La econom¨ªa de Brasil se atasca
La actividad del mayor mercado sudamericano, ejemplo de empuje durante una d¨¦cada, se frena debido al par¨®n de las exportaciones y la fatiga del consumo interno
Muchos especialistas lo auguraban desde hac¨ªa tiempo y por fin se confirm¨® hace dos semanas: la econom¨ªa brasile?a, la s¨¦ptima del mundo, encadenaba dos trimestres de retroceso del PIB y entraba en lo que en la jerga de los economistas se denomina ¡°recesi¨®n t¨¦cnica¡±. Paralelamente, la agencia de calificaci¨®n Moody¡¯s bajaba la semana pasada un pelda?o la nota del pa¨ªs, pasando de ¡°estable¡± a ¡°negativa¡±. Ni las cifras ni la calificaci¨®n de la agencia son alarmantes, pero s¨ª significativas: desde enero a marzo el PIB brasile?o recul¨® 0,2 puntos porcentuales: en los ¨²ltimos tres meses lo ha hecho 0,6 puntos. M¨¢s que el alcance, lo importante es la novedad. En los ¨²ltimos a?os, Brasil s¨®lo registr¨® n¨²meros rojos en el ¨²ltimo trimestre de 2008 y en el primero de 2009, esto es, en los peores d¨ªas la vor¨¢gine de la crisis planetaria que sacudi¨® el mundo financiero.
Otros pa¨ªses se quedaron ah¨ª, en el agujero, pero Brasil, animado por un consumo interno pujante, las exportaciones a China y un ciclo econ¨®mico en alza, remont¨® de inmediato. Hasta ahora. Hoy, sin aliento, el pa¨ªs parece condenado a detenerse a fin de recuperar fuerzas. La mayor¨ªa de los especialistas coinciden en que es una parada casi t¨¦cnica, una suerte de tiempo muerto para recomponer l¨ªneas antes de comenzar de nuevo. Pero en medio de una disputada campa?a electoral a tres bandas cuyo primer asalto se resolver¨¢ el pr¨®ximo 5 de octubre, la noticia de la recesi¨®n tuvo el efecto de un ladrillo en un estanque. Los candidatos a la presidencia, Marina Silva, por el Partido Socialista Brasile?o (PSB), y A¨¦cio Neves, del m¨¢s conservador Partido Socialdem¨®crata Brasile?o (PSDB), se apresuraron a acusar a la presidenta Dilma Rousseff ¡ªque aspira a un segundo mandato¡ª de no reconocer sus errores y de haber llevado al pa¨ªs a una v¨ªa muerta. Neves fue expl¨ªcito: ¡°Usted va a entregar un Brasil peor del que lo encontr¨® y eso ocurre por primera vez en nuestra historia moderna¡±.
De 2003 a 2010, coincidiendo con los dos Gobiernos del carism¨¢tico Luiz In¨¢cio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), Brasil creci¨® una media desaforada del 4% anual. Ni siquiera la crisis econ¨®mica que entramp¨® a Europa y maniat¨® a Estados Unidos signific¨® un obst¨¢culo insalvable en su trayectoria ascendente y s¨ª un tropez¨®n olvidable. Un c¨ªrculo m¨¢gico de exportaciones exitosas, sobre todo de soja y principalmente a China, cr¨¦dito f¨¢cil que llegaba a las familias deseosas de gastar y adquirir, un escaso desempleo tendente a desaparecer, redistribuci¨®n de riqueza gracias a la acci¨®n decidida del Gobierno que empujaba la subida de salarios que a su vez revert¨ªan en las empresas gracias al gasto y al consumo, fueron los elementos clave que sirvieron para alimentar una rueda imparable que logr¨® que el pa¨ªs diera un gran paso adelante. El paro descendi¨® desde un 13% en 2004 a un 5% en 2014. Y el nivel de renta medio se elev¨® de 700 reales (230 euros) en 2003 a cerca de 1.100 (300 euros) en 2013. Brasil vivi¨® el mejor de los mundos posibles. ¡°A veces ocurre: una alineaci¨®n de los astros. Lula tiene el m¨¦rito de haber sabido aprovechar las circunstancias. Pero chup¨® tanto la naranja que a Dilma Rousseff, que accedi¨® al poder en 2010, s¨®lo le qued¨® la c¨¢scara. Fue una ¨¦poca fant¨¢stica. Pero acab¨®. Todo lo bueno acaba¡±, dice Luiz Carlos Mendon?a de Barros, economista, exministro de Comunicaci¨®n con el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso y actual director de la agencia Questinvest.
Durante este periodo de bonanza econ¨®mica, Brasil experiment¨® una aut¨¦ntica revoluci¨®n social: m¨¢s de treinta millones de personas, de una poblaci¨®n de 200 millones, pas¨® de sustentar la econom¨ªa sumergida a gozar de contratos de trabajo y a pagar impuestos. Con un nuevo salario mensual medio que bascula entre los 1.000 y los 3.000 reales (de 350 a 1.000 euros), esta nueva clase social (denominada la clase C) fue la que, empujada por los cr¨¦ditos bajos, tir¨® del consumo interno (que constituye el 60% del PIB total del pa¨ªs) y empuj¨® la econom¨ªa durante esos a?os de bonanza. ¡°La paradoja es que esa franja de poblaci¨®n, a la que el PT sac¨® de la pobreza y coloc¨® con un contrato de trabajo y garant¨ªas de cr¨¦dito, ahora paga impuestos y empieza a fijarse en otras alternativas pol¨ªticas adem¨¢s de la del PT. Incluso mira a la derecha¡±, dice Mendon?a.
¡°Las familias han llegado al l¨ªmite de su endeudamiento¡±, apunta un analista
Los datos son apabullantes: en esta d¨¦cada prodigiosa brasile?a, el porcentaje de personas que han pasado de clase D a C, con contrato de trabajo (y con posibilidades de pedir cr¨¦ditos y, por lo tanto, de tener vacaciones o subsidio de desempleo, hasta convertirse en aut¨¦nticos aspirantes a consumidores) ha pasado de ser de 1/3 a 2/3. Una completa inversi¨®n que ha transformado el pa¨ªs. Entre 2004 y 2012, el consumo interno brasile?o se dispar¨® a una media del 7% anual. Un detalle: en 2004 la venta de coches (como la venta de casi todo) comenz¨® a aumentar: por entonces rozaba los 100.000 coches al mes. Llegaron, en enero de 2012, a sobrepasar los 300.000. Esta superproducci¨®n automovil¨ªstica explica (adem¨¢s de ciertos desastres urban¨ªsticos) los ingentes atascos que atenazan hoy por hoy las grandes ciudades brasile?as, especialmente R¨ªo de Janeiro o S?o Paulo, convirtiendo en clave el tema de la movilidad urbana en la campa?a electoral.
El punto ¨¢lgido de este crecimiento coincidi¨® con la mayor protesta callejera de la historia moderna de Brasil. Miles de personas, en junio de 2013, salieron masivamente a la calle, sobre todo en S?o Paulo y R¨ªo de Janeiro, en una oleada imprevista que sorprendi¨® a todo el pa¨ªs ¡ªincluido el Gobierno¡ª demandando mejores servicios de transporte, de educaci¨®n y de salud, y clamando contra ¨¦l, seg¨²n los manifestantes, despilfarrador presupuesto para el Mundial de f¨²tbol. El detonante de la protesta fue, precisamente, una m¨ªnima subida del billete de autob¨²s en algunas ciudades (que posteriormente fue retirada), pero que constituy¨® la gota que colm¨® el vaso de una poblaci¨®n que aspira a ingresar de una vez en el primer mundo, harta de transitar por el tercero.
Paralelamente a las protestas, en 2013, el combustible que alimentaba buena parte de esta fenomenal maquinaria, el consumo interno, comenzaba a dar s¨ªntomas de fatiga, y acab¨® agot¨¢ndose en 2014. En 2005, la deuda que soportaban los hogares brasile?os, incluyendo las hipotecas, no pasaba del 20% de la renta total. Hoy supera el 45%. ¡°Las familias ya han llegado a un l¨ªmite de endeudamiento a partir del cual se compromete decididamente su presupuesto mensual. De ah¨ª, entre otras cosas, el par¨®n del consumo, una de las causas del retroceso actual de la econom¨ªa¡±, dice Fernando Sampaio, de la LCA Consultores.
Una de las herencias de esta fiebre consumista es la inflaci¨®n, verdadero tal¨®n de Aquiles de la econom¨ªa brasile?a. El Gobierno ha respetado el l¨ªmite del 6,5% establecido por el Banco Central, pero gracias a congelar artificialmente precios como el de la gasolina, lo que afecta, de rebote, a los ingresos de la mayor empresa del pa¨ªs, la petrolera estatal Petrobras. Con todo, los especialistas recuerdan que es un dato que coincide m¨¢s o menos con la inflaci¨®n del resto de los pa¨ªses emergentes.
La clase media surgida en la ¨²ltima d¨¦cada mantendr¨¢ la actividad
El economista Antonio Correia de Lacerda a?ade que, adem¨¢s de este par¨®n en el consumo interno, las exportaciones se ralentizaron por la crisis europea y la norteamericana. Y, especialmente, la crisis argentina, que afect¨® a la baja a la venta de autom¨®viles al pa¨ªs vecino. Agrega adem¨¢s que la productividad industrial cay¨® en los ¨²ltimos a?os como consecuencia no s¨®lo del descenso de las ventas nacionales y extranjeras, sino de la falta de inversi¨®n y del peso de la ingente burocracia brasile?a. Pero asegura que todo es coyuntural y que en 2015 el crecimiento volver¨¢ a Brasil a raz¨®n de un 1,5%. Es cierto que ya no se registrar¨¢n los n¨²meros asombrosos de la pasada d¨¦cada, pero los especialistas coinciden en asegurar que, en compensaci¨®n, la econom¨ªa brasile?a entrar¨¢ o ha entrado ya ¡ªgracias a esa franja de poblaci¨®n que se ha incorporado a la legalidad¡ª en una fase de estabilidad duradera.
Una se?al de esto ¨²ltimo se encuentra en que a pesar del par¨®n hay sectores que crecen ahora y que van a seguir haci¨¦ndolo. El sector de los seguros, por ejemplo. Las empresas de este ramo, tal y como explica Jos¨¦ Carlos Macedo, de PAN Seguros, experimentan un auge gracias a la demanda de seguros de vida, de coches o de cl¨ªnicas dentales. Los clientes son ese segmento de poblaci¨®n que trata de asegurar lo que ha adquirido en los a?os de bonanza.
La marcha de la econom¨ªa se ha vuelto uno de los temas favoritos de la campa?a electoral. Dilma Rousseff aboga por un Estado intervencionista y por perseverar en las pol¨ªticas de asistencia social que su partido, el PT, ha estado llevando a cabo desde 2002. El m¨¢s conservador, A¨¦cio Neves, plantea un programa m¨¢s liberal, con un Banco Central menos a merced del Gobierno. Lo mismo Marina Silva, de origen humilde (aprendi¨® a leer a los 16 a?os), exministra de Medio Ambiente de Lula, durante muchos a?os miembro del PT, hoy cabeza de lista del Partido Socialista de Brasil, y la ¨²nica candidata capaz de arrebatarle el poder a la actual presidenta. ¡°Esa franja decisiva de poblaci¨®n, esos 30 millones de personas, ya no apoyan tanto al PT, pero jam¨¢s votar¨¢n a Neves, ya que no es uno de ellos. Por el contrario, Marina Silva, de origen muy humilde, pero con un programa econ¨®mico m¨¢s liberal, les atrae m¨¢s electoralmente¡±, explica Luiz Carlos Mendon?a de Barros.
¡°En el fondo, lo que subyace en todo, adem¨¢s, es una gran p¨¦rdida de confianza, tanto de los empresarios como de los consumidores. Y a esa falta de confianza hay que a?adir la incertidumbre. La gente no sabe qu¨¦ va a pasar y no compra. ?Y por qu¨¦ cay¨® la confianza? Pues no se sabe. Eso no lo dicen las encuestas¡±, se responde Sampaio. Este especialista a?ade que, a lo largo de los ¨²ltimos a?os, Brasil ha sufrido crisis parecidas, pero que incluso con peores cifras relativas al desempleo o a la productividad, esa confianza no se desplom¨®. ¡°Y ahora s¨ª. Es algo inclasificable. Un pesimismo dif¨ªcil de medir. Que tal vez tenga que ver con un exceso de optimismo anterior, con la certeza de que iba a ser todo tan f¨¢cil, de que no lo ha sido, y de ah¨ª la ca¨ªda repentina. Tal vez tenga que ver tambi¨¦n con las manifestaciones de hace un a?o y medio, con el desencanto que destilaron y que se convirti¨® en algo contagioso¡±.
Sampaio explica que ser¨¢ un desaf¨ªo clave del pr¨®ximo Gobierno, sea del color que sea, recuperar esa confianza para el pa¨ªs entero. ¡°Al ser algo subjetivo, puede que se salga r¨¢pidamente y volvamos a un crecimiento econ¨®mico lento, pero sin crisis alrededor, sin recesiones. Antes ten¨ªamos problemas de la balanza de pagos, de falta de d¨®lares. Ahora no ocurre eso. Tenemos una reserva de 380.000 millones de d¨®lares. Ahora es algo m¨¢s difuso, pero tambi¨¦n m¨¢s normal. Lo de antes, ese crecimiento tan desaforado, tambi¨¦n era anormal. Ahora ingresamos en la normalidad¡±.
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