El Banco de Inglaterra ya tiene su Guardiola
Mark Carney debe hacer frente al dilema de retirar los est¨ªmulos o mantenerlos
En un mundo cada vez m¨¢s medi¨¢tico, la llegada este lunes, d¨ªa 1 de julio, del nuevo gobernador del Banco de Inglaterra, el canadiense Mark Carney, ha levantado en Londres casi tanta expectaci¨®n como la que rode¨® el lunes pasado en M¨²nich el estreno de Pep Guardiola como entrenador del Bayern. La llegada de ambos a sus respectivos cargos se conoce desde hace meses. Los dos son maestros en la comunicaci¨®n y llegan como triunfadores en sus destinos.
Hay, sin embargo, diferencias sustanciales. Guardiola llega de un equipo grande, en el que lo ha ganado casi todo, a un equipo grande, que acaba de ganarlo todo. Carney llega de un equipo bastante modesto aunque admirado por muchos, el Banco de Canad¨¢, a un equipo grande que atraviesa una severa crisis, el Banco de Inglaterra. O, al menos, est¨¢n en crisis los intereses que representa: la econom¨ªa brit¨¢nica. Crisis real, como la del resto de Europa, y crisis de identidad, con problemas para comprender hasta qu¨¦ punto ya no es la potencia de anta?o, y una marcada tendencia a culpar a los dem¨¢s de todos sus males, lo mismo el euro que los inmigrantes.
La expectaci¨®n que ha creado la llegada de Mark Carney al Banco de Inglaterra no tiene precedentes entre sus antecesores. Se debe a varios factores. A que es el primer extranjero que se sienta en la poltrona de la vieja dama de Threadneedle Street, aunque su matrimonio con una brit¨¢nica ha facilitado la concesi¨®n de un pasaporte brit¨¢nico. A que el canciller del Exchequer y ministro del Tesoro, George Osborne, vino a equipararle con Messi cuando anunci¨® su fichaje: ¡°El banquero m¨¢s espectacular de su generaci¨®n¡±. Y tambi¨¦n a la fama de medi¨¢tico que le precede, que hace que los medios brit¨¢nicos empiecen a frotarse las manos pensando en los titulares que le van a sacar.
Tanta expectaci¨®n tiene un peligro: que enseguida cunda la decepci¨®n y el desencanto. ¡°Las expectativas que se han creado son enormes, pero en realidad las opciones que tiene a mano son limitadas, y ¨¦l es solo uno de los nueve miembros del Comit¨¦ de Pol¨ªtica Monetaria¡±, advierte James Humphreys, responsable de inversiones del Duncan Lawrie Private Bank.
Su llegada al banco ha generado tantas expectativas que puede decepcionar
¡°Quienes esperan a un mago sacando conejos de la chistera se pueden llevar una gran decepci¨®n. La diferencia que va a significar Carney probablemente ser¨¢ m¨¢s en el tono y en la comunicaci¨®n que en las cuestiones fundamentales¡±, pronostica.
El canadiense llega a un Banco de Inglaterra muy distinto al que durante 10 a?os ha gestionado su antecesor, Mervin King. Tras la crisis financiera, el actual Gobierno le ha devuelto las competencias sobre el control de las entidades financieras que los laboristas hab¨ªan desgajado al crear la Autoridad de Servicios Financieros (FSA), el regulador de la City. Aunque no todo el mundo est¨¢ de acuerdo con ese an¨¢lisis, los conservadores sostienen que la crisis no se vio venir debido a esa bicefalia.
James Humphreys cree que Carney dar¨¢ m¨¢s entrevistas que sus antecesores y lanzar¨¢ tambi¨¦n mensajes al gran p¨²blico. ¡°El Banco de Inglaterra ser¨¢ m¨¢s abierto y transparente¡±, sintetiza. No es una diferencia menor. Es un cambio que le acercar¨¢ a pr¨¢cticas habituales al otro lado del Atl¨¢ntico, donde la Reserva Federal se?ala al mercado cu¨¢l es el camino que quiere seguir. Es lo que llaman forward guidance, gu¨ªa ante el futuro. O, yendo un paso m¨¢s all¨¢, el llamado ¡°compromiso condicional¡±: anunciar que se aplicar¨¢ determinada pol¨ªtica si se cumplen determinadas condiciones. Por ejemplo, que los tipos de inter¨¦s ir¨¢n a la baja siempre que la inflaci¨®n no supere determinado tope. O que se mantendr¨¢n, salvo que el paro se dispare por encima de determinado nivel.
Tiene la ventaja de que el mercado sabe por d¨®nde van los tiros a medio plazo y eso da confianza a los inversores. Sin embargo, esa anticipaci¨®n tiene tambi¨¦n sus riesgos en un entorno en el que las reacciones del mercado son cada vez m¨¢s r¨¢pidas y vol¨¢tiles. El ¨²ltimo ejemplo es recient¨ªsimo: la dr¨¢stica ca¨ªda de las Bolsas al empezar a hablar la Reserva Federal sobre la posibilidad de suavizar la pol¨ªtica de expansi¨®n monetaria cuantitativa, el famoso quantitative easing.
Ese ser¨¢ precisamente uno de los primeros asuntos que deber¨¢ resolver Carney: ?hay que mantener el programa brit¨¢nico de relajaci¨®n cuantitativa o no? Si la respuesta es que hay que empezar a pensar en acabar con ¨¦l, cu¨¢ndo, c¨®mo y c¨®mo explicarlo. Casualmente, ese debate es una de las pruebas de que las expectativas que se han generado con Carney pueden ser exageradas porque sus poderes son limitados. No solo los poderes del Banco de Inglaterra en general sino los del gobernador en particular.
Mervin King se ha quedado en clara minor¨ªa en las dos ¨²ltimas votaciones del comit¨¦ monetario, que ha rechazado la posici¨®n del propio King de seguir con esa pol¨ªtica expansiva para favorecer el crecimiento. No se sabe a¨²n cu¨¢l es la posici¨®n de Mark Carney a ese respecto, pero cuando meses atr¨¢s se anunci¨® su nombramiento habl¨® de la necesidad de que el banco sea m¨¢s flexible respecto a la inflaci¨®n y piense m¨¢s en el crecimiento.
Sin embargo, los ¨²ltimos datos refuerzan a quienes en el banco se oponen a echar mano de esa expansi¨®n monetaria: la inflaci¨®n es peor de lo esperado y el crecimiento es mejor. ?Quiere eso decir que el nuevo gobernador se estrenar¨¢ qued¨¢ndose en minor¨ªa en el comit¨¦ monetario? Est¨¢ por ver. A menudo, Mark Carney hace lo contrario de lo que la gente espera de ¨¦l.
El laboratorio canadiense
Mark Carney ha llegado a Londres henchido de prestigio por su trabajo en el Banco de Canad¨¢ y por haber cambiado los millones de Goldman Sachs por su apego al servicio p¨²blico. De lo segundo hay pocas dudas: aunque su trabajo no est¨¢ nada mal pagado (874.000 libras al a?o incluyendo la vivienda, pero sin derecho a fondo de pensiones), hoy podr¨ªa ser multimillonario si hubiera seguido en la banca privada.
De lo primero se habla ahora con menos entusiasmo que cuando se anunci¨® su fichaje. Primero, porque ahora se sabe con m¨¢s certeza que si ha habido un milagro en Canad¨¢ no es solo gracias a ¨¦l. A fin de cuentas, la direcci¨®n del Banco Central de Canad¨¢ funciona de forma colegiada y no es la ¨²nica instituci¨®n que toma decisiones.
Y segundo, y por encima de eso, porque a¨²n no est¨¢ claro que la pol¨ªtica monetaria aplicada en Canad¨¢ acabe teniendo buen final. Carney se adelant¨® a todos los bancos centrales con un fuerte recorte de los tipos de inter¨¦s e inyectando liquidez a principios de 2008. La medicina funcion¨® y Canad¨¢ creci¨® un 3,2% en 2010 tras una ca¨ªda del 2,8% en 2009. Pero acab¨® creando inflaci¨®n y una burbuja inmobiliaria. Ahora, con la econom¨ªa debilitada otra vez por los problemas en Estados Unidos y en la UE, la inflaci¨®n y la burbuja inmobiliaria siguen siendo un problema, y el margen de maniobra para actuar es m¨¢s peque?o. Pero eso, el tama?o del margen de maniobra, es a¨²n m¨¢s estrecho en Reino Unido.
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