El Gobierno argentino se fija como objetivo una inflaci¨®n por debajo del 25%
El Ejecutivo busca reforzar y amplias acuerdos de precios con industrias y supermercados Adem¨¢s, ha iniciado un ajuste fiscal y monetario para evitar el aumento de la pobreza
Casi un mes despu¨¦s de la devaluaci¨®n de Argentina, la cotizaci¨®n del peso se ha calmado, pero todav¨ªa hay operadores financieros que pronostican una profundizaci¨®n de la crisis cambiaria, con un impacto en t¨¦rminos de recesi¨®n, mayor inflaci¨®n y tensi¨®n social. Mientras, otros consideran que el Gobierno de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner est¨¢ comenzando a corregir errores que cometi¨® el kirchnnerismo en los ¨²ltimos ocho a?os de los casi 11 en el poder. Aquellos con m¨¢s fluidez en el contacto con los colaboradores del d¨²o que desde noviembre pasado maneja la econom¨ªa (el ministro del ¨¢rea, Axel Kicillof, y el presidente del Banco Central, Juan Carlos F¨¢brega) han podido enterarse de los planes del Ejecutivo despu¨¦s de que ha sincerado los precios, primero con la devaluaci¨®n del 14% del peso y despu¨¦s con la difusi¨®n de un nuevo ¨ªndice de inflaci¨®n, que reemplaz¨® al subestimado que rigi¨® desde 2007.
El Gobierno de Fern¨¢ndez apunta a bajar la inflaci¨®n a un nivel por debajo del 25%, cinco puntos menos del que supuestamente es el nivel actual, seg¨²n las fuentes del mercado que frecuenten a los altos cargos. No est¨¢ claro cu¨¢l es ese nivel, pero si se combina la informaci¨®n de los ¨ªndices de precios al consumidor (IPC) que elaboraban nueve provincias hasta el a?o pasado con el nuevo indicador cre¨ªble que en enero difundi¨® Argentina, se puede concluir que la inflaci¨®n ronda el 29,8% anual.
?C¨®mo har¨¢ el Ejecutivo para bajar una inflaci¨®n que supera el 20% anual desde 2007 (la excepci¨®n fue el 15% de 2009, por la Gran Recesi¨®n mundial) y que se acerca al 30% tras la depreciaci¨®n de la moneda? Por un lado, busca reforzar y amplios acuerdos de precios con industrias y supermercados para productos de consumo masivo y la Comisi¨®n Nacional de Valores amenaza con castigar ¡°pr¨¢cticas desestabilizadoras¡± con los costes y el desabastecimiento del mercado, pero por otro lado ha iniciado un ajuste fiscal y monetario que busca resguardar a los pobres, que suponen un cuarto de la poblaci¨®n argentina.
El Gobierno espera reducir el d¨¦ficit fiscal, que no es tan alto (2% del PIB) , pero es financiado con emisi¨®n monetaria, lo que en este contexto impacta en la inflaci¨®n, seg¨²n reconocen economistas cercanos al kirchnerismo como Aldo Ferrer. Por una parte, augura que la devaluaci¨®n mejorar¨¢ las exportaciones y, por ende, la recaudaci¨®n de los tributos que las gravan en Argentina. Por otra, ha puesto en marcha una ¡°correcci¨®n del gasto¡±. La palabra ajuste no gusta al kirchnerismo.
Para empezar, en enero recort¨® en 2.400 millones de pesos (306 millones de d¨®lares) anuales las subvenciones a los colectivos (autobuses) de Buenos Aires, con lo que el billete se encareci¨® el 66%. Para continuar, los m¨¢ximos funcionarios del Ejecutivo han admitido p¨²blicamente que reducir¨¢n las subvenciones a la tarifa de electricidad en Buenos Aires, pero puertas adentro aclaran que esa disminuci¨®n afectar¨¢ solo a los ricos y la clase media y excluir¨¢ a los hogares pobres.
El Banco Central comenz¨® a absorber pesos con letras cuyo rendimiento rondan entre el 28% y el 30%, por primera vez similar a la inflaci¨®n despu¨¦s de a?os en que mantuvo los tipos de inter¨¦s por debajo de ella para alentar la actividad econ¨®mica. El alza de tipos, que se traslad¨® a los dep¨®sitos a plazo, tuvo un doble objetivo: reducir la inflaci¨®n y evitar que la devaluaci¨®n alentara una estampida de ahorradores hacia la compra de d¨®lares, tradicional refugio de los ricos y la clase media de Argentina a partir de las recurrentes crisis cambiarias desde la d¨¦cada del 70. En lo que va de 2014, la autoridad monetaria ha retirado de circulaci¨®n 34.900 millones de pesos (4.462 millones de d¨®lares) en un intento por tranquilizar al mercado. La base monetaria, que est¨¢ compuesta por el dinero en circulaci¨®n y las reservas de los bancos en el Banco Central, viene creciendo al 21% anual, menos que el ritmo de la inflaci¨®n y que en los a?os anteriores.
Los operadores que frecuentan a los funcionarios saben que los tipos altos no quedar¨¢n para toda la vida sino en la medida en que necesiten seguir absorbiendo pesos y dando se?ales de que la inflaci¨®n bajar¨¢. No subir¨¢n tampoco por encima del IPC si con el nivel actual pueden cumplir con la tarea de quitar liquidez monetaria. Adem¨¢s, analistas privados prev¨¦n en contra de la opini¨®n del Gobierno que la devaluaci¨®n y los ajustes pueden llevar a Argentina a la recesi¨®n. En 2013, el PIB se expandi¨® el 3,1% en los primeros nueve meses.
Los altos funcionarios kirchneristas reconocen que la devaluaci¨®n fue una respuesta a la p¨¦rdida de competitividad que sufr¨ªan varios sectores de la econom¨ªa, desde industrias hasta producciones agr¨ªcolas de fuera de la rica regi¨®n pampeana, como las aceitunas o el vino. Pero como cualquier devaluaci¨®n afecta a la sociedad, por la consiguiente subida de precios, y al mercado, por la incertidumbre que provoca, el Gobierno adopt¨® diversas medidas de compensaci¨®n, incluidas las subidas de las pensiones y de la ayuda escolar y la creaci¨®n de una subvenci¨®n a los j¨®venes que no trabajan ni estudian a cambio de que vuelvan a formarse, y prev¨¦ otras m¨¢s.
Fern¨¢ndez se ven¨ªa resistiendo a una devaluaci¨®n desde 2011. Instaur¨® entonces restricciones y prohibiciones para el acceso de empresas y personas a las divisas, el llamado cepo cambiario, con lo que cobr¨® impulso un mercado ilegal de cambios, peque?o, pero influyente en las expectativas econ¨®micas. El d¨®lar all¨ª cuesta 11,90 pesos, mientras en la plaza oficial, 7,83. Para evitar que la depreciaci¨®n brusca del 22 y el 23 de enero, que llev¨® el d¨®lar de 6,87 pesos a 8,02, impulsara a que los ahorradores compraran d¨®lares en el mercado ilegal, el 24 de ese mes el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que tambi¨¦n se incorpor¨® al Gobierno en noviembre, y Kicillof anunciaron que los ciudadanos volver¨ªan a poder comprar un cupo de d¨®lares para ahorro, despu¨¦s de 19 meses de abstinencia. En los primeros d¨ªas lleg¨® a haber 50.000 operaciones diarias, pero en febrero se fue estabilizando en 10.000. En parte, porque al principio muchos argentinos se quitaron las ganas contenidas de adquirir d¨®lares en forma legal y a menor precio que en el mercado llamado blue (azul), pese a que bien podr¨ªa apodarse black (negro). En parte, porque el Banco Central oblig¨® a los bancos a vender divisas y baj¨® el d¨®lar a la cotizaci¨®n actual.
La calma posterior a la devaluaci¨®n de aquellos dos d¨ªas de enero llev¨® a que los exportadores de productos agr¨ªcolas, principales bienes que Argentina vende al mundo, dejaran de retrasar sus ventas al exterior. En el Gobierno se jactan de que grandes agricultores y multinacionales de la comercializaci¨®n internacional de granos advirtieron de que la nueva tasa de cambio era competitiva y estable.
Pero en el kirchnerismo no quieren mantener el peso m¨¢s o menos fijo al d¨®lar m¨¢s que por un tiempo. Las autoridades admiten que la tasa de cambio, despu¨¦s de que se estabilice con la cosecha agr¨ªcola en abril, deber¨¢ acompa?ar la evoluci¨®n de la inflaci¨®n. Es decir, volver¨ªa a haber otras depreciaciones de la moneda argentina, aunque ya no tan bruscas como la de enero. Adem¨¢s, si el Gobierno logra su objetivo de bajar la inflaci¨®n, tambi¨¦n se har¨¢ menos necesaria la correcci¨®n de la tasa de cambio. Pero en la dupla Kicillof-F¨¢brega no quieren volver a la apreciaci¨®n real (ajustada por inflaci¨®n) del peso, que sucedi¨® entre 2007 y 2012, cuando el d¨®lar se encarec¨ªa cada a?o mucho menos que el IPC provincial. Ahora calculan que se ha recuperado la competitividad cambiaria de 2010.
Las reservas del Banco Central argentino, clave para la estabilidad del peso, hab¨ªan batido un m¨¢ximo hist¨®rico a principios de 2011, cuando llegaron a 52.000 millones de d¨®lares, pero meses despu¨¦s cayeron unos 5.000 millones y entonces Fern¨¢ndez impuso el cepo cambiario en octubre de aquel a?o. Las reservas siguieron cayendo hasta 32.000 millones en noviembre pasado, cuando la presidenta de Argentina decidi¨® renovar su equipo econ¨®mico y pol¨ªtico, un mes despu¨¦s de la magra victoria electoral del kirchnerismo en las elecciones legislativas. La cancelaci¨®n de deuda externa p¨²blica y privada y el d¨¦ficit comercial de sectores como energ¨ªa, industrias del coche y electr¨®nica y turismo explican el descenso.
La ca¨ªda de reservas continu¨® hasta despu¨¦s de la devaluaci¨®n, porque los exportadores retrasaron sus ventas al exterior a la expectativa de m¨¢s depreciaciones y los importadores adelantaron compras por el mismo motivo. Pero desde hace dos semanas, con la nueva estabilidad cambiaria, los recursos del Banco Central se han mantenido relativamente quietos por encima de 27.000 millones. Las autoridades esperan que con el tiempo la cifra se recupere porque toda devaluaci¨®n abarata la producci¨®n local, con lo que estimula la exportaci¨®n y desalienta la importaci¨®n. De hecho, el d¨¦ficit de divisas por el turismo ha bajado en el primer mes posdevaluaci¨®n de 57 millones de d¨®lares mensuales a 32 millones. Menos argentinos vacacionan en este verano austral en Miami, el Caribe, Brasil o Uruguay, destinos que cambian por las playas de aguas m¨¢s fr¨ªas de la provincia de Buenos Aires.
Pero para recuperar reservas el Gobierno necesita tambi¨¦n que lleguen inversiones, tanto de argentinos que tienen el dinero en el exterior como de extranjeros. Y para eso no solo basta la se?al positiva para los mercados de que Argentina est¨¢ a punto de sellar el acuerdo definitivo de indemnizaci¨®n a Repsol por la expropiaci¨®n del 51% de YPF. En el Ejecutivo admiten que los controles de cambio, que pr¨¢cticamente impiden girar beneficios al extranjero, deben ir quit¨¢ndose de a poco para atraer al capital. Por eso el levantamiento parcial del cepo cambiario anunciado el 24 de enero es solo el comienzo.
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