La caja que se trag¨® el ladrillo
Caixa Catalunya invirti¨® m¨¢s de 4.500 millones en una gran promotora con 80 filiales
Contaba Narc¨ªs Serra que una de las primeras decisiones que tom¨® al asumir la presidencia de Caixa Catalunya en 2005 fue la de impartir un curso de finanzas a los miembros del Consejo de Administraci¨®n de la entidad antes de cada reuni¨®n. A la pr¨¢ctica, eso significaba que el m¨¢ximo ¨®rgano de gobierno de la caja vinculada a la Diputaci¨®n de Barcelona ¡ªcontrolada entonces por el PSC¡ª confiaba ciegamente en la estrategia del director general, entonces Josep Maria Loza ¡ªque sali¨® con una indemnizaci¨®n de 10 millones de euros¡ª, y su entorno. Hoy una cincuentena de miembros del consejo de la entidad en 2010, incluido Serra, est¨¢n imputados por cobros ¡°desproporcionados¡± en plena crisis.
La que fue la segunda caja de ahorros catalana decidi¨® aprovechar la burbuja inmobiliaria para romper las fronteras que hasta entonces la encorsetaban en su comunidad. Como muchas otras entidades, Caixa Catalunya se lanz¨® a financiar a promotores. Pero adem¨¢s, la entidad arm¨® su brazo inmobiliario Procam, que se plant¨® en el arranque de la crisis como una de las diez mayores sociedades del sector. La compa?¨ªa constituy¨® m¨¢s de 80 filiales que agrupaban una inversi¨®n total de 4.500 millones de euros. La promotora empez¨® a levantar promociones, en ocasiones sola y en otras con promotoras locales. Lo hizo sobre todo en el litoral mediterr¨¢neo, pero tambi¨¦n se aventur¨®, por ejemplo, a construir un gran desarrollo tur¨ªstico en el Algarve portugu¨¦s.
Su estrategia de expansi¨®n se bas¨® tambi¨¦n en captar clientes en otras comunidades a trav¨¦s de la concesi¨®n de hipotecas, en especial a clientes que hab¨ªan sido rechazados por otras cajas y bancos. A ello contribuy¨® que en esa ¨¦poca el departamento de riesgos dependiera de la direcci¨®n comercial. Al comienzo de la crisis, Caixa Catalunya era ya la segunda entidad con mayor morosidad del sistema, solo por detr¨¢s de Caja Castilla-La Mancha. El 32% de las hipotecas de su balance hab¨ªan sido concedidas por m¨¢s del 80% del valor de tasaci¨®n de los activos. Eso era una aut¨¦ntica bomba de relojer¨ªa que hubiera estallado si el Estado no hubiera empezado a bombear fondos p¨²blicos.
Para tratar de tapar la herida, la entidad se fusion¨® en 2010 con las cajas de Tarragona y Manresa y recibi¨® un primer cr¨¦dito del Fondo de Reestructuraci¨®n Ordenada Bancaria (FROB) de 1.250 millones de euros. Sin embargo, esos fondos fueron insuficientes para parar la hemorragia que provoc¨® la acumulaci¨®n de activos t¨®xicos en su balance. La entidad fue nacionalizada primero y luego capitalizada con fondos procedentes de la Uni¨®n Europea. En total, la entidad ha recibido 12.050 millones de euros procedentes del bolsillo de los contribuyentes, a los que hay que sumar otros 572 millones que se inyectaron para vender la cartera de hipotecas t¨®xicas, que finalmente se qued¨® Blackstone.Ese a?o, el de la inyecci¨®n de capital con fondos de la Uni¨®n Europea, CatalunyaCaixa acab¨® con unos n¨²meros rojos de 11.856 millones de euros que en 2013 logr¨® remontar al apuntarse un beneficio de 532,2 millones que consigui¨® gracias a los cr¨¦ditos fiscales, que ascendieron a 2.023 millones de euros, y el burden sharing, es decir, el capital que pudo obtener gracias a que los tenedores de instrumentos h¨ªbridos ¡ªpreferentes y deuda subordinada¡ª asumieron parte de las p¨¦rdidas.
La entidad tampoco ha sido ajena a los esc¨¢ndalos a prop¨®sito de los sueldos de los directivos y el consejo. El antiguo presidente de la caja, Adolf Tod¨®, fue despedido de forma procedente para evitar el pago de 4,5 millones de euros. Sin embargo, Tod¨® gan¨® el primer asalto judicial despu¨¦s de que el juez sentenciara que deb¨ªa ser readmitido o bien indemnizado con 1,2 millones de euros.
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