Que viene el lobo... y acaba llegando
Igual esta vez nos hemos salvado del lobo, de un nuevo y estrepitoso crack. O al menos de una severa oleada de recesi¨®n en Europa, tras la de 2009 y su reca¨ªda de 2011. Pero habr¨¢ sido por los pelos.
Aquellos desastres llegaron por culpa de cataclismos reales. Primero fue la crisis financiera, de Lehman Brothers (2008) a la banca europea (2009). Despu¨¦s, la de la deuda p¨²blica perif¨¦rica, iniciada en 2010 con Grecia (Irlanda y Portugal), y de la que Espa?a e Italia no escaparon hasta 2012, gracias a las palabras m¨¢gicas de Mario Draghi en su primera ofensiva: ¡°Har¨¦ todo lo necesario para salvar al euro, y ser¨¢ suficiente¡±.
Ahora el susto burs¨¢til parece haber sido una ¨¢spera reacci¨®n de los mercados a los malos pron¨®sticos del FMI (o del BCE) sobre el crecimiento. Las declaraciones de dos consejeros de la Reserva Federal sugiriendo que se aplazar¨ªa la cancelaci¨®n del programa de expansi¨®n cuantitativa (el helic¨®ptero lanzando billetes); y la probabilidad de que Grecia supere el disparo al 9% de sus bonos gracias a una ampliaci¨®n del per¨ªodo del rescate a cargo del Eurogrupo, han bastado para detener la sangr¨ªa. De momento.
Pero existe el peligro de que vuelva. Porque bajo los pron¨®sticos de papel aletean nuevas realidades, adversas. El desplome del precio del petr¨®leo a niveles de 2010 (88 d¨®lares/barril de Brent) es su crudo s¨ªmbolo. La alerta procede sobre todo de los emergentes, motores del crecimiento en el ¨²ltimo decenio: Brasil entr¨® en recesi¨®n con dos trimestres de decrecimiento del PIB, tras registrar una considerable burbuja inmobiliaria; las menos optimistas previsiones sobre China recuerdan la llaga de su inmensa burbuja de deuda. Sin alto crecimiento ni inflaci¨®n suficiente, es muy dif¨ªcil (o penoso) rebajar el endeudamiento.
Esto ¨²ltimo atenaza tambi¨¦n a algunas de las econom¨ªas de la eurozona (y a?¨¢danle la crisis con Rusia). No solo las perif¨¦ricas. Tambi¨¦n Francia. Si baja la demanda exterior, el motor exportador del crecimiento renquea: Alemania crecer¨¢ al 1,2% en vez de al 1,8% este a?o; y el 1,3% en vez del 2% en 2015. Adem¨¢s, el nudo gordiano griego y el pulso del t¨¢ndem Par¨ªs/Roma contra Berl¨ªn para suavizar la senda de reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico se prolongar¨¢: crecer¨¢ la tensi¨®n pol¨ªtica. El estancamiento de la eurozona empeorar¨¢ si se sigue archivando el plan Draghi de est¨ªmulos fiscales y activismo monetario al estilo de la Fed.
Algunos economistas ortodoxos, en cambio, imputan el socav¨®n a una presunta caducidad de la era de expansi¨®n monetaria, de dinero f¨¢cil y barato: pero su campe¨®n ha sido EE UU desde hace seis a?os. Con resultados envidiables.
M¨¢s bien parece que la austeridad sin paliativos, con la retirada precipitada de los est¨ªmulos fiscales en 2010 (Mark Blyth, ¡°Austeridad, historia de una idea peligrosa¡±, Cr¨ªtica, 2013), como EE UU en 1937, desemboc¨® en este crecimiento fr¨¢gil, una econom¨ªa vulnerable a cualquier sorpresa, a cualquier depredador.
Por eso hoy, tan o m¨¢s decisivo que suavizar el ajuste presupuestario italiano o franc¨¦s es lanzar el gran programa de inversiones que acelere el mortecino p¨¢lpito de la UE. O los 300.000 millones prometidos por Jean-Claude Juncker son de verdad, frescos e inmediatos, o llegar¨¢ el lobo.
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