Reanimar la vivienda
La recuperaci¨®n econ¨®mica esperada se consolidar¨ªa con una pol¨ªtica inmobiliaria afortunada
Es improbable que se pueda concretar una recuperaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola, entendiendo por tal un crecimiento econ¨®mico interanual sostenido que permita una reducci¨®n sustancial del empleo, sin contar con el repunte del mercado inmobiliario. El estallido de la burbuja inmobiliaria, provocada por un mercado de tipos bajos de inter¨¦s, cr¨¦dito indiscriminado y precios altos, ignorado por todos los Gobiernos desde 1998, es causa del diferencial recesivo de la econom¨ªa espa?ola respecto de otras que se han recuperado con m¨¢s rapidez y equilibrio. A pesar de las excusas pol¨ªticas habituales, que se pueden resumir en ¡°era muy dif¨ªcil saber que viv¨ªamos en una inflaci¨®n artificial de la vivienda¡±, lo cierto es que varias instituciones advirtieron machaconamente sobre el estallido de los precios del metro cuadrado y las nefastas consecuencias de una ca¨ªda brusca de los precios. De hecho, alguna campa?a electoral de 2004 se sustent¨® sobre la urgencia de cambiar el patr¨®n de crecimiento.
La cuesti¨®n esencial hoy es si el mercado inmobiliario ha purgado sus excesos, como se dice habitualmente con una met¨¢fora puritana, y est¨¢ en condiciones de recomponerse como un activo econ¨®mico y financiero s¨®lido para los inversores y un modo de crecimiento para la econom¨ªa. La primera impresi¨®n, que tendr¨ªa que ser contrastada por an¨¢lisis repetidos, es que la ca¨ªda del precio es insuficiente; ser¨ªa beneficioso limar los precios del mercado entre un 15% y un 20% m¨¢s. Algunos indicadores indirectos lo corroboran, como, por ejemplo, las dificultades de la Sareb para desprenderse de los inmuebles en dep¨®sito.
Pero la aparici¨®n de nuevos inversores en el mercado inmobiliario espa?ol indica que la reanimaci¨®n puede llegar antes de lo previsto. Los m¨¢rgenes de negocio que buscan los inversores ya no est¨¢n en la construcci¨®n ni en la promoci¨®n ¡ªmatriz del contubernio pol¨ªtico con el ladrillo de tan nefastos resultados no solo para la econom¨ªa y el empleo, sino para la salud democr¨¢tica¡ª, sino en la prestaci¨®n de servicios inmobiliarios. A pesar de que los inversores reci¨¦n llegados intenten explotar esta veta de actividad, la profundidad del ajuste de precios de la vivienda (todav¨ªa no completado) determinar¨¢ la fortaleza del mercado en los pr¨®ximos a?os.
El papel del legislativo es esencial. Se trata, al menos, de no repetir los errores que facilitaron la burbuja. Es importante, por tanto, no estimular la adquisici¨®n de vivienda con subterfugios o desgravaciones fiscales. La creaci¨®n de la burbuja no se explica por la mera relaci¨®n an¨®mala entre precios (altos), oferta (excesiva) y demanda elevada, sino por el desequilibrio en la estructura del mercado. No existe un mercado de alquiler a pesar de los intentos bienintencionados del Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero; y si existe alguna pol¨ªtica correcta de incentivos que deba aplicarse hoy es precisamente el est¨ªmulo al alquiler. No hay tarea m¨¢s urgente en el mercado inmobiliario que esa. Es notorio que el Gobierno se ha desentendido de la vivienda, cuando es obvio que se necesitan se?ales econ¨®micas que orienten (sin que quepa intervenci¨®n) al mercado para reestructurar la propiedad y el alquiler. La recuperaci¨®n econ¨®mica esperada se consolidar¨ªa con una pol¨ªtica de vivienda afortunada.
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