Hacia la Gran Regresi¨®n
Nada se habla de la recuperaci¨®n de las condiciones cotidianas de los ciudadanos en el bienestar ni en la regeneraci¨®n de la vida pol¨ªtica, aunque el Gobierno insiste en los datos que supuestamente avalan el final de la crisis.
El mismo a?o en el que, felizmente, algunos datos macroecon¨®micos permiten debatir sobre el final de la crisis, apenas se entrev¨¦ nada sobre la recuperaci¨®n de las condiciones cotidianas de los ciudadanos en materia de bienestar y, mucho menos, sobre la regeneraci¨®n de la vida pol¨ªtica, que es un asunto que sobrevivir¨¢ a la crisis econ¨®mica. Esta es la realidad a pesar de que la intensa propaganda del Gobierno pretenda convertir las ocas en cisnes.
A mes y medio de unas elecciones europeas que todas las ¨¦lites consideran trascendentales, no hay apenas ambiente de las mismas. Si se consolidan los niveles de abstenci¨®n que prev¨¦n los sondeos, el 25 de mayo nos recordar¨¢ brutalmente la crisis existencial que padece la Uni¨®n Europea. Tratando de adormecer a los votantes, el PP no se ha dignado hasta ahora proporcionar candidato a esos comicios, ni lista electoral y, lo que es peor, ni programa. No sabemos como pretende el PP cambiar la realidad que expresaba el ¨²ltimo Eurobar¨®metro, que dec¨ªa que s¨®lo el 31% de los europeos confiaba en la UE (un poco m¨¢s de la mitad de los que lo hac¨ªan antes de la crisis: el 57%).
Para avalar al PP s¨®lo disponemos del programa electoral con el que gan¨® las elecciones generales de 2011, y ya sabemos lo que ha dado que s¨ª. Un programa que dec¨ªa que era ¡°un programa contra la resignaci¨®n. Un programa para crecer y generar empleo, para apoyar a nuestros emprendedores y para garantizar la educaci¨®n, la sanidad y el bienestar de todos, sin excepci¨®n¡±; un programa en el que se escrib¨ªa que ¡°nos preocupan los j¨®venes, su futuro, su educaci¨®n, sus oportunidades de empleo¡±, en el que se afirmaba que ¡°el di¨¢logo sincero y el respeto son siempre esenciales para que los cambios y las reformas sean estables y fecundos¡±. Un programa en el que uno de sus seis ejes fundamentales era ¡°el fortalecimiento institucional y la regeneraci¨®n pol¨ªtica. Necesitamos instituciones fiables, previsibles, la vuelta al respeto de la ley y a la seguridad jur¨ªdica¡±.
El 25 de mayo nos recordar¨¢, brutalmente, la crisis existencial que padece la UE
Los ciudadanos necesitan saber qu¨¦ van a hacer los representantes de su Gobierno en las instituciones europeas. Qu¨¦ ocurre con sus demandas en una coyuntura determinada por su volumen de desempleo (26 millones de europeos en paro, de los cuales casi seis corresponden a nuestro pa¨ªs, y en el que sobresalen dos colectivos, los j¨®venes y los parados de larga duraci¨®n, en permanente crecimiento) y, ahora mismo, por las posibilidades de una deflaci¨®n que es especialmente da?ina en pa¨ªses como Espa?a, Portugal, Grecia, Chipre o Eslovaquia. En estos pa¨ªses, las tasas negativas en la variaci¨®n de los precios de consumo est¨¢n motivadas en buena parte por la bajada continua de salarios, lo que conduce a un mayor empobrecimiento de sus sociedades.
Es positivo que est¨¦ a punto de lograrse la Uni¨®n Bancaria para que en el futuro la carga de las dificultades de las entidades financieras no repercuta sobre los contribuyentes. Es m¨¢s inquietante que el monopolio de la discusi¨®n durante los ¨²ltimos meses haya sido s¨®lo esa Uni¨®n Bancaria y apenas se hayan abordado problemas como los anteriores o como que las personas en riesgo de exclusi¨®n en la zona lleguen al 25% del total.
La pasada semana se hizo p¨²blico el informe que los <CF1001>hombres de negro </CF>de Bruselas y Fr¨¢ncfort han hecho sobre Espa?a, despu¨¦s del programa de rescate financiero de 41.000 millones de euros. Mientras nuestro pa¨ªs no pague el 75% de esa deuda, all¨¢ por el a?o 2026, los hombres de negro vendr¨¢n dos veces por a?o a Madrid a supervisar nuestras cuentas.
M¨¢s all¨¢ de las alabanzas por lo conseguido y de los reproches por las reformas prometidas y no puestas en marcha (la autoridad fiscal independiente o la liberalizaci¨®n de los servicios profesionales), los responsables de la Comisi¨®n y del Banco Central Europeo recordaron que el d¨¦ficit p¨²blico tiene que estar en el a?o 2016 en el 2,8% del PIB. Lo que significa que en tres a?os se ha de pasar del 6,6% a ese porcentaje: un esfuerzo fiscal (por incremento de la recaudaci¨®n, por la reducci¨®n del gasto p¨²blico o por una mixtura de ambos) de 38.000 millones de euros. Eso es lo que exige Europa a nuestro pa¨ªs.
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