso del Plan Joven promovido por Bigeco en la zona de la Estaci¨®n de Colmenar, tambi¨¦n se queja de la falta de informaci¨®n sobre el estado de las cuentas del edificio. A pesar de los gastos de comunidad soportados ¡ªen su caso 56 euros mensuales¡ª ¡°solo se han celebrado dos reuniones con Bigeco en cuatro a?os¡±, lamenta, para, a rengl¨®n seguido, reconocer que las denuncias presentadas en los ¨²ltimos a?os ante la Comunidad de Madrid no han ca¨ªdo en saco roto. ¡°Por lo menos nos han dejado pasar el recibo del IBI¡±.
La llegada de la Sareb a Colmenar ha sido el no va m¨¢s. ¡°El descontrol es total¡±, apunta David Hern¨¢ndez. Un ejemplo, el pasado mes de enero los vecinos pudieron comprobar c¨®mo cargaban por duplicado los recibos en sus cuentas corrientes. Gesnova, la gestora de cobros de Bankia Habitat, lo hac¨ªa por su cuenta y la Sareb por la suya. Las cantidades ya han sido devueltas.
Los inquilinos supieron que hab¨ªan cambiado de casero, de Bankia a la Sareb, en las cartas firmadas por ambas entidades y remitidas a mediados del pasado mes de marzo, en las que se daba cuenta de la transmisi¨®n as¨ª como de la cesi¨®n del contrato. En la misiva tambi¨¦n se recog¨ªa el contrato de gesti¨®n temporal por el que el banco malo delegaba en Bankia y en Gesnova la gesti¨®n tanto de los activos transmitidos como de los cobros y pagos.
El intento de David Hern¨¢ndez de mantener una reuni¨®n directa con responsables de la Sareb para intentar llegar a un acuerdo que facilite una salida a la situaci¨®n no ha sido posible. La carta dirigida a Luis Moreno, director de Activos Financieros de la Sareb, ha sido respondida por Alfonso Cuartero, responsable de Alquileres en la direcci¨®n de Patrimonio de Bankia Habitat. Le remit¨ªa a ponerse en contacto con Gesnova para lo relativo a los contratos y, en cuanto a los desperfectos, alud¨ªa a que ¡°se est¨¢ procediendo a elaborar un informe t¨¦cnico que sirva para la subsanaci¨®n de las incidencias detectadas seg¨²n proceda¡±.
Mientras, los problemas se suceden. Las vallas perimetrales de algunas de las promociones no existen, los casos de ocupaciones ilegales van en aumento en la misma proporci¨®n que las viviendas se quedan vac¨ªas, y el mantenimiento de las urbanizaciones, a pesar de los pagos de los inquilinos, brilla por su ausencia.
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