La emigraci¨®n de los chicos del Mac
Espa?a ha pasado de exportar trabajadores a recibirlos y se ha visto obligada, por la crisis, a enviar fuera a miles de j¨®venes de clase media
Los dem¨®grafos tuvieron que mirar varias veces las tablas Excel. Apenas pod¨ªan cre¨¦rselo. Entre 2000 y 2009 Espa?a recibi¨® la mitad de toda la migraci¨®n que se instal¨® en alg¨²n pa¨ªs de la Uni¨®n Europea. M¨¢s de siete millones de personas. Unos n¨²meros que se asemejaban a los de Estados Unidos y dibujaban un flujo migratorio que era el mayor de Europa en datos absolutos. Algo deb¨ªa ir mal. Volvieron a mirar y anotaron que en el segundo trimestre de 2007 la tasa de paro era del 7,9%. Bastante cerca del pleno empleo en una tierra donde la falta de trabajo ha sido un mal enquistado durante d¨¦cadas. ?Eran las cifras de Espa?a o de Suecia?
Pero la demograf¨ªa es destino, quedo, pero destino. Los procesos migratorios demoran su tiempo; sin embargo, al final se asientan en la realidad. ¡°La pol¨ªtica migratoria que hizo que tanta gente abandonara sus pa¨ªses se construy¨® para atender una punta de producci¨®n¡±, critica Carlos Mart¨ªn, economista del gabinete t¨¦cnico confederal de Comisiones Obreras. ¡°Fue una propuesta oportunista para satisfacer intereses inmobiliarios que invit¨® a venir al pa¨ªs a las personas m¨¢s vulnerables. En aquellos d¨ªas, Jes¨²s Caldera (ministro de Trabajo del partido socialista entre 2004 y 2008) parec¨ªa el jefe de personal de la burbuja inmobiliaria¡±.
Fragilidad
Entre 2000 y 2009 llegaron a este pa¨ªs m¨¢s de siete millones de inmigrantes en busca de trabajo
Esta fragilidad que condena el experto se siente en todos esos a?os de crecimiento demogr¨¢fico y econ¨®mico. ¡°En el periodo de mayor llegada de inmigraci¨®n al pa¨ªs, entre 2000 y 2007, la irregularidad fue una pr¨¢ctica mayoritaria¡±, describe Carmen Gonz¨¢lez, investigadora principal de demograf¨ªa y migraciones internacionales del Real Instituto Elcano. Para miles signific¨® la odisea de conseguir los papeles al amparo de lo que algunos pol¨ªticos bautizaron efecto llamada. Pero como las personas no saben quedarse quietas, los extranjeros protagonizaron un hecho inaudito en la historia socioecon¨®mica espa?ola. Emprendieron una migraci¨®n interna y se ocuparon de los trabajos (vendimia, recolecci¨®n de aceitunas, peque?a hosteler¨ªa) que los espa?oles rechazaban. Una fractura frente a los t¨®picos. ¡°La inmigraci¨®n es un fen¨®meno positivo si pensamos en su aportaci¨®n econ¨®mica, y no se ha producido ¨Cen contra de ciertos lugares comunes¨C a costa de la p¨¦rdida de empleo de los nacionales¡±, analiza Carlos Gim¨¦nez, director cient¨ªfico del programa de Intervenci¨®n Comunitaria Intercultural de la Obra Social La Caixa. De hecho, algunos estudios se?alan que los inmigrantes a?adieron algo m¨¢s de un 2% al crecimiento del PIB nacional.
Esa contribuci¨®n la refrenda Miguel Cardoso, economista jefe para Espa?a de BBVA Research. ¡°En el periodo inmediatamente anterior a la crisis, la econom¨ªa espa?ola crec¨ªa, en promedio anual, un 3%. Pues bien, alrededor de 1,3 puntos sobre ese porcentaje se explican por dos hechos que favorecieron la inmigraci¨®n: el aumento en la tasa de actividad y el incremento en la poblaci¨®n en edad de trabajar. Estos factores justifican en su totalidad la aportaci¨®n del empleo al crecimiento¡±. Esto ocurre en el haber, mientras en el debe, los inmigrantes fueron responsables ¨Cobligados por cierto tipo de empresarios¨C de una parte de los 190.000 millones de euros que se ocultan tras la econom¨ªa sumergida espa?ola. Es m¨¢s, existe una porci¨®n de esa econom¨ªa que no se detecta ni siquiera en la encuesta de poblaci¨®n activa (EPA) y que ha permitido a muchos inmigrantes y oriundos resistir siete a?os consecutivos de crisis. ¡°Son nuevas formas de consumo a trav¨¦s de la econom¨ªa colaborativa, modelos de subempleo, picaresca o el delito¡±, resume Carmen Gonz¨¢lez. Es una manera de justificar principalmente que, despu¨¦s de todo lo que ha llovido en Espa?a, el n¨²mero de inmigrantes solo se haya reducido en 496.000 personas entre enero de 2012 e id¨¦ntico mes de 2014. Menos del 10% del volumen de inmigraci¨®n que lleg¨® antes de la recesi¨®n. A lo que se a?ade el hecho, comprensible, de que estas personas retrasan el regreso a su pa¨ªs de origen mientras tengan el respaldo del Estado de bienestar.
Una vez m¨¢s, los dem¨®grafos repasaron sus n¨²meros y vieron, con sorpresa, que entre 1998 y 2012 el n¨²mero de inmigrantes aument¨® en 5.600.000 personas (de hecho, en 1985 el 73% de los pocos extranjeros que llegaban lo hac¨ªan de los pa¨ªses ricos), lo que produjo incluso un repunte de la tasa de fertilidad, ya que muchos de los reci¨¦n aterrizados eran j¨®venes. Fue poner en el centro del debate la ¨ªnfima natalidad espa?ola, uno de sus grandes desaf¨ªos demogr¨¢ficos. El otro es el envejecimiento. ¡°Una verdad inc¨®moda, no urgente y que parece que solo afecta a los dem¨¢s¡±, reflexiona Paco Abad, director de la consultora aBest Innovaci¨®n Social.
El ¨²ltimo viaje
Ese es el pa¨ªs que fuimos y al que nos lleva la memoria. Emigraci¨®n de maleta de cart¨®n en los a?os sesenta del siglo pasado; una b¨²squeda durante los ochenta del t¨ªtulo universitario como falsa garant¨ªa de hallar empleo; el incremento de la participaci¨®n laboral de las mujeres; la irrupci¨®n del esplendor inmobiliario a finales de los noventa y principios de los 2000 ¨Ccuando miles de j¨®venes abandonaron los estudios b¨¢sicos porque el ladrillo les ofrec¨ªa m¨¢s dinero como ferrallistas, soldadores o alba?iles del que, incluso, ganaban sus padres¨C, y la irrupci¨®n, a partir de 2008, de la crisis y sus ca¨ªdos. O sea, los chicos que quedaron fuera del mercado de trabajo y en su mayor¨ªa siguen as¨ª.
Entonces apareci¨® un fen¨®meno nuevo. Entre 150.000 y 300.000 j¨®venes, b¨¢sicamente de clases medias y con buena formaci¨®n, emigraron. ¡°Qued¨® claro que Espa?a ten¨ªa, y tiene, un problema de sobretitulaci¨®n, no de sobrecualificaci¨®n¡±, observa Joaqu¨ªn Reca?o, investigador del Centro de Estudios Demogr¨¢ficos (CED) de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Sea como fuere en este toma y daca, el pa¨ªs perder¨¢, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), 2,5 millones de habitantes en la pr¨®xima d¨¦cada en sus intercambios de poblaci¨®n con el extranjero.
Veremos si ese destino demogr¨¢fico se cumple. De momento, las cifras que da Joaqu¨ªn Reca?o narran que en 2013 salieron del pa¨ªs 523.000 personas, pero la tendencia se frena. En el primer semestre del a?o pasado (datos provisionales y m¨¢s recientes disponibles) se marcharon 206.000. Si 2014 cierra con ese ritmo, significar¨ªa que la emigraci¨®n disminuye. Otra sorpresa demogr¨¢fica. Porque esto de interpretar los flujos migratorios tiene bastante de tirar los dados.
Carlos Gim¨¦nez advierte de que se ¡°crear¨¢ una situaci¨®n muy compleja. Va a llegar una nueva emigraci¨®n, probablemente, m¨¢s cualificada y, por otro lado, se ampliar¨¢ o mantendr¨¢ buena parte de quienes se han ido¡±. Porque, a pesar de la crisis, en 2013 entraron 300.000 inmigrantes. Resulta razonable pensar que con la mejora econ¨®mica el flujo aumentar¨¢. Lo revelador es que ¡°ese retorno de los inmigrantes puede ser un elemento esencial en el camino hacia un cambio en el modelo productivo del pa¨ªs si se consigue atraer a trabajadores cualificados¡±, comenta V¨ªctor Echevarr¨ªa, experto de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Otro efecto llamada, pero esta vez del talento.
?La insoportable necesidad de salir?
Las migraciones son buenas, siempre que no sean obligadas. Ya lo escribi¨® el poeta Juan Gelman: ¡°No debiera arrancarse a la gente de su tierra o pa¨ªs, no a la fuerza. La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida¡±. La crisis econ¨®mica ha provocado la salida al exterior en busca de trabajo de miles de j¨®venes. El problema es que resulta imposible dar una cifra precisa, ya que pocos se registran en los consulados espa?oles o en los pa¨ªses europeos que son su principal destino. Como tampoco se identifica su regreso. El Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), por ejemplo, estima que entre 2008 y 2012, cerca de 700.000 personas abandonaron el pa¨ªs. Fuentes oficiales limitan la partida a 225.000. Otros expertos dan cifras que oscilan entre 150.000 y 300.000. Da igual. El fen¨®meno es real, y las dificultades, tambi¨¦n. ¡°Salir al extranjero no es El Dorado ni mucho menos. Es algo que puede ser tan complicado o m¨¢s que desarrollarse en el mismo pa¨ªs¡±, advierte Jos¨¦ Luis Casado, director de carreras profesionales de ESIC. ¡°Hay que estar muy preparado: formaci¨®n, habilidades, competencia, experiencia, idioma¡ Pero, sobre todo, hay que demostrar actitud¡±.
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