La gran batalla del euro
Qu¨¦ va antes en el plan Draghi ?la ortodoxia y las reformas o la demanda y la inversi¨®n p¨²blica?
Por sus resultados los conocer¨¦is. Las medidas del Banco Central Europeo (BCE) del d¨ªa 4 de septiembre y de su anterior consejo ¡ªla reducci¨®n casi a cero del tipo de inter¨¦s y el anuncio de inundaci¨®n de liquidez por la v¨ªa de compra de deuda privada¡ª-han tenido efectos tangibles, todos buenos. Se redujo el tipo de cambio, abaratando el euro (del entorno de 1,40 d¨®lares al del 1,30), lo que facilita las exportaciones y, pues, la recuperaci¨®n. Se ha derrumbado el tipo de inter¨¦s de la deuda perif¨¦rica, situ¨¢ndose los bonos a diez a?os en torno al 2% (estuvieron al 7,6%), y tambi¨¦n la prima de riesgo. Ha bajado el eur¨ªbor, suavizando el coste de hipotecas y otras deudas. Y la Bolsa se anima, aunque con vaivenes.
El sindicato de cr¨ªticos, incr¨¦dulos, descontentos, pesimistas y catastrofistas alega que la reacci¨®n del BCE es tard¨ªa (tiene raz¨®n) y que pagaremos por este retraso (veremos: quiz¨¢ nunca es tarde si la dicha es buena). Puntualiza (con tino) que el principal mercado de la deuda privada (los Asset backed securities, ABS) es demasiado estrecho en Europa. Critica el paquete por insuficiente (ya se comprobar¨¢, el despliegue necesitar¨¢ meses), reclamando que el BCE compre tambi¨¦n, directamente, bonos p¨²blicos (lo que proh¨ªbe el Tratado, al menos sin condiciones, y es la l¨ªnea roja de Berl¨ªn). Y se interroga sobre si la nueva gran inyecci¨®n de dinero p¨²blico no albergar¨¢ acaso nuevas desigualdades en su distribuci¨®n, lo que tiene sentido para extremar una vigilancia que lo evite.
Como se ve, unos recelos son m¨¢s fundados; otros, menos. Lo que es poco discutible es la realidad. Y esta contabiliza ya un m¨²ltiple impacto inicial positivo. La hondura de las nuevas medidas del BCE viene subrayada porque se acompa?a de una nueva doctrina, la formulada por su presidente, Mario Draghi, en la reuni¨®n de banqueros centrales de Jackson Hole, el 22 de agosto. Les exhorto a su lectura detenida, porque es la nueva tabla de la ley del giro de la pol¨ªtica econ¨®mica europea de s¨ªntesis que probablemente se producir¨¢ muy pronto (Unemployment in the euro area, www. ecb). De un new deal, un nuevo enfoque; de una nueva policy mix o combinaci¨®n de pol¨ªticas. Draghi centr¨® su discurso en el empleo, ese objetivo s¨®lo secundario en los Estatutos del BCE. Improvis¨® unas nuevas palabras m¨¢gicas prometiendo m¨¢s madera (¡°usaremos todos los instrumentos disponibles necesarios¡± para atajar la inflaci¨®n/deflaci¨®n). Y propugn¨® una combinaci¨®n de liberalismo ortodoxo y keynesianismo suave: ¡°un policy mix que combine medidas monetarias, fiscales y estructurales al nivel de la Uni¨®n y nacional¡±. O sea, mayor expansionismo monetario; una relajaci¨®n de la ortodoxia fiscal o austeridad excesiva, mediante suavizaci¨®n de la presi¨®n fiscal y ¡°un amplio programa de inversi¨®n p¨²blica¡± (los 300.000 millones prometidos por Jean-Claude Juncker), aunque dentro del Pacto de Estabilidad; y reformas liberalizadoras nacionales.
El programa de Draghi seguramente ser¨¢ el final del recorrido. Antes asistiremos, este trimestre, a una nueva batalla trepidante entre restrictivos y expansionistas, proalemanes o italianizantes: ?qu¨¦ viene antes, las reformas o la inversi¨®n; la oferta o la demanda; la ortodoxia o la flexibilizaci¨®n? La velocidad y la victoria en la primera etapa tambi¨¦n contar¨¢n. A no ser que surja un amplio acuerdo para cumplir todos los deberes simult¨¢neamente. Ojal¨¢.
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