Lo que debemos los espa?oles
Espa?a debe alrededor de un 320% de su Producto Interior Bruto, lo que equivale, en t¨¦rminos absolutos, a unos 3,3 billones de euros
Espa?a debe alrededor de un 320% de su Producto Interior Bruto (PIB), lo que equivale, en t¨¦rminos absolutos, a unos 3,3 billones de euros. Los ciudadanos tendr¨ªan que estar trabajando m¨¢s de tres a?os seguidos, sin pagar ni gastar nada, para satisfacer esa inmensa deuda. Si tuviese alg¨²n sentido hacer la media, cada espa?ol deber¨ªa m¨¢s de 70.200 euros. El gigantesco endeudamiento y el extraordinario nivel de paro, propio de una Gran Depresi¨®n, son los principales problemas que nos distinguen de los pa¨ªses de nuestro entorno y que nos hacen especiales.
El reparto de esta deuda es, con cierta holgura, la siguiente: 200% privada, 100% p¨²blica, esta ¨²ltima creciente, mientras que la primera va disminuyendo poco a poco, aun partiendo de niveles tan altos. Esta proporci¨®n indica d¨®nde ha estado el principal problema en el ¨²ltimo lustro: se habla muchas m¨¢s veces de los problemas del sector p¨²blico que del sector privado, como causantes de las dificultades. En la privada, se distingue lo que deben las familias (un 80% del PIB) de lo que deben las empresas (casi un 130% del mismo).
Hace unas semanas, Jos¨¦ Vi?als, director de Asuntos Monetarios del Fondo Monetario Internacional (FMI), dijo en una conferencia en Barcelona que ¡°el 43% de la deuda empresarial espa?ola no se podr¨ªa pagar sin acudir a su refinanciaci¨®n¡±, lo que significa que los intereses que hay que abonar por ella superan los beneficios brutos anuales de las empresas. Un porcentaje tan alto (que es del 30% en Italia o del 47% en Portugal, por poner dos referencias vecinas) es un riesgo para los sistemas bancarios, lo cual no se puede obviar en cualquier an¨¢lisis sobre la recuperaci¨®n y explica, en parte, el que las entidades financieras tengan miedo a prestar dinero.
Esta situaci¨®n recuerda, una vez m¨¢s, la teor¨ªa sobre la inestabilidad natural del sistema financiero que desarroll¨® en los ochenta Hyman Minsky, que ha sido reproducida en el libro titulado Ulises y las comadrejas, del gestor alem¨¢n de fondos Georg von Wallwitz (El Acantilado editorial). Minsky sosten¨ªa que los mercados financieros pasan siempre por tres estadios, que se repiten de modo c¨ªclico. En el primero, los inversores no son codiciosos y valoran ante todo la seguridad; las adquisiciones se financian de forma conservadora y los ingresos cubren los intereses y la amortizaci¨®n de los cr¨¦ditos. El inversor dice: ¡°las cosas no pueden ir muy mal si el cr¨¦dito que he solicitado para financiar un inmueble o para comprar otra empresa es tan bajo que los ingresos que obtengo por su alquiler o los dividendos que reparte la compa?¨ªa me permiten devolver el dinero que he pedido prestado¡±.
Si tuviese sentido hacer la media, cada espa?ol deber¨ªa m¨¢s de 70.200 euros
En el segundo estadio, la moderaci¨®n cambia de signo. Ante el alza de los precios de los activos, el inversor pide m¨¢s cr¨¦ditos. Sus ingresos siguen cubriendo los intereses, pero ya no le permiten amortizar el capital. El inversor paga los intereses y conf¨ªa en que podr¨¢ refinanciar lo que debe con nuevos cr¨¦ditos. Ello solo ser¨¢ posible mientras los precios sigan creciendo.
En el tercer y ¨²ltimo estadio se produce lo que se denomina una ¡°financiaci¨®n Ponzi¡± (un sistema piramidal que no se rompe mientras siguen entrando nuevos inversores: se paga a los antiguos con el dinero de los nuevos, hasta que¡). Los ingresos ya no son suficientes ni para cubrir los intereses ni para amortizar el principal del cr¨¦dito. Una financiaci¨®n as¨ª solo es posible mientras los precios suben con fuerza y el inversor puede colocar el inmueble o la empresa comprada, a un precio notablemente superior. Tarde o temprano, el sistema piramidal se viene abajo.
Eso es lo que ocurri¨® en el sistema hipotecario norteamericano a partir del a?o 2007, y lo que ha sucedido en Espa?a con muchas empresas, que ahora est¨¢n en el tercer estadio. Seg¨²n Minsky, el capitalismo moderno, basado en las finanzas, est¨¢ condenado a repetir una y otra vez este movimiento pendular, que le lleva de la financiaci¨®n conservadora a la ¡°financiaci¨®n Ponzi¡± y viceversa.
Las pol¨ªticas econ¨®micas deben tratar de estabilizar esta inestabilidad. En Espa?a no se ha conseguido. De ah¨ª estos extravagantes porcentajes de lo que los espa?oles debemos y la duda de si es posible pagarlos sin quitas.
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