Econom¨ªa, voto e informaci¨®n
Los procesos electorales del a?o 2015 en Espa?a tienen una especial trascendencia pol¨ªtica y social. Se est¨¢ generando un espacio nuevo de pluralidad de partidos y hay giros importantes y r¨¢pidos en las encuestas de intenci¨®n de voto. La econom¨ªa y la sociolog¨ªa han arrojado algunos resultados emp¨ªricos e, incluso, experimentales, que resultan de inter¨¦s para interpretar lo que pueda ocurrir en Espa?a. La fidelidad ¡°ideol¨®gica¡± se ha reducido y los indecisos son muchos. Tradicionalmente, los estudios acad¨¦micos identifican las expectativas de empleo como la principal referencia.
De hecho, en Espa?a, las encuestas del CIS sit¨²an el paro como la preocupaci¨®n principal de los ciudadanos, seguida, a cierta distancia, por la corrupci¨®n. Ambos ingredientes, paro y corrupci¨®n, componen el experimento perfecto: para formar sus expectativas de empleo, los votantes necesitan contar con informaci¨®n. La que le proporcionan los pol¨ªticos pasa por distintos filtros de credibilidad, siendo la percepci¨®n de la corrupci¨®n uno muy importante. Si esto se une a la memoria de pasadas decepciones, es l¨®gico que los ciudadanos busquen otras referencias informativas.
Ah¨ª aparecen los medios de comunicaci¨®n pero tambi¨¦n est¨¢n afectados por sesgos de diferente ¨ªndole. Algunos estudios confirman que buena parte de los ciudadanos son conscientes de las desviaciones ideol¨®gicas m¨¢s o menos marcadas e inevitables en los medios. La capacidad de un medio para influir en el voto depende mucho de si la informaci¨®n recibida en el pasado fue ¨²til al ciudadano para formar sus expectativas y decisiones (v¨¦ase, por ejemplo, el art¨ªculo de Matthew Gentzkow y Jesse Shapiro de 2006 en Journal of Political Economy (114(2):280-316): Sesgo en los medios y reputaci¨®n). Se ha demostrado, por ejemplo, que los medios m¨¢s cre¨ªbles y fiables para el votante pueden ser determinantes, por ejemplo, para aupar o hundir a una emergente figura pol¨ªtica. Otro de los sesgos habituales en la prensa ¡ªcontra los que algunos periodistas luchan con fiereza¡ª es que el juego de fuerzas entre pol¨ªticos y medios lleva a que la informaci¨®n se concentre en temas de corto plazo que no son necesariamente los m¨¢s relevantes para elaborar expectativas de largo plazo. De ah¨ª el viejo dicho de que la prensa no necesariamente determina qu¨¦ pensar de un tema pero s¨ª de qu¨¦ asuntos se debe pensar.
Por eso, cuando un candidato es capaz de trascender el ruido y llevar a las portadas una propuesta nueva y relevante para el empleo a largo plazo, aumenta su credibilidad, aunque sea porque es capaz de traer a colaci¨®n un debate para el bienestar. Hay quien podr¨ªa decir que cuestiones como la corrupci¨®n han tenido menos incidencia de la que deber¨ªan para determinar el voto.
El paro es la principal preocupaci¨®n de los ciudadanos?
Esto es porque, tristemente, su influencia m¨¢s clara s¨®lo llega cuando afecta no s¨®lo al bolsillo ajeno sino tambi¨¦n al propio. Tambi¨¦n aqu¨ª hay estudios que muestran que la experiencia hist¨®rica es fundamental para que el efecto ¡°filtro¡± de cuestiones como corrupci¨®n, populismo o desviaci¨®n informativa sea m¨¢s inmediato. Espa?a ha progresado pero la trayectoria democr¨¢tica es a¨²n un poco corta.
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