Manual contra crisis bancarias
Tres visiones distintas de la crisis: Arist¨®bulo de Juan, ex director general del Banco de Espa?a; Francisco Ur¨ªa, socio del sector financiero de KPMG, e ??igo de Barr¨®n, corresponsal financiero de EL PA?S, explican los errores cometidos, que no se deben olvidar para evitar repetirlos. EL PA?S adelanta un extracto del cap¨ªtulo 16 del libro Anatom¨ªa de una crisis (editorial Deusto).
Lecciones aprendidas en la crisis financiera
Son innumerables las ense?anzas que pueden extraerse de la actual crisis financiera, muchas de las cuales son comunes a las aprendidas en otras crisis vividas en los ¨²ltimos cuarenta a?os.
Aun sabiendo que este tipo de lecciones tienden a olvidarse pasadas una o dos d¨¦cadas, sobre todo cuando llegan los periodos de bonanza, es importante que quede constancia de ellas, tanto para que se conozcan como para que se evite la repetici¨®n de los errores. No olvidemos que las estad¨ªsticas nos dicen que las grandes crisis financieras internacionales se producen cada 10 o 15 a?os.
Por eso, aqu¨ª se destacan algunas de las ense?anzas m¨¢s relevantes:
1. En tiempos de bonanza las entidades suelen ser transparentes. Pero cuando tienen problemas serios, sus gestores suelen ocultarlos mediante el maquillaje de sus cuentas. Resulta m¨¢s f¨¢cil disfrazar los problemas que corregirlos.
2. Como resultado del maquillaje, los peores cr¨¦ditos nunca est¨¢n contabilizados como morosos. ?C¨®mo es posible? Mediante el uso de los resquicios que ofrece la normativa o por el incumplimiento de esta. Las refinanciaciones de operaciones inviables, en sus m¨²ltiples modalidades, constituyen el principal ¡ªaunque no el ¨²nico¡ª instrumento de camuflaje. Este sistema esconde la realidad, evita tener que dotar provisiones y, lo que es peor, permite contabilizar como ingresos devengos ficticios de intereses. De esta manera, se enmascara el patrimonio y los resultados, con el consiguiente enga?o para inversores, acreedores, depositantes y supervisores. Adem¨¢s, la masa de activos improductivos no originan ingresos, pero los recursos que los sostienen (el capital) s¨ª tienen un coste real y originan gastos para la entidad. Con este procedimiento, las p¨¦rdidas van en aumento y sufre la liquidez, mientras que se congela la capacidad de conceder cr¨¦ditos. Por lo tanto, el maquillaje de las cuentas retrasa y encarece la resoluci¨®n de los problemas.
Cuando la banca tiene problemas serios, sus gestores suelen ocultarlos
3. Estas pr¨¢cticas se dan cuando las normas son laxas o la supervisi¨®n es permisiva. Una cierta tolerancia puede no causar grandes males en tiempos de bonanza, porque los problemas pueden corregirse r¨¢pidamente. Pero cuando el marco econ¨®mico o la situaci¨®n de las entidades siguen empeorando, la laxitud de las normas o la condescendencia en su aplicaci¨®n pueden ser suicidas.
Estas situaciones agravan los problemas, aplazan y obstaculizan su soluci¨®n mientras crecen las p¨¦rdidas y aumenta la iliquidez que podr¨ªa tener el banco. Adem¨¢s, al declarar resultados ficticios, desencadenan el pago innecesario de impuestos y el cobro indebido de dividendos.
Por otra parte, la tolerancia del supervisor puede maniatarle, haci¨¦ndole cautivo de su pasado, ya que evitar¨¢ en el futuro formular diagn¨®sticos o adoptar medidas que pongan en evidencia sus errores anteriores.
4. Para evitar el proceso descrito es necesario que exista una buena regulaci¨®n. Pero resultar¨¢ in¨²til si no va acompa?ada de una buena supervisi¨®n. La supervisi¨®n tambi¨¦n es indispensable. Pero incluso cuando la supervisi¨®n sea precisa, no servir¨¢ de mucho si no va acompa?ada de eficaces mecanismos de saneamiento.
A su vez, unos eficaces mecanismos de saneamiento o resoluci¨®n tambi¨¦n sirven si no existen simult¨¢neamente una buena regulaci¨®n y una buena supervisi¨®n. Son un paquete inseparable cuyos elementos son dependientes entre s¨ª.
Adem¨¢s, cuando no existe un marco institucional para abordar el tratamiento de la insolvencia, se produce un efecto inhibitorio en el supervisor que puede llevarle a la par¨¢lisis. El supervisor puede pensar: ¡°Si no dispongo de los medios para actuar ?para qu¨¦ voy a identificar los problemas?¡±.
5. Existen medidas que pueden ser l¨ªcitas desde el punto de vista regulatorio, pero no sirven para resolver una profunda descapitalizaci¨®n de una entidad o de un sistema bancario:
¡ªLa tolerancia o gradualismo en las normas o en su aplicaci¨®n.
¡ªLa revalorizaci¨®n de activos no realizados.
¡ªEl c¨®mputo de un posible cr¨¦dito fiscal o de un fondo de comercio como componente del capital, sobre todo cuando su utilizaci¨®n futura es dudosa.
¡ªLos cr¨¦ditos a la entidad o la suscripci¨®n por terceros de t¨ªtulos de ese banco a devolver a su vencimiento y con altos intereses.
¡ªLos simples apoyos de liquidez, que pueden perpetuar y agravar la insolvencia subyacente. Pueden incluso contribuir a mantener la mala cultura de gesti¨®n y desalentar los ajustes y los cambios de administradores y directivos.
La tolerancia del supervisor en tiempos de crisis puede ser suicida
6. El agujero que supone la insolvencia de una entidad solo se resuelve cuando el hueco se rellena. La magia no existe. Principalmente con capital fijo o mediante la compra por un tercero de activos da?ados en proporci¨®n suficiente, con asunci¨®n de la p¨¦rdida subyacente. Los pr¨¦stamos y los avales pueden ser complemento de algunas medidas, pero no sustitutivos. Lo importante para conseguir un saneamiento eficaz no es reconstruir el capital regulatorio de la entidad enferma, sino su capital de contenido econ¨®mico-financiero, en la medida necesaria para generar resultados sostenibles y hacer posible el cr¨¦dito. De no ser as¨ª, no se encontrar¨¢n compradores fuertes que aseguren el futuro pr¨®spero y sostenible de la entidad.
El objetivo ¨²ltimo de un saneamiento debe ser poder olvidarse del problema. Salvar el trance solo a corto plazo, a costa de mantener un sistema en estado de languidez, tambi¨¦n puede ser suicida.
7. Para sanear un sistema hay que tomar medidas que pueden ser repugnantes, pero lo ser¨¢n menos que sus alternativas. Se trata de salvar un sistema financiero, pero nunca de salvar a los banqueros o a los directivos que crearon o toleraron los problemas.
8. Cuanto m¨¢s tarde se aborda a fondo la insolvencia, m¨¢s costoso resulta. Por tanto, toda p¨¦rdida originada por el saneamiento es buena si resulta ser la ¨²ltima, afirma una m¨¢xima acertada. Como dicen los pilotos: ¡°Any landing is a good landing¡±, es decir, ¡°todo aterrizaje es un buen aterrizaje¡±.
9. La prueba de fuego de una buena operaci¨®n de saneamiento es la r¨¢pida regeneraci¨®n de la funci¨®n del cr¨¦dito y la capacidad de atraer inversores fuertes que aseguren un futuro sostenible. Si no se consiguen ambos objetivos es que las medidas adoptadas no eran las que la situaci¨®n requer¨ªa. Pueden producirse reca¨ªdas que hagan necesario volver a empezar, agravando el coste.
10. Algunas pr¨¢cticas que las autoridades deben evitar:
¡ªCantar victoria cuando los problemas est¨¢n a¨²n a medio resolver. Tal ficci¨®n les har¨¢ cautivos de s¨ª mismos, pues no podr¨¢n decir o hacer nada que contradiga aquella proclama. En consecuencia, los problemas encubiertos se agravar¨¢n.
¡ªCondicionar la labor de los auditores, de manera expresa o t¨¢cita, induci¨¦ndoles a limitar el alcance y profundidad de sus encargos, a dise?ar artificios contables o a no ir en sus indagaciones m¨¢s all¨¢ de lo que conviene al supervisor. Este es responsable ante la sociedad de la transparencia del sistema, de su estabilidad y de la seguridad de los depositantes. Pero el auditor tiene su propia responsabilidad ante los accionistas, acreedores e inversores.
11. La voluntad pol¨ªtica es requisito indispensable para recuperar un sistema financiero fuerte. De no existir tal intenci¨®n, resultar¨¢ in¨²til cualquier esfuerzo por intentar mejorar la regulaci¨®n, la supervisi¨®n o los mecanismos de saneamiento o resoluci¨®n.
Y si el esfuerzo ya se ha realizado, habr¨¢ supuesto una p¨¦rdida de tiempo, un coste in¨²til y un retroceso. El sistema resultante ser¨¢ mediocre y vulnerable, algo grave para el sistema econ¨®mico.
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