¡°Nunca ha habido tanta riqueza privada en el ¨²ltimo siglo¡±
Solo en contadas ocasiones, un libro provoca tal revoluci¨®n que fuerza a adelantar la publicaci¨®n de su edici¨®n en otro idioma. Y menos a¨²n si ese libro est¨¢ originalmente publicado en franc¨¦s y es de Econom¨ªa. Pero es lo que ha pasado con ¡°El capital en el siglo XXI¡±, Thomas Piketty (Paris, 1971), que aborda la evoluci¨®n de la riqueza y la desigualdad a lo largo de la historia. Piketty explica por tel¨¦fono sus tesis, que han suscitado el entusiasmo entre algunos referentes de la izquierda. ¡°Mis conclusiones no son importantes, lo importante es que cada uno saque las suyas propias y abramos un debate que nos ata?e a todos¡±.
Pregunta: ?Por qu¨¦ cree que su libro ha recibido tanta atenci¨®n?
Respuesta: La desigualdad siempre ha sido un tema de debate pero durante mucho tiempo se abord¨® desde una perspectiva ideol¨®gica. La novedad de este libro es que aporta datos y evidencia hist¨®rica sobre la evoluci¨®n de la distribuci¨®n de la renta y de la riqueza. Hemos recabado informaci¨®n en casi 30 pa¨ªses, fruto de un trabajo colectivo. El principal objetivo del libro es ofrecer una interpretaci¨®n coherente de esa evidencia hist¨®rica e intentar establecer lecciones para el futuro.
P. ?Por qu¨¦ se ha disparado la desigualdad en esta salida de la crisis?
R. Las tasas de crecimiento muy bajas, como las que registra ahora Europa, son una fuerza muy poderosa que propicia un aumento de la desigualdad porque ah¨ª es f¨¢cil que el rendimiento del capital, de la riqueza, tienda a ser mayor que la del PIB. Pero una de las paradojas, especialmente en Europa, es que aunque la deuda p¨²blica es elevada, nunca ha habido una riqueza privada tan grande en el ¨²ltimo siglo. En pa¨ªses como Francia, Reino Unido, Espa?a o Italia la riqueza neta del sector privado equivale a entre cinco y seis a?os de renta nacional, de PIB. Hay que remontarse a 1910 para encontrar datos similares. La buena noticia es que es mejor tener riqueza que deuda, aunque los gobiernos sean pobres y muchos ciudadanos tambi¨¦n. Eso permite observar que los fundamentos econ¨®micos en Europa son mucho mejores de lo que tendemos a creer. El problema reside m¨¢s en nuestras instituciones, en c¨®mo nos organizamos. Una moneda ¨²nica sin una pol¨ªtica fiscal ni un presupuesto com¨²n es un sistema muy complicado y no estoy seguro de que sea una organizaci¨®n razonable. La buena noticia es que eso se puede cambiar.
Una moneda ¨²nica sin pol¨ªtica fiscal ni presupuesto com¨²n no es razonable¡±
P. Pero aquellos niveles de desigualdad dieron paso a una guerra mundial y en la Gran Depresi¨®n...
R. Creo que lo podemos hacer mejor que entonces. La distribuci¨®n de la riqueza hoy es menos desigual, contamos con una clase media que posee buena parte de la riqueza. La pregunta es: ?vamos a aumentar esa clase media y el proceso hist¨®rico de redistribuci¨®n de la riqueza o vamos a provocar un aumento de la desigualdad y de reducci¨®n de la clase media? Es un tema serio pero a¨²n hay tiempo de corregirlo. Algunos han calificado mi libro como una visi¨®n apocal¨ªptica del futuro y yo no me reconozco en esas acusaciones. De hecho soy bastante optimista especialmente respecto a Europa a largo plazo.
P. ?Su tesis funciona tambi¨¦n para los pa¨ªses emergentes?
R. Creo que llegado un punto los pa¨ªses emergentes se enfrentar¨¢n a las mismas cuestiones que ahora deben encarar los pa¨ªses desarrollados aunque por ahora, sus problemas son diferentes. Al final, el principal impacto del aumento de la desigualdad tiene que ver con la relaci¨®n entre el rendimiento del capital y la tasa de crecimiento de la econom¨ªa. A largo plazo hay serias razones para pensar que el ritmo de crecimiento, en particular el incremento de la poblaci¨®n, va a ralentizarse en todo el mundo, incluidos los pa¨ªses emergentes y que el rendimiento de la riqueza, especialmente para las grandes carteras de inversi¨®n, va a ser mucho mayor que el crecimiento del PIB. Eso ya sucede a nivel global, incluido China y los pa¨ªses emergentes. La riqueza de los m¨¢s ricos ha crecido dos o tres veces m¨¢s que el PIB global durante los ¨²ltimos 20 o 30 a?os. Es un claro reflejo del mecanismo que trato de explicar en el libro.
P. Tambi¨¦n ha habido periodos hist¨®ricos de reducci¨®n de la desigualdad.
R. Una de las lecciones de nuestra investigaci¨®n es que hay varios futuros posibles, seg¨²n el tipo de pol¨ªticas e instituciones que elijamos. Si el libro tiene una conclusi¨®n fundamental es que no hay un determinismo econ¨®mico que nos lleve inevitablemente en una direcci¨®n u otra. De alguna manera, tanto Marx como Kuznets estaban equivocados. Sus predicciones eran opuestas pero el nexo com¨²n es que cre¨ªan en que el futuro era inexorable y yo no comparto esa conclusi¨®n.
P. ?Qu¨¦ medidas habr¨ªa que adoptar para reducir esa desigualdad?
R. La forma m¨¢s racional es apostar por la fiscalidad progresiva sobre las rentas y tambi¨¦n sobre la riqueza neta de los individuos. De esa forma, redistribuyes de una forma m¨¢s equilibrada las ganancias de la globalizaci¨®n y la soluci¨®n ideal ser¨ªa hacerlo a nivel global o con la mayor coordinaci¨®n posible. En todo caso, cada pa¨ªs puede modificar su sistema fiscal para facilitar una mayor movilidad de las rentas y la riqueza. Por ejemplo, en muchos pa¨ªses tienen un impuesto sobre el Patrimonio que generalmente es proporcional al valor de la propiedad. Ser¨ªa mejor eliminar ese impuesto e introducir un impuesto progresivo sobre la riqueza neta. Eso reducir¨ªa la fiscalidad que soporta la gente que est¨¢ intentando comprarse una propiedad y acumular riqueza y aumentar¨ªa sobre aquellos que ya poseen millones y millones en activos.
P. En un mundo con para¨ªsos fiscales e ingenier¨ªa fiscal, no parece tan sencillo aplicar su plan
Fue un error de la tercera v¨ªa de Blair ir en contra de la progresividad¡±
R. Depende de qu¨¦ parte. La reducci¨®n de los impuestos para quienes acumulan poca riqueza es f¨¢cil de aplicar. Por lo que respecta a las grandes fortunas, la Uni¨®n Europea representa una cuarta parte del PIB mundial y Estados Unidos otro tanto. Y si se proponen de verdad batallar contra los para¨ªsos fiscales e imponer sanciones sobre los pa¨ªses que no cooperen, creo que son suficientemente poderosos para lograrlo. EE UU acab¨® con el secreto bancario de los bancos suizos, por ejemplo.
P. ?Sus tesis representan una nueva tercera v¨ªa para los partidos de izquierdas?
R. Creo que debemos repensar completamente qu¨¦ tipo de instituciones fiscales y de pol¨ªtica econ¨®mica necesitamos para regular el capitalismo moderno y una distribuci¨®n moderna de las rentas y la riqueza. Pero el tipo de tercera v¨ªa que impuls¨® Tony Blair en los a?os 90 estaba en contra de la progresividad fiscal y creo que fue un error porque al final la progresividad fiscal es el tipo de regulaci¨®n que es m¨¢s favorable al funcionamiento del mercado. Si quieres preservar la apertura de los mercados y la globalizaci¨®n creo que es mejor tener una fiscalidad progresiva que imponer barreras comerciales o controles de capital.
P. Digamos entonces que reformula la pol¨ªtica econ¨®mica de la izquierda
R. El objetivo principal de este libro no es llegar a una conclusi¨®n pol¨ªtica sino facilitar las herramientas para que cada uno adopte su propia posici¨®n. Incluso si la gente discrepa de las conclusiones que yo traslado de mi investigaci¨®n creo que el an¨¢lisis puede ser ¨²til e interesante para todo el mundo. Mi principal mensaje es que la econom¨ªa no es una cuesti¨®n reservada a los expertos sino que es algo que ata?e a todo el mundo.
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