¡®Big data¡¯ a la velocidad de la luz
La revoluci¨®n econ¨®mica que promete el an¨¢lisis de grandes cantidades de datos se enfrenta al reto de que la infraestructura sea capaz de seguirle el ritmo
Tras pulsar una contrase?a, pasar una tarjeta, tocar un lector de huellas dactilares y mirar por un esc¨¢ner de retina se accede a una sala aislada en la que grandes ordenadores, de algo m¨¢s de dos metros de altura, se alinean en los pasillos, entre el permanente zumbido del aire acondicionado. Jeff Brown, consejero delegado de Cobalt Data Centers, la empresa que alberga la sala, se?ala hacia varios tubos que salen de las m¨¢quinas y se meten en el falso techo. "Chimeneas. Permiten disipar el calor y gastar menos en refrigeraci¨®n. Para nosotros es una novedad", afirma. Tras recorrer la instalaci¨®n con la mirada, comenta orgulloso: "Aqu¨ª est¨¢ la nube".
La nube, ese (a¨²n impreciso) concepto de un megaordenador formado por millones de dispositivos interconectados y accesibles por cualquiera en todo el mundo, no est¨¢ en este centro de datos, situado en un anodino pol¨ªgono industrial a las afueras de Las Vegas (EE UU). No toda, al menos. Pero el mecanismo que piensa revolucionar la econom¨ªa digital ¡ªlo que en el siglo XXI quiere decir pr¨¢cticamente toda la econom¨ªa¡ª est¨¢ situado en edificios como este, interconectados por vastas (y costosas) redes de fibra ¨®ptica de alta capacidad.
Seg¨²n un estudio de la consultora IDC, en 2013 hab¨ªa instalados en todo el mundo alrededor de 35 millones de servidores, cuyo coste de mantenimiento se acerca a los 250.000 millones de d¨®lares (200.000 millones de euros). Otro estudio de la misma empresa calcula que en 2013 se invirtieron 47.000 millones de d¨®lares en crear estructuras ¡ªincluido software¡ª de nube p¨²blica, inversiones que llegar¨¢n a 107.000 millones en 2017. "Este sector est¨¢ al rojo vivo", apunta Brown. "Hacemos lo que podemos para seguir el ritmo de crecimiento. Terminamos nuestro centro de datos en enero de 2013 y ya estamos en plenas obras de ampliaci¨®n".
El planeta cada vez produce m¨¢s informaci¨®n, a trav¨¦s de m¨¢s dispositivos, en m¨¢s sitios y con m¨¢s aplicaciones. Cada minuto se generan datos suficientes como para llenar el equivalente a 360.000 discos DVD, seg¨²n la Uni¨®n Europea. Pero con un desaf¨ªo adicional: la mayor¨ªa de esos nuevos datos se est¨¢n generando en aparatos interconectados, por lo que la informaci¨®n que va a circular por las redes globales va a crecer a un ritmo a¨²n m¨¢s acelerado. IDC ha afirmado que si hoy menos de un 20% del contenido digital est¨¢ relacionado en todo o en parte con la nube, en seis a?os esa cifra llegar¨¢ a casi el 40%.
La recogida, almacenaje y an¨¢lisis de ese oc¨¦ano de datos es solo una parte del llamado big data, la base de la prometida revoluci¨®n econ¨®mica. "El verdadero objetivo es saber c¨®mo puedo convertir esos datos desestructurados en informaci¨®n susceptible de aplicarle cerebro", apunta Alfonso del Gallo, director general de la consultora Experian Marketing Services en Espa?a. "Porque entonces podremos convertirla en conocimiento con el que poder tomar decisiones. Pero no todos los datos me van a servir; algunos son relevantes para saber algunas cosas y otros no".
Las previsiones ¡ªy las expectativas¡ª respecto a lo que se puede hacer con esa informaci¨®n son apabullantes. Seg¨²n un estudio de la consultora MGI, citado por la OCDE, si los 23 mayores Gobiernos de Europa implementasen por completo sistemas de big data, podr¨ªan reducir sus costes entre un 15% y un 20%, acelerar la productividad medio punto durante los pr¨®ximos 10 a?os y generar entre 150.000 y 300.000 millones de euros (el equivalente a alrededor del 1% del PIB de la UE).
Pero el ¨¦xito de esa revoluci¨®n depende del buen funcionamiento de la infraestructura. "El problema con el que se encuentran las empresas es c¨®mo gestionar vol¨²menes ingentes de datos que cambian a la velocidad de la luz, porque, adem¨¢s, la gente est¨¢ interactuando constantemente con ellos", se?ala Del Gallo. "Antes ten¨ªas un nombre, un DNI, una direcci¨®n y un tel¨¦fono. Y ya. Hoy tienes eso, las cuentas en redes sociales, una o varias tarjetas de cr¨¦dito, direcciones de correo electr¨®nico, varios m¨®viles, y el d¨ªa de ma?ana el reloj, las gafas, la nevera...".
Si un producto o servicio quiere sacarle partido a ese universo interconectado, es necesario garantizar que est¨¦ disponible en todo momento desde cualquier dispositivo. La inform¨¢tica Veeam organiz¨® un congreso sobre el tema en Las Vegas en el que estuvieron presentes varios medios internacionales ¡ªentre ellos EL PA?S¡ª por invitaci¨®n de la empresa.
"Los negocios deben estar siempre conectados", afirm¨® Ratmir Timashev, consejero delegado de Veeam, en la inauguraci¨®n del evento. "Las empresas ya no se pueden permitir funcionar solo en horario de oficina, o tener sus servidores desconectados durante horas por un error".
Un estudio de 2011 del Instituto Ponemon calcul¨® que cada minuto en el que un servidor est¨¢ fuera de servicio le cuesta a una empresa una media de 5.617 d¨®lares (4.400 euros). Pero casi tan importante como los costes econ¨®micos, est¨¢ el da?o al prestigio. El 10 de octubre de 2011, los servidores de la empresa canadiense Research in Motion, propietaria de Blackberry, empezaron a fallar. Durante los siguientes cuatro d¨ªas, la ca¨ªda de los servicios de la compa?¨ªa fue noticia en todo el mundo. Adem¨¢s de costarle 54 millones de d¨®lares, la debacle aceler¨® la crisis en la que estaba inmersa, en la que perdi¨® su posici¨®n de predominio en el mercado de los smartphones y de la que todav¨ªa no se ha recuperado del todo.
Pese al persistente crecimiento del mercado de los centros de datos, la propia IDC reconoce que el incremento del n¨²mero de servidores f¨ªsicos ha perdido fuelle. El motivo es, precisamente, la expansi¨®n de la nube: la nueva tecnolog¨ªa hace posible transferir los datos de la empresa a un servidor externo, lo que evita los problemas y gastos de tener instalaciones propias de almacenaje.
Una de las empresas que ha marcado como objetivo estrat¨¦gico tener presencia en ese potencial mercado es Google. "Todo el mundo habla de nubes", se?ala Isaac Hern¨¢ndez, director para Espa?a y Portugal de Google for Work, la divisi¨®n orientada a empresas de la multinacional estadounidense. "Pero para ganar en un mercado tan complejo se requiere tener un tama?o y una estructura. Y nosotros lo tenemos". Para Hern¨¢ndez, el aumento de la competici¨®n sacar¨¢ del sector a las compa?¨ªas que no tengan la capacidad de adaptarse lo suficientemente r¨¢pido. "Sin duda, habr¨¢ una consolidaci¨®n del mercado".
"Es una tendencia, sin duda", afirma Ian Brown, profesor de Seguridad Inform¨¢tica y Privacidad del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford. "Por ejemplo, Amazon tiene una enorme capacidad de proceso de datos que solo usa en los que la demanda est¨¢ en m¨¢ximos, como la temporada de Navidad. Durante el resto del a?o se puede vender esa capacidad sobrante".
Eso s¨ª: ese fen¨®meno no ser¨¢ universal. "Existir¨¢n diferentes modelos de aprovechamiento de la nube", apunta Brown. "Las start ups y las empresas peque?as, sobre todo, ser¨¢n las que utilizar¨¢n la nube p¨²blica. Los negocios m¨¢s maduros, como las grandes empresas, tendr¨¢n que mantener sus propios servidores". "A la mayor¨ªa de las empresas le puede valer la nube", confirma Del Gallo, "pero imag¨ªnate un hospital. ?Podr¨ªa externalizar sus datos? T¨¦cnicamente s¨ª, pero las cl¨¢usulas legales y de salvaguarda har¨ªan que no valiese la pena".
Atados a la fibra ¨®ptica
Los cables de fibra ¨®ptica que interconectan los continentes y permiten el funcionamiento de Internet son la otra pata de la econom¨ªa global de datos. El sector ha crecido de forma explosiva: de 2009 a 2014 los datos transmitidos por estas redes se multiplicaron por cuatro, seg¨²n la consultora Telegeography.
Aunque hay empresas ¡ªcomo la propia Google (el segundo operador mundial) o la india Tata¡ª capaces de hacer frente a la construcci¨®n de estas infraestructuras por s¨ª solos, la mayor¨ªa de los cables son propiedad de consorcios formados por grandes empresas de telecomunicaciones. Son tambi¨¦n estructuras fr¨¢giles y poco protegidas. En enero de 2008, la ruptura de varios cables de Internet en el mar Mediterr¨¢neo ralentiz¨® o interrumpi¨® el funcionamiento de la Red para m¨¢s de 1.600 millones de personas de Egipto a India.
Pese a los avances en las tecnolog¨ªas de seguridad, los consumidores tienen motivos para estar recelosos de lo que sucede con sus datos ah¨ª fuera. Por un lado, la posibilidad de ataques de v¨¢ndalos inform¨¢ticos como los que a principios de septiembre mostraron los fallos en la seguridad de los servidores externos de Apple. Parad¨®jicamente, Brown considera que la consolidaci¨®n del sector tendr¨¢ efectos positivos en la seguridad inform¨¢tica. "Las grandes empresas tienen una ventaja y es que pueden contratar a los mejores", indica el profesor de la Universidad de Oxford. "Yo creo que se hace un trabajo mucho mejor para proteger los datos en empresas como Google, Microsoft o Amazon".
Por otro lado, los consumidores temen que el propio Gobierno pueda meter la cabeza en sus datos privados. El jueves, la empresa china de m¨®viles Xiaomi anunci¨® que empezar¨ªa a trasladar los datos de sus clientes internacionales a servidores en Singapur, Hong Kong y Estados Unidos. Aunque la empresa justific¨® la decisi¨®n, entre otros motivos, en la necesidad de reducir los tiempos de interconexi¨®n, la posibilidad de que los datos de los usuarios acabasen en manos del Gobierno chino hab¨ªa hecho saltar las alarmas en la prensa de pa¨ªses como India o Taiw¨¢n. No es el ¨²nico caso. En 2013, tras las acusaciones de espionaje contra la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, en sus siglas en ingl¨¦s), Brasil pidi¨® a Google transferir los datos de sus usuarios del pa¨ªs sudamericano a servidores en territorio nacional.
Otro recelo es que el avance de la tecnolog¨ªa lleve a la existencia de para¨ªsos de datos, grandes servidores instalados en pa¨ªses con legislaciones m¨¢s laxas donde la informaci¨®n est¨¦ fuera del alcance de las autoridades judiciales o tributarias. "Ahora mismo no se puede hacer porque no hay pa¨ªs con suficiente ancho de banda, pero no creo que lo lleguemos a ver, incluso a largo plazo", afirma Brown. "Dudo que ni los legisladores ni los tribunales permitan que una empresa pueda legalmente alojar datos sensibles en esa clase de instalaciones".
La Uni¨®n Europea, ansiosa por consolidar la posici¨®n del continente en el mercado tecnol¨®gico y temerosa de la posibilidad de que la nube se lleve empleos a pa¨ªses emergentes, ha mostrado inter¨¦s por el sector de la informaci¨®n. Aunque la industria de los centros de procesos de datos empleaba en 2010 a 385.900 personas en la UE (un 4,8% de ellas en Espa?a), seg¨²n Eurostat, es precisamente la clase de puestos de trabajo que Bruselas cree que el continente no puede permitirse perder.
El 13 de octubre, la vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea, Nellie Kroes, anunci¨® una inversi¨®n de 2.500 millones de euros ¡ªde los cuales 500 salidos de los presupuestos de la UE¡ª hasta 2020 con el objetivo de lograr que el bloque tenga un 30% de cuota de mercado en el sector de los datos, lo que, seg¨²n Bruselas, permitir¨¢ crear 100.000 empleos. La nueva comisi¨®n encabezada por el luxemburgu¨¦s Jean-Claude Juncker tiene la intenci¨®n declarada de mantener esas pol¨ªticas. "En el ¨²ltimo Consejo Europeo, Juncker dijo que el futuro de la UE se basa en la econom¨ªa de datos", apunta Klaus-Dieter Platte, consultor de la iniciativa Big Data Value, en la que participan empresas como Orange, SAP o Siemens. Uno de los seis vicepresidentes del nuevo Ejecutivo comunitario, el ex primer ministro estonio Andrus Ansip, tiene la cartera de Mercado Com¨²n Digital.?
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