Espa?a se resiste a dar m¨¢s poder a Bruselas
Par¨ªs, Madrid, Roma y otras capitales se oponen a poner en marcha los contratos para comprometerse con nuevas reformas sin un mecanismo de solidaridad
Lo llaman ¡°fatiga de la integraci¨®n¡±. Tres a?os y medio despu¨¦s del arranque de la crisis europea, que oblig¨® a reforzar a toda prisa la coordinaci¨®n de pol¨ªticas econ¨®micas ante el riesgo de asfixia del proyecto europeo, la UE est¨¢ cerca de los l¨ªmites m¨¢s all¨¢ de los cuales los Estados miembros se resisten a ceder m¨¢s poder. Lo peor de la crisis existencial del euro parece haber quedado atr¨¢s, y ¡°sin la presi¨®n de los mercados es m¨¢s dif¨ªcil dar un nuevo arre¨®n a la integraci¨®n econ¨®mica¡±, explica una alta fuente europea, con nuevas cesiones de soberan¨ªa a ese ente denominado Bruselas. Espa?a, junto con Francia, Italia y un grupo de pa¨ªses meridionales, capitanea un movimiento que se resiste a dar nuevos pasos adelante en la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas sin obtener alguna contrapartida, sin acordar alg¨²n mecanismo de compensaci¨®n despu¨¦s de m¨¢s de tres a?os de esfuerzos: alguna zanahoria, despu¨¦s de tanto palo. Berl¨ªn y sus aliados, por su parte, quieren lo contrario: poner en marcha contratos para que los pa¨ªses se comprometan por escrito y de forma vinculante a seguir haciendo reformas, pero no est¨¢n dispuestos a rascarse el bolsillo con medidas que permitan a Bruselas activar a cambio est¨ªmulos fiscales all¨¢ donde haga falta.
Espa?a se opone a incluir indicadores sociales entre los datos de la Comisi¨®n
Las diferencias se hicieron patentes en el ¨²ltimo Consejo Europeo en Bruselas. La canciller Angela Merkel dijo a las claras en la cumbre que la situaci¨®n actual ¡°no es satisfactoria: queremos un salto cualitativo en la coordinaci¨®n de pol¨ªticas econ¨®micas y vamos a proseguir tenazmente con las labores de persuasi¨®n¡±. Varios pa¨ªses expresaron sus reticencias en la reuni¨®n: entre ellos, y por dos veces, Espa?a.
En medio de ese mar de fondo hay alguna que otra novedad: la Comisi¨®n muestra su sorpresa por ¡°los signos de fatiga de algunos pa¨ªses habitualmente favorables al m¨¦todo comunitario¡±, seg¨²n la citada alta fuente. Bruselas asegura que no puede hablarse de enfrentamiento entre los dos frentes habituales ¡ªFrancia y el sur, Alemania y el norte¡ª, porque el debate es todav¨ªa de baja intensidad. Pero a los sospechosos habituales, capitaneados por Reino Unido, se unen ahora, por otras razones, capitales tradicionalmente pro-Comisi¨®n, que sin embargo empiezan a notar la fatiga reformista y consideran que Bruselas tiene ya demasiados mecanismos que encorsetan la toma de decisiones en materia de pol¨ªtica econ¨®mica. Two Pack, Six Pack, Fiscal Compact, Semestre Europeo, procedimientos por d¨¦ficit excesivo y por desequilibrios macroecon¨®micos, entre otros proyectos ya aprobados, dan al equipo de Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso una enorme capacidad de coerci¨®n para hacer recomendaciones en principio vinculantes que pueden derivar en sanciones y que reducen el margen de maniobra de los Gobiernos.
Alemania, consciente de que todo eso no acaba de funcionar, quiere dar un paso m¨¢s y aprobar los contratos para que los pa¨ªses se comprometan por escrito a hacer reformas. Pero las resistencias son evidentes. E incluso la Comisi¨®n Europea es consciente de que sus recomendaciones son cada vez m¨¢s intrusivas, cada vez m¨¢s pol¨ªticas: Bruselas admite que su creciente poder¨ªo puede provocar recelos en las capitales ante el actual desequilibrio entre las sanciones y los premios, seg¨²n una segunda fuente del alto nivel en la Comisi¨®n.
¡°De momento ese debate est¨¢ quedando para m¨¢s adelante, en parte porque Bruselas ya tiene muchos instrumentos que refuerzan su creciente poder y en parte porque si se firman los contratos hay que hablar tambi¨¦n de contrapartidas, y eso est¨¢ mucho m¨¢s verde. Varios pa¨ªses, y no solo Espa?a, consideran que en ning¨²n caso se pueden activar los contratos para hacer reformas sin algo a cambio¡±, apuntan fuentes del Gobierno.
Mariano Rajoy expres¨® hasta en dos ocasiones en la reciente cumbre sus recelos ante ese debate, que se ir¨¢ intensificando en las pr¨®ximas semanas para tratar de buscar un acuerdo en diciembre, seg¨²n tres fuentes presentes en la reuni¨®n de primeros ministros y jefes de Estado de la Uni¨®n. Espa?a est¨¢ a favor de la filosof¨ªa de los contratos que promueve Berl¨ªn para garantizar que los pa¨ªses van a hacer reformas, pero quiere que Berl¨ªn y compa?¨ªa cedan a cambio con alg¨²n mecanismo de solidaridad para compensar, en el corto plazo, los efectos negativos asociados a las reformas. Rajoy, adem¨¢s, est¨¢ en contra de incorporar una serie de indicadores sociales (paro juvenil, j¨®venes que ni estudian ni trabajan, pobreza¡) a los datos que recoge la Comisi¨®n para dictar sus recomendaciones. Madrid argumenta que Bruselas ya publica m¨¢s de un centenar de indicadores y ya est¨¢n incluidos en los desequilibrios macroecon¨®micos que mide la Comisi¨®n, seg¨²n fuentes del Ejecutivo. Alemania, seg¨²n la delegaci¨®n espa?ola, apoya esa postura. Pero fuentes europeas explican que Espa?a se opone a los indicadores sociales ante la sospecha de que saldr¨ªa mal en la foto.
Alemania quiere que los compromisos de reformas se firmen en contratos
Ese no es un asunto exclusivamente espa?ol. Berl¨ªn entiende que los contratos ser¨ªan la guinda del proceso de mayor integraci¨®n fiscal iniciado en mayo de 2010. Los resultados generales que ha cosechado la Comisi¨®n con todo ese poder son m¨¢s que discutibles: en general solo el 10% de sus recomendaciones se cumplen, seg¨²n explic¨® el viernes la canciller Angela Merkel citando un estudio del BCE. El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, envi¨® una carta a las delegaciones de los pa¨ªses hace dos semanas, en la que dec¨ªa que las recomendaciones del semestre europeo ¡°no est¨¢n funcionando¡±.
En el otro banco, varios pa¨ªses piensan que ya se ha hecho suficiente. Que algunas de las medidas de coordinaci¨®n en el ¨¢rea econ¨®mica ni siquiera se han rodado lo suficiente, y por tanto es in¨²til ir m¨¢s all¨¢. Las ideas m¨¢s ambiciosas ¡ªuna uni¨®n fiscal, un Tesoro, mutualizaci¨®n de la deuda¡ª no se contemplan por el rechazo en los pa¨ªses del norte; algunos proyectos en marcha, como la uni¨®n bancaria, se enfrentan a f¨¦rreas reticencias; incluso ideas relativamente menores, como todo lo relativo a la agenda social, cuentan con serios e insospechados detractores. ¡°Europa ha llegado al punto en el que transferir soberan¨ªa a Bruselas no es algo que las capitales vean con buenos ojos¡±, indican fuentes del Eurogrupo.
Seg¨²n fuentes comunitarias, Reino Unido, Holanda y Espa?a quieren suavizar los poderes que quiere asumir la Comisi¨®n en la dimensi¨®n social: incorporar los indicadores sociales al an¨¢lisis econ¨®mico de Bruselas. Tanto Londres como ?msterdam han abierto adem¨¢s un debate para devolver competencias desde Bruselas a las capitales. Los tradicionalmente m¨¢s euroesc¨¦pticos, con Londres a la cabeza, insisten adem¨¢s en que la mayor coordinaci¨®n sea solo para la eurozona, no para la UE. Entre los grandes pa¨ªses, Francia es el que ha ido m¨¢s lejos y cuestiona directamente el rol de la Comisi¨®n, despu¨¦s del rifirrafe reciente a cuenta de la reforma de pensiones, que Par¨ªs quiere hacer a su ritmo y sin intromisiones de Bruselas. Pero tambi¨¦n Berl¨ªn ha dado muestras de desconfianza con Bruselas, Italia se ha mostrado tambi¨¦n muy cr¨ªtica con la Comisi¨®n Europea: Roma cree que, junto a las recomendaciones que suelen ir siempre en la misma l¨ªnea ¡ªrecortes, reformas y dem¨¢s¡ª, Bruselas debe disponer de una capacidad fiscal para activar est¨ªmulos donde y cuando sea necesario.
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