El capitalismo de Estado ya no es tab¨²
El capital p¨²blico en las empresas se estabiliza o aumenta en los pa¨ªses emergentes
?rase una vez el consenso de Washington, que desat¨® una ola privatizadora por casi toda Latinoam¨¦rica en la d¨¦cada de los a?os noventa. Eran tiempos de la ca¨ªda del comunismo en Europa del Este y de auge de las pol¨ªticas econ¨®micas neoliberales. Pero en el siglo XXI, con el ascenso de China y sus empresas p¨²blicas en la econom¨ªa mundial, el capitalismo de Estado ha dejado de ser tab¨². Algunos pa¨ªses sudamericanos se han embarcado en nacionalizaciones, como Venezuela, Bolivia y Argentina; otros han fortalecido empresas p¨²blicas existentes, como la brasile?a Petrobras; pero hay pa¨ªses como M¨¦xico, donde rige un monopolio petrolero estatal ¡ªPetr¨®leos Mexicanos (Pemex)¡ª que el presidente Enrique Pe?a Nieto se propone abrir al capital privado sin renunciar a la titularidad estatal de las explotaciones.
Pero no es el mismo capitalismo de Estado en China, donde las empresas sacaron parte de su capital a Bolsa y por orden del r¨¦gimen comenzaron a expandirse por el mundo, que en Rusia, donde las privatizaciones fueron generalizadas con excepciones como Gazprom. En India y Asia-Pac¨ªfico, la presencia del Estado en la econom¨ªa ha sido importante en la industrializaci¨®n de los pa¨ªses. En el mundo ¨¢rabe no solo las petroleras son estatales, sino tambi¨¦n empresas como la qu¨ªmica saud¨ª SABIC o la l¨ªnea a¨¦rea Emirates. Las empresas bajo control estatal suponen el 80% de la capitalizaci¨®n del mercado burs¨¢til chino y m¨¢s del 60% en Rusia, mientras que apenas llega al 35% en Brasil.
China, Rusia y las naciones ¨¢rabes abanderan este modelo
En Latinoam¨¦rica, solo dos pa¨ªses privatizaron sus petroleras en los a?os noventa: Bolivia (YPFB) y Argentina (YPF), y en este siglo han revertido su decisi¨®n. En el caso de YPF, el Estado expropi¨® el 51% que ten¨ªa Repsol y el restante 49% sigue siendo privado (el grupo espa?ol mantiene el 12%). Hay petroleras 100% estatales como Petr¨®leos de Venezuela (PDVSA), Petroecuador o YPFB y otras que abrieron su capital a la Bolsa pero siguen controladas por el Estado, como Petrobras (64%) o la colombiana Ecopetrol (90%).
En el ¨¢mbito minero, Chile siempre mantuvo su estatal Codelco, una excepci¨®n en la regi¨®n. En los ¨²ltimos a?os, Venezuela ha nacionalizado empresas industriales y de servicios, mientras que Bolivia y Argentina han concentrado sus reestatalizaciones en el sector terciario. El a?o pasado la Corporaci¨®n Andina de Fomento (CAF) destac¨® en un informe la buena gesti¨®n de empresas estatales de la regi¨®n, como Petrobras, Codelco, la energ¨¦tica colombiana Isagen, el Canal de Panam¨¢, la peruana Corporaci¨®n Fonafe y las Empresas P¨²blicas de Medell¨ªn (EPM).
El economista Nouriel Roubini, el gur¨² de la crisis, opina que el capitalismo de Estado ayud¨® en la etapa inicial de desarrollo de los pa¨ªses emergentes, pero ahora obstaculiza los aumentos de productividad y es una de las razones de la desaceleraci¨®n de estos mercados. Otros analistas detectan detr¨¢s de esa cr¨ªtica un sesgo ideol¨®gico o intereses econ¨®micos privados. En todo caso, la fortaleza de las empresas estatales es una realidad: 19 de las 100 compa?¨ªas m¨¢s grandes del mundo lo son, igual que 28 de las 100 mayores de los mercados emergentes. Ya no hay tantas empresas estatales en Latinoam¨¦rica como en los a?os ochenta, pero el debate sobre su papel se ha reabierto.
¡°Comparar China con Venezuela es como comparar peras con vacas, aclara Andr¨¦s L¨®pez, profesor de las universidades de Buenos Aires (UBA) y San Andr¨¦s (Argentina). ¡°En un pa¨ªs subdesarrollado, la presencia del Estado es importante a la hora de fomentar el surgimiento de sectores modernos, lo cual no significa cualquier tipo de intervenci¨®n. Lo de Venezuela me espanta. En cambio, Petrobras gasta un mont¨®n en investigaci¨®n y desarrollo. Y Petrobras no es lo mismo que Pemex, que todo el mundo indica que es un desastre. La pregunta no es si tengo petrolera estatal o no, sino si la manejo con criterios de eficiencia, productividad o para fines pol¨ªticos¡±, opina L¨®pez.
El economista chileno Andr¨¦s Solimano, presidente del Centro Internacional de Globalizaci¨®n y Desarrollo, observa que las renacionalizaciones de Venezuela o Bolivia fueron un ¡°ant¨ªdoto a las privatizaciones¡± de los a?os noventa. ¡°En las empresas estatales hay una cierta l¨®gica redistributiva. PDVSA financia programas sociales. Tambi¨¦n se usan para la fijaci¨®n de precios y para subsidiar el consumo interno. Adem¨¢s, dan ingresos al Estado para el gasto p¨²blico en general. Pero tambi¨¦n hay una cierta l¨®gica nacionalista, de impedir que las empresas europeas o estadounidenses copen los recursos naturales¡±, describe Solimano. En su opini¨®n, el desaf¨ªo radica en una ¡°buena gobernabilidad, tener cuidado con los conflictos de inter¨¦s, porque el Estado debe ser sujeto a control social¡±.
Un 19% de las empresas m¨¢s grandes del mundo son estatales
?scar Dancourt, expresidente del Banco Central de Per¨², se suma a la discusi¨®n a partir de la experiencia de su pa¨ªs: ¡°Uno puede tener crecimiento alto e inflaci¨®n baja, con distintos modelos de crecimiento. Lo hemos tenido cuando hab¨ªa muchas empresas estatales y tambi¨¦n cuando estas se redujeron al m¨ªnimo en los 2.000. Donde hay diferencias es en la distribuci¨®n de la renta. Si uno tiene empresas estatales en el sector primario exportador, y son bien manejadas, la participaci¨®n en la renta de las materias primas es mayor¡±. Sin embargo, Dancourt advierte: ¡°En China y otros pa¨ªses asi¨¢ticos las estatales han sido una palanca para industrializar y diversificar el aparato productivo, pero no en Am¨¦rica Latina¡±.
Antonio Prado, secretario ejecutivo adjunto de la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (CEPAL), recuerda que la regi¨®n desanduvo el camino de la participaci¨®n del Estado en la producci¨®n de bienes y servicios en la d¨¦cada de los noventa. ¡°La intensidad de ese proceso de privatizaciones vari¨® de un pa¨ªs a otro. Y los resultados han sido tambi¨¦n muy variados, por pa¨ªs y por sector de actividad, lo que dificulta una evaluaci¨®n de conjunto¡±, se?ala. ¡°En todo caso, el fen¨®meno no parece ser tan abarcativo como para atribuirle la responsabilidad de la desaceleraci¨®n econ¨®mica¡±.
?¡°Son llamativos los fracasos de industrializaciones basadas en capitalismo estatal¡±, observa Rolando Astarita, profesor de la UBA y la Universidad de Quilmes (Argentina). ¡°Entonces pasamos de un extremo al otro, como sucedi¨® en Argentina¡±. Se refiere Astarita a las privatizaciones de los a?os noventa. ¡°Ahora, en Venezuela y Argentina hay ciertas cr¨ªticas porque, por ejemplo, Aerol¨ªneas Argentinas no presenta balances, tiene d¨¦ficit o se dice que es un centro de empleo para la gente af¨ªn al Gobierno. No se critica en s¨ª la estatizaci¨®n, sino que no exista un manejo capitalista de la empresa estatal¡±.
Carlos Quenan es vicepresidente del Instituto de las Am¨¦ricas en Par¨ªs. ¡°Hoy en d¨ªa ni los pa¨ªses m¨¢s liberales tienen el discurso de los noventa de que la llave maestra es privatizar, liberalizar mercados. En algunos casos se avanza en la idea de constituir este capitalismo de Estado con un sector importante de empresas p¨²blicas, como Venezuela. Hay pa¨ªses con una tradici¨®n m¨¢s liberal, como en Chile, donde sigue un sector estatal fundamental como Codelco¡±, dice. Quenan recuerda que las estatalizaciones de Venezuela o Bolivia fueron pagadas con el dinero de la bonanza de los precios de las materias primas, pero si este ciclo se acaba se abre una inc¨®gnita sobre la tendencia.
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