Primera foto com¨²n
No est¨¢ la cosa para sorpresas en una Europa que est¨¢ en el filo de su tercera recesi¨®n
Lleg¨® el momento para una nueva foto bancaria, seis a?os despu¨¦s de la ca¨ªda de Lehman Brothers. Estas pruebas de esfuerzo son una instant¨¢nea m¨¢s importante que las anteriores porque representa la puesta de largo del Banco Central Europeo como supervisor ¨²nico. Es el primer retrato verdaderamente grupal, tras a?os en los que la escasa fotogenia de muchas entidades de algunos Estados miembros llev¨® a sus Gobiernos, sin pudor alguno, a permitirles no posar. As¨ª, por ejemplo, se ha echado de menos a muchos bancos alemanes o franceses que, ahora, tendr¨¢n que mostrar su mejor sonrisa... y alguna que otra caries.
En esta crisis, todo empez¨® con los bancos y en cierto modo acaba en ellos. Son un term¨®metro del estado de la econom¨ªa. En Europa, las dudas de los inversores internacionales se han centrado en el sector financiero. Para despejarlas verdaderamente tendr¨ªan que haberse seguido tres pasos: desapalancamiento, reestructuraci¨®n y recapitalizaci¨®n. Sin embargo, lo que ha habido es mucho de lo primero, poco de lo segundo y una evoluci¨®n dispar de lo tercero. Sea por voluntad propia o porque las circunstancias y la troika lo exigieron, Espa?a ha sido uno de los pa¨ªses que m¨¢s ha progresado. De hecho, ya ha sido sometido a pruebas muy parecidas a las que ahora se van a realizar para todos.
Por encima de esas tres grandes tareas planea un reto de tremendo calado, que puede resumirse en una pregunta simple cuya respuesta es compleja: ?cu¨¢l ser¨¢ el negocio bancario de los pr¨®ximos a?os? Lo que los inversores no ven claro es de d¨®nde van a salir los ingresos con una macroeconom¨ªa deprimida, especialmente en aquellos pa¨ªses en los que el sector sigue sobredimensionado en relaci¨®n a la demanda por falta de reestructuraci¨®n. Esperemos que los mercados acojan con sosiego unos resultados que no van a ser excesivamente buenos en algunos pa¨ªses donde precisamente su mejor macroeconom¨ªa fue lo que ocult¨® la debilidad de los balances bancarios. No est¨¢ la cosa para sorpresas en una Europa que est¨¢ en el filo de su tercera recesi¨®n. A Alemania ¡ªprincipal exponente de la sobreprotecci¨®n de lo real sobre lo financiero¡ª le ha pillado a trasmano este ejercicio de transparencia. El proceso no ha estado exento de presiones pol¨ªticas, incluidas algunas exigencias recientes que han tratado ¡ªcon poco ¨¦xito¡ª de afear la foto espa?ola. Los mismos pa¨ªses que exigen austeridad y reformas para las econom¨ªas reales de otros Estados miembros deber¨ªan reconocer la necesidad de reforma de sus sistemas bancarios. Esa duda persiste y abundan las estimaciones que se?alan tremendas necesidades de capital en la fase de transici¨®n hacia el cumplimiento de los nuevos requerimientos de solvencia, englobados en el acuerdo denominado Basilea III. Esto implica a¨²n m¨¢s dificultades para impulsar el cr¨¦dito en Europa. Algunas de esas entidades financieras europeas seguir¨¢n pareci¨¦ndose a los hermanos Marx, quemando vagones para que la locomotora siga avanzando, vendiendo activos para desapalancar. Pero la pregunta para ellas y para el resto es la misma: ?d¨®nde est¨¢ el futuro del negocio?
En cierto modo, el vaiv¨¦n burs¨¢til y el retorno de la volatilidad tienen mucho que ver con una econom¨ªa global ¡ªy especialmente la europea¡ª que no est¨¢ preparada para que la liquidez oficial se retire y deje su paso a la privada. Sigue exigiendo el respirador. Y el aire tiene que pasar primero por los bancos para que la estabilidad financiera se preserve. En Estados Unidos, ese ox¨ªgeno de expansi¨®n monetaria los impuls¨® hasta hacerlos correr. En Europa apenas nos sostiene para no caer.
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