De Mao a Alibaba
China ha mostrado el papel de empresas y bancos p¨²blicos para dirigir el crecimiento
Menos de cuatro d¨¦cadas han transcurrido desde la muerte del presidente Mao a la emergencia de un gigantesco conglomerado empresarial chino en Wall Street, con el nombre de uno de los protagonistas de uno de los cuentos de Las mil y una noches que m¨¢s estimula los recuerdos infantiles: Alibaba, el de los 40 ladrones. Este recorrido es una representaci¨®n bastante exacta de la aceleraci¨®n del tiempo hist¨®rico en el gigante asi¨¢tico que practica ese ox¨ªmoron denominado ¡°comunismo de mercado¡±.
El consenso de los expertos subraya cuatro tendencias centrales en estos primeros tres lustros escasos del siglo XXI: el debate entre seguridad y libertad (en beneficio de la primera) despu¨¦s de los atentados terroristas de septiembre de 2001, en EE?UU; la Gran Recesi¨®n que comenz¨® en 2007, para salir de la cual se ha producido la mayor intervenci¨®n p¨²blica global de la historia; la ola de cambios (progresistas) en Am¨¦rica Latina; y el ascenso de China, que no s¨®lo ha sacado a 400 millones de sus ciudadanos (m¨¢s de la tercera parte del total) de la pobreza, sino que ha empezado a constituir un nuevo centro de poder en un mundo multipolar. Durante este tiempo China ha reivindicado el importante papel que pueden jugar las empresas y los bancos de propiedad p¨²blica para dirigir el crecimiento, en contra de los dogmas econ¨®micos dominantes en otras partes del mundo. Son hechos, no interpretaciones.
A nivel macroecon¨®mico, el gigante asi¨¢tico se halla en un momento de transici¨®n. Contin¨²a creciendo por encima del 7% anual acumulativo (lleg¨® a hacerlo a tasas de dos d¨ªgitos), pero las autoridades pretenden pasar de un modelo de crecimiento cuantitativo, con grandes costes en desigualdad, infierno ambiental e inseguridad alimentaria, a otro en que mezclen cantidad y calidad. Para ello se han dotado de un arsenal de 60 reformas, mediante las cuales tratar¨¢n de que las fuerzas del mercado se equilibren con las del Estado: presencia de propiedad privada en los grandes sectores industriales p¨²blicos (energ¨ªa, telecomunicaciones, alimentaci¨®n¡), infraestructuras y, sobre todo, liberalizaci¨®n del sector financiero, con concesi¨®n de nuevas fichas bancarias y control de la banca en sombra que tanto ha emergido y que, en otras partes del mundo fue la principal protagonista de la crisis que ha asolado al planeta. Ello se mezcla con la tendencia hacia la urbanizaci¨®n del pa¨ªs (que unos mil millones de chinos vivan en ciudades en el a?o 2020), con lo que ello supone de incentivo para la construcci¨®n y para la demanda y el consumo interno.
Los movimientos en el sector empresarial son a¨²n m¨¢s espectaculares. Ha pasado ya casi una d¨¦cada desde que la empresa p¨²blica Lenovo sorprendiese comprando la divisi¨®n de ordenadores de IBM, mostrando que China no era tan s¨®lo ese pa¨ªs al que se acude en busca de mano de obra barata, con gigantescas desigualdades, escasos derechos sindicales y costes de producci¨®n m¨¢s baratos. La salida a Bolsa de Alibaba, un gigantesco holding de comercio electr¨®nico (controla ocho de cada 10 pedidos online en el interior del pa¨ªs) refuerza los cambios que se est¨¢n experimentando. Su capitalizaci¨®n burs¨¢til super¨® en un s¨®lo d¨ªa a la de Amazon o Facebook, es el doble que la de McDonald¡¯s y mayor que la de tres gigantes espa?oles ¡ªTelef¨®nica, Repsol e Iberdrola¡ª juntos.
Pero Alibaba no es una excepci¨®n. Hace semanas, temiendo que la hegemon¨ªa de este gran holding se incrementase, otros tres millonarios chinos se alinearon para crearle una competencia adecuada. El mayor grupo inmobiliario del pa¨ªs (Wanda), el principal motor de b¨²squedas del pa¨ªs (Baidu) y la sociedad l¨ªder en redes sociales con varias plataformas (Tencent) se han unido para evitar el monopolio de una empresa que con el dinero obtenido en la Bolsa de Nueva York puede encontrar financiaci¨®n para expandirse, por ejemplo, por Europa y EE?UU. Otro ejemplo: de los cinco mayores fabricantes mundiales de smartphones, tres son chinos y compiten con Apple y Samsung.
Mientras Alibaba se estrenaba en Nueva York, el presidente Xi cortejaba al primer ministro indio, Modi. El conjunto de los dos pa¨ªses supera con mucho la potencia de los otros grandes pa¨ªses de ese club de los emergentes (junto a Brasil, Rusia y Sud¨¢frica) conocido bajo el acr¨®nimo de BRICS.
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