El para¨ªso de los acreedores
La masiva compra de deuda en Estados Unidos comenz¨® en 2008 y estaba vinculada a la ca¨ªda del desempleo
La coincidencia es muy instructiva: mientras EE UU anuncia el pleno empleo (5,5% de tasa de paro), el Banco Central Europeo (BCE) se dispone a comenzar la compra masiva de deuda p¨²blica. No es casual: el hecho de que EE UU tenga las mejores cifras de paro desde la quiebra de Lehman Brothers se debe, en buena parte, a que en aquel momento empez¨® a aplicar esa herramienta no convencional de pol¨ªtica monetaria que consiste en la adquisici¨®n, por parte de su banco central (Fed), de deuda p¨²blica y privada que estaba en manos de las instituciones financieras privadas. Las comparaciones son llamativas: la tasa de paro de la zona euro (11,2%) duplica la americana; mientras que la eurozona crecer¨¢ un an¨¦mico 1,5% este a?o y un 2% en 2016, EE UU superar¨¢ el 3% en ambos casos. Alguien en Bruselas tendr¨¢ que sincerarse alguna vez y explicar las causas de esta desavenencia en cuanto a las pol¨ªticas monetarias (y m¨¢s all¨¢, de las pol¨ªticas econ¨®micas en general) que tantos sufrimientos ha causado en una Europa aquejada de deflaci¨®n, estancamiento y desempleo estructural.
La quantitative easing (QE) americana tuvo su primer episodio en 2008, nada m¨¢s manifestarse las primeras dificultades, cuando la Fed compr¨® deuda por valor de 600.000 millones de d¨®lares. Dos a?os m¨¢s tarde se activ¨® la QE2, por otros 600.000 millones, y en 2012 la QE3, con un monto ilimitado (primero 40.000 millones mensuales, luego 85.000 millones, y m¨¢s adelante 65.000 millones hasta diluirse en la nada). La principal caracter¨ªstica de la QE3 es que estaba vinculada a conseguir una tasa de paro baja en EE UU.
Por su parte, Mario Draghi, gobernador del BCE, ha explicado la acci¨®n que comienza hoy en los mercados secundarios de deuda: compras por valor de 60.000 millones de euros al mes hasta septiembre de 2016, fecha indicativa pues la operaci¨®n no terminar¨¢ hasta que la eurozona tenga una inflaci¨®n objetiva del 2%. Se prev¨¦ la utilizaci¨®n de alrededor de un bill¨®n de euros.
El principal argumento sobre el retraso de Europa respecto a EE UU en la aplicaci¨®n de una pol¨ªtica monetaria expansiva tiene nombre y apellidos: Angela Merkel. Alemania no se encuentra c¨®moda ni con la QE, ni con la flexibilidad fiscal, ni con la inversi¨®n p¨²blica que acompa?a al plan Juncker por valor de 315.000 millones de euros. Las se?as de identidad alemanas siguen siendo las de reformas estructurales en los pa¨ªses deudores y pol¨ªtica de austeridad para todos.
Hace poco, la Fundaci¨®n Ebert, ligada a los socialdem¨®cratas alemanes, concedi¨® el premio a la mejor publicaci¨®n econ¨®mica de 2014 al libro Austeridad. Historia de una idea peligrosa (Editorial Cr¨ªtica), del profesor de la Universidad de Brown Mark Blyth. Al recoger el galard¨®n, Blyth, quien fue preferido por el jurado a Piketty o al periodista Wolfgang Munchau, manifest¨® la iron¨ªa que supon¨ªa ser distinguido ¡°en un pa¨ªs que parece, al menos en el nivel de las ¨¦lites, totalmente insensible al mensaje del libro¡±. Ese mensaje se resume en que la austeridad ¡°simplemente no funciona¡±. La parte m¨¢s notable del discurso combati¨® el concepto de ¡°reforma estructural¡± como algo universal que s¨®lo significa bajar impuestos, liberalizar todo lo posible, privatizar lo no especificado y reducir derechos en el mercado laboral. Blyth explic¨® que en la actualidad los beneficios empresariales son m¨¢s altos que nunca, la participaci¨®n del trabajo en la renta nacional se encuentra en m¨ªnimos hist¨®ricos y la inflaci¨®n ha dado paso a la deflaci¨®n. En eso ha consistido la pol¨ªtica de la austeridad: ¡°Lo que hemos hecho en los ¨²ltimos 30 a?os ha sido construir un para¨ªso para el acreedor, con tipos de inter¨¦s reales positivos, baja inflaci¨®n, mercados abiertos, sindicatos d¨¦biles y un Estado en retirada¡±. Y al Partido Socialdem¨®crata le dijo que la raz¨®n de su existencia es algo m¨¢s que permitir un para¨ªso para el acreedor en Europa: ¡°Lo m¨¢s tr¨¢gico de esta crisis es que el centro-izquierda de toda Europa no s¨®lo ha aceptado, sino que en muchos casos ha apoyado activamente, unas pol¨ªticas que no han hecho m¨¢s que perjudicar a su supuesto n¨²cleo de votantes¡±.
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