Espa?a 2015, test para la zona euro
Si la austeridad no tiene respaldo electoral cabe la posibilidad de un cambio de pol¨ªtica econ¨®mica
Espa?a ser¨¢ en 2015 el mejor test para comprobar si la estrategia de recortes de gasto social y de duras reformas sociales seguida en los ¨²ltimos cuatro a?os en la zona euro funciona o no. Tanto en t¨¦rminos econ¨®micos como pol¨ªticos.
Si la t¨ªmida recuperaci¨®n de la actividad y del empleo que hemos visto en 2014 se consolida en 2015, y si los votantes mantienen su apoyo al Partido Popular en las elecciones municipales y auton¨®micas de mayo y, especialmente, en las generales de noviembre, muchos ver¨¢n en esos resultados la confirmaci¨®n de la bondad de los recortes y reformas. Especialmente, el Gobierno de Mariano Rajoy y las autoridades de Bruselas, Frankfurt y Berl¨ªn.
Los pr¨®ximos 12 meses nos ir¨¢n dando los resultados de ese test. Pero, mientras tanto, podemos hacer algunas conjeturas sobre dos cuestiones. Por un lado, sobre la naturaleza e intensidad de los cambios experimentados por la econom¨ªa espa?ola desde la entrada en vigor del euro. Por otro, sobre los efectos que ese test tendr¨¢ en la evoluci¨®n de la pol¨ªtica europea en los pr¨®ximos a?os.
La econom¨ªa espa?ola se ha comportado de forma man¨ªaco-depresiva desde la entrada del euro. Fue el ¡°milagro¡± europeo en los primeros a?os, con crecimientos de la actividad y del empleo mayores que otras econom¨ªas de la zona euro. A partir de la explosi¨®n de la burbuja crediticia y la crisis financiera y econ¨®mica, se convirti¨® en el ¡°enfermo¡± de Europa, con la mayor destrucci¨®n de empleo y aumento de la desigualdad. Y ahora, parece resurgir de sus cenizas cual ¡°ave F¨¦nix¡±, con una fuerte reducci¨®n de los desequilibrios y una recuperaci¨®n mayor que las dem¨¢s econom¨ªas del euro.
Hay, sin embargo, un elemento inquietante, algo as¨ª como una enfermedad asintom¨¢tica: la inflaci¨®n negativa. ?C¨®mo entender esta ca¨ªda de los precios, mayor que en el resto de la zona euro? ?Se trata de una deflaci¨®n en toda la regla, consecuencia de una insuficiente demanda provocada por la ca¨ªda de ingresos de los hogares y el elevado paro? ?O, es algo positivo, resultado de la mejora de productividad por cambios estructurales? Habr¨¢ que esperar a ver.
Si la austeridad no tiene respaldo electoral cabe la posibilidad de un cambio de pol¨ªtica econ¨®mica
En todo caso, estos resultados en t¨¦rminos de reducci¨®n de desequilibrios macroecon¨®micos y mejora de actividad no pueden ocultar el enorme coste social de esta estrategia. Millones de personas en el paro, muchas de ellas con riesgo cierto de quedarse definitivamente en la cuneta del desempleo permanente. Ca¨ªdas de ingresos de los hogares dif¨ªciles de recuperar. Servicios p¨²blicos b¨¢sicos para la igualdad de oportunidades, como la sanidad y educaci¨®n, con fuerte deterioro. P¨¦rdida de emancipaci¨®n de los j¨®venes. Una desigualdad que ha aumentando m¨¢s que en ning¨²n otro pa¨ªs de la UE. En definitiva, una aut¨¦ntica crisis social.
Recuperaci¨®n econ¨®mica y crisis social son, por tanto, las dos caras del dios Jano en que se ha convertido la econom¨ªa espa?ola. Los efectos pol¨ªticos de esta combinaci¨®n se ver¨¢n en las pr¨®ximas elecciones.
En esa perspectiva electoral, es l¨®gico que el presidente Mariano Rajoy trate de poner en valor pol¨ªtico la recuperaci¨®n econ¨®mica. Existe una abundante literatura en ciencia pol¨ªtica sobre los factores que influyen en los resultados electorales. Lo que determina el comportamiento de los votantes no son los niveles concretos del PIB o del paro, sino c¨®mo se est¨¢n moviendo esas variables. Es decir, lo que importa es la tasa de crecimiento de la actividad econ¨®mica y del empleo en los meses anteriores a las elecciones, quiz¨¢ nueve o doce meses antes. Los votantes se comportan como individuos de memoria corta. Eso es lo que hace que todo gobierno sea proclive a meter la econom¨ªa en recesi¨®n cuando llega al poder para tener una fuerte recuperaci¨®n un a?o antes de las elecciones.
Pero, en cualquier caso, como el dinosaurio del cuento de Augusto Monterroso, despu¨¦s de las elecciones, la crisis social seguir¨¢ ah¨ª.
Volviendo al inicio, ?por qu¨¦ digo que la econom¨ªa espa?ola ser¨¢ tambi¨¦n el mejor test para la pol¨ªtica econ¨®mica europea en su conjunto?
La estrategia econ¨®mica de la Uni¨®n Europea, impuesta y defendida contra viento y marea por el gobierno alem¨¢n, ha sido la de recortes de gastos para equilibrar las cuestas p¨²blicas y reformas laborales para reducir los costes laborales y mejorar la competitividad de las exportaciones. Es decir, la estrategia alemana de primeros a?os de este siglo. Espa?a ha sido el alumno aplicado de esta estrategia. Cambi¨® la Constituci¨®n para introducir la regla de oro del equilibrio presupuestario; hizo profundos recortes de gasto social; abord¨® un fuerte rescate bancario con cargo a los contribuyentes; e introdujo una reforma laboral a la alemana. La esperanza de sus partidarios es que la Espa?a de 2014 sea la Alemania de 2004.
Es l¨®gico que si el test espa?ol de 2015 da resultados positivos, tanto en t¨¦rminos econ¨®micos como pol¨ªticos, las autoridades europeas y alemanas se vean reforzadas en su estrategia. Como no habr¨ªa pasado nada grave, ver¨ªamos una cierta complacencia con esa pol¨ªtica, con peque?os cambios monetarios y fiscales que, aunque no resuelvan el problema de falta de demanda y de crecimiento, permitir¨¢n mantener la situaci¨®n. Por el contrario, si el test espa?ol da resultados negativos, el miedo al contagio puede hacer que veamos cambios radicales de pol¨ªtica econ¨®mica por parte de las autoridades europeas y alemanas, y por el BCE.
Vistas as¨ª las cosas, no sabe uno con qu¨¦ alternativa quedarse. La primera probablemente llevar¨¢ a un estancamiento prolongado y a una crisis social larvada, a la vez que a una creciente divergencia entre Norte y Sur europeo. La segunda, aunque no es seguro, puede dar salida a la par¨¢lisis y a la crisis social. El tiempo lo dir¨¢.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Econom¨ªa en la Universidad de Barcelona
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