Es la hora del rescate social
Las rentas b¨¢sicas o m¨ªnimas pueden tener un elevado coste o quiz¨¢ desincentiven la b¨²squeda de empleo, pero merece la pena discutir estas cosas. Y mejor, sin gritos.
Casi un tercio de la poblaci¨®n espa?ola est¨¢ condenada a vivir en la pobreza o la vulnerabilidad permanente. Joaqu¨ªn Estefan¨ªa explicaba as¨ª, el lunes, la cara oscura de la recuperaci¨®n. Lean ¡°El 30% se ha quedado atr¨¢s¡±, si a¨²n no lo han hecho.
Es un (dram¨¢tico) diagn¨®stico de la desigualdad, la pobreza y la exclusi¨®n social, lacras que no solo preocupan a los buenistas y a los rojos, debieran inquietar a todos, porque tambi¨¦n da?an la eficiencia econ¨®mica y perjudican a la estabilidad del sistema. A ese retrato le ha seguido una propuesta, quiz¨¢s la mejor que han producido las burocracias sindicales de CC OO y UGT en a?os, para sacar de la cuneta de la exclusi¨®n a los derrotados por la crisis.
Ambos sindicatos lanzaron el mismo lunes una iniciativa legislativa popular: si logra medio mill¨®n de firmas, el Congreso deber¨¢ considerarla (art. 87.3 de la Constituci¨®n). Pretende amparar a un m¨ªnimo de dos millones de personas ¡ªel n¨²cleo duro de los desamparados¡ª que han agotado las prestaciones del desempleo, y otras.
El coste de este rescate social (a un m¨ªnimo de 426 euros mensuales) es muy notable en t¨¦rminos absolutos (unos 11.000 millones anuales) pero algo m¨¢s manejable en t¨¦rminos relativos (el 1% del PIB).
Lo interesante de esta propuesta es que se ha dise?ado sobre est¨¢ndares de responsabilidad, individual y colectiva. Es decir, que la nueva ¡°renta m¨ªnima¡± o ¡°prestaci¨®n de ingresos m¨ªnimos¡± no ser¨ªa una mera ¡°repartidora¡± gratuita e incondicional. Los beneficiarios deber¨ªan cumplir una serie de condiciones: de residencia (seis meses, m¨ªnimo), voluntad de trabajar (estar inscritos en los registros de desempleo), y carencia de recursos de otro tipo.
La idea conecta con la propuesta del PSOE de afrontar ¡°las situaciones de necesidad que se producen una vez se agotan las prestaciones¡±, yendo hacia una cierta ¡°renta b¨¢sica¡± (Conferencia Pol¨ªtica, noviembre de 2013); o establecer una ¡°garant¨ªa de ingresos, vinculada a la activaci¨®n para el empleo, que permita garantizar unos m¨ªnimos de subsistencia a todos los ciudadanos¡± (la n¨²mero 60 de sus ¡°130 Medidas¡±).
Esas propuestas de ¡°renta m¨ªnima¡± nacen de una misma inquietud social que las f¨®rmulas de ¡°renta b¨¢sica universal¡±. Pero difieren en que se concentran en quienes las necesitan, y en que exigen requisitos. Por el contrario, la ¡°renta b¨¢sica¡± se otorgar¨ªa a todos los ciudadanos sin excepci¨®n: de Ana Patricia Bot¨ªn al ¨²ltimo mendigo. Solo que al final, en el IRPF, Ana Patricia se pagar¨ªa la suya y las de unos cuantos m¨¢s, por aumento de la presi¨®n fiscal.
La presi¨®n fiscal global deber¨ªa dispararse, en esa hip¨®tesis. El programa inicial de Podemos (que se est¨¢ revisando) incluye esa f¨®rmula (punto 1,12). Su direcci¨®n eval¨²a el coste entre 145.000 y 257.000 millones (del 15% al 25% del PIB), y para obtenerlos, en el mejor de los casos habr¨ªa que duplicar la recaudaci¨®n.
El coste es desmesurado, para las ventajas que suponen al sistema sus te¨®ricos: menor gasto administrativo, protecci¨®n para absolutamente todos, transparencia (ver el sugerente ¡°Renta b¨¢sica¡±, dirigido por Daniel Ravent¨®s, Ariel, 2001). Y conlleva otros graves problemas potenciales: erosiona la cultura del esfuerzo, desincentiva la b¨²squeda de empleo. Pero merece la pena discutir estas cosas. Y mejor, sin gritos.
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