Alemania se resiste a sacrificar su fortaleza exportadora
Berl¨ªn defiende que el ¨²nico origen del super¨¢vit es la calidad de sus productos
El que quiera dejar boquiabierto a un alem¨¢n interesado en econom¨ªa puede empezar criticando el super¨¢vit comercial del mes de septiembre, que bati¨® un r¨¦cord hist¨®rico con 20.400 millones de euros. La marca anterior se registr¨® antes de la gran recesi¨®n de 2009, con los 19.800 millones de junio de 2008. Quien cuestione la idoneidad de esta enorme diferencia entre lo que exporta y lo que importa Alemania dar¨¢ con un rechazo que bien puede medirse en la entradilla de un reportaje publicado por Die Zeit esta semana: ¡°El mundo critica a Alemania y, excepcionalmente, se equivoca¡±. Todo el mundo se equivoca: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el comisario europeo de Econom¨ªa, Olli Rehn, y el secretario del Tesoro estadounidense, Jacob Lew. La ret¨®rica de la prensa liberal-conservadora alemana en defensa de los beneficios empresariales de este super¨¢vit recuerda a la de algunos padres con sus v¨¢stagos: solo nos critican, vienen a decir, porque nos tienen envidia.
Los salarios se han estancado pese al aumento de las ventas al exterior
No hay argumento que parezca espurio para defender el modelo exportador. Cuando el que critica es el Tesoro de Estados Unidos, como sucedi¨® la semana pasada, el comentarista de Die Zeit alude al esc¨¢ndalo de espionaje al m¨®vil de Merkel por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en ingl¨¦s) estadounidense. Para la mayor¨ªa de los medios y analistas alemanes, el super¨¢vit no tiene m¨¢s causa que la excelencia de sus productos. La pol¨ªtica trata el asunto como algo de lo que estar orgulloso. El Ministerio de Econom¨ªa volvi¨® a insistir este mes en que el super¨¢vit ¡°es el resultado de la competitividad de la econom¨ªa alemana¡±. Sostiene Berl¨ªn que la calidad del made in Germany es el ¨²nico origen del desequilibrio. En Econom¨ªa calificaron las cr¨ªticas de ¡°incomprensibles¡±, como si alguien les estuviera pidiendo que fabriquen coches de siete ruedas o que tiren sus productos al mar. En septiembre, las exportaciones alemanas crecieron un 1,7% respecto al mes anterior. Las importaciones cayeron un 1,9% en el mismo periodo.
Si aumentaran los salarios y la inversi¨®n p¨²blica, el super¨¢vit comercial se reducir¨ªa sin necesidad de que se venda un solo autom¨®vil alem¨¢n menos: aumentar¨ªa la demanda interna y, con ella, tambi¨¦n las importaciones. Las empresas vender¨ªan tambi¨¦n m¨¢s productos dentro de las propias fronteras. Pero la estrategia exportadora alemana, excelente para las compa?¨ªas y para el Producto Interior Bruto (PIB), solo beneficia a los asalariados indirectamente. Los pol¨ªticos alemanes se ponen de ejemplo a seguir para los pa¨ªses golpeados por la crisis, como Espa?a. Dicen que el camino es la exportaci¨®n. No explican qui¨¦n va a comprarles sus productos en un continente en crisis cuya primera potencia econ¨®mica se niega a impulsar la demanda interna.
Los salarios reales bajaron una d¨¦cima en el primer trimestre del a?o y se estancaran en el segundo. Los tremendos beneficios de su super¨¢vit comercial no llegan a los empleados de sus compa?¨ªas exportadoras.
Pol¨ªticos y economistas critican la ¨²ltima bajada de tipos del BCE
Adem¨¢s del miedo a perder su segundo puesto mundial como naci¨®n exportadora, el gran temor de los economistas alemanes es la inflaci¨®n. La rebaja de tipos de inter¨¦s por parte del Banco Central Europeo (BCE) desencaden¨® esta semana la consabida avalancha de cr¨ªticas alemanas. La Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU) de Angela Merkel y el partido socialdem¨®crata SPD alertaron de una nueva burbuja especulativa causada por el dinero barato. Salieron a la palestra los representantes del peque?o ahorrador alem¨¢n, que advirtieron de las consecuencias que la reducci¨®n de los tipos tendr¨¢ sobre los intereses que perciben los titulares de cuentas de ahorro.
El jefe del Bundesbank (banco central alem¨¢n) se resisti¨® a la medida. Seg¨²n el conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung, esta vez tambi¨¦n se puso de su parte su compatriota J?rg Asmussen, economista jefe del BCE.
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