Vampiros de Wall Street
El a?o pasado, los vampiros de las finanzas se compraron un Congreso. S¨¦ que no est¨¢ bien llamarlos as¨ª, pero tengo mis motivos, que expondr¨¦ en un momento. Por ahora, sin embargo, limit¨¦monos a se?alar que, hoy en d¨ªa, Wall Street, que antes repart¨ªa su apoyo entre los dos partidos, respalda mayoritariamente al Partido Republicano. Y los republicanos que han llegado al poder este a?o le devuelven el favor tratando de acabar con la ley Dodd-Frank, la reforma financiera aprobada en 2010.
?Y por qu¨¦ hay que destruir la ley Dodd-Frank? Porque est¨¢ funcionando.
Tal vez esta afirmaci¨®n sorprenda a aquellos progresistas que creen que no se ha hecho nada importante para frenar a los banqueros sin control. Y es verdad que la reforma se qued¨® muy corta respecto a lo que realmente deber¨ªamos haber hecho y que, adem¨¢s, no ha tra¨ªdo consigo triunfos evidentes y mensurables como las mejoras de los seguros sanitarios que se han materializado gracias al Obamacare.
Pero Wall Street odia la reforma por una raz¨®n, y un an¨¢lisis m¨¢s exhaustivo muestra el porqu¨¦.
Por un lado, la Oficina de Protecci¨®n Financiera de los Consumidores ¡ªobra de la senadora Elizabeth Warren¡ª est¨¢, a decir de todos, teniendo un enorme efecto restrictivo sobre los pr¨¦stamos abusivos. Y los primeros indicios apuntan a que la mejor regulaci¨®n de los derivados financieros ¡ªque desempe?aron una funci¨®n crucial en la crisis de 2008¡ª est¨¢ teniendo efectos similares, al potenciar la transparencia y reducir los beneficios de los intermediarios.
?Y qu¨¦ hay del problema de la estructura del sector financiero, asunto que a veces se simplifica en exceso recurriendo a la frase ¡°demasiado grande para caer¡±? Parece que tambi¨¦n ah¨ª la ley Dodd-Frank est¨¢ dando resultado y, de hecho, m¨¢s de lo que muchos de sus defensores esperaban.
Como acabo de indicar, la frase ¡°demasiado grande para caer¡± no llega al fondo de este problema. Lo que era verdaderamente letal era la interacci¨®n entre el tama?o y la complejidad. Las instituciones financieras se hab¨ªan convertido en quimeras: en parte bancos, en parte fondos de alto riesgo, en parte aseguradoras, etc¨¦tera. Esta complejidad les permit¨ªa eludir las normas, pero se las rescataba de las consecuencias cuando las apuestas les sal¨ªan mal. Y la capacidad de los banqueros para aprovecharse de lo uno y lo otro contribuy¨® a poner a Estados Unidos al borde del desastre.
La ley Dodd-Frank abordaba este problema permitiendo que los reguladores sometiesen a las instituciones financieras " importantes para el sistema" a una regulaci¨®n adicional, y que tomasen el control de esas instituciones en momentos de crisis, en vez de limitarse a rescatarlas. Y exig¨ªa que las instituciones financieras en general aportasen m¨¢s capital, lo que reduc¨ªa tanto sus incentivos para correr riesgos excesivos como la posibilidad de que la asunci¨®n de riesgos condujese a la quiebra.
Todo esto parece estar funcionando: la "banca en la sombra", que generaba riesgos de tipo bancario al tiempo que elud¨ªa la regulaci¨®n bancaria, se bate en retirada. Esto queda reflejado en casos como el de General Electric, una empresa de fabricaci¨®n que se convirti¨® en un embaucador financiero, pero que ahora intenta volver a sus or¨ªgenes. Tambi¨¦n se puede constatar por las cifras generales, que muestran que la banca convencional ¡ªes decir, la banca sujeta a una regulaci¨®n relativamente estricta¡ª se ha recuperado. Parece que eludir las normas ya no resulta tan atractivo como antes.
Pero los vampiros est¨¢n contraatacando.
Vale, ?por qu¨¦ los llamo as¨ª? No es porque le chupen la sangre a la econom¨ªa, aunque lo hacen: hay muchas pruebas de que los sectores financieros ¡ªcomo el nuestro¡ª excesivamente grandes y con salarios desorbitados son perjudiciales para el crecimiento econ¨®mico y la estabilidad. Hasta el Fondo Monetario Internacional est¨¢ de acuerdo.
Pero lo que de verdad hace que la palabra sea adecuada en este contexto es que los enemigos de la reforma no soportan la luz del sol. Resulta dif¨ªcil encontrar gente que defienda abiertamente que Wall Street tiene derecho a volver a las andadas. Cuando las fundaciones de derechas intentan argumentar que la regulaci¨®n es mala y perjudicial para la econom¨ªa, no parecen decirlo de coraz¨®n. Por ejemplo, el ¨²ltimo ¡°estudio¡± de este tipo, el del Foro de Acci¨®n de Estados Unidos, solo tiene cuatro p¨¢ginas y hasta su autor, el economista Douglas Holtz-Eakin, parece avergonzado de su trabajo.
Lo que solemos o¨ªr en la mayor¨ªa de los casos son m¨¢s bien afirmaciones sobre que la reforma da m¨¢s poder a los malos: por ejemplo, que el hecho de regular unas instituciones demasiado grandes y complejas para caer les hace de alg¨²n modo un favor a los embaucadores, afirmaciones tras las que se ocultan los esfuerzos de esas instituciones por evitar la calificaci¨®n de " importantes para el sistema". La cuesti¨®n es que casi nadie quiere que se le considere un sirviente comprado y pagado por el sector financiero, sobre todo aquellos que son exactamente eso.
Y esto, a su vez, se traduce en que, al menos hasta ahora, los vampiros reciben mucho menos de lo que esperaban a cambio de su dinero. A los republicanos les encantar¨ªa revocar la ley Dodd-Frank, pero tienen miedo, con raz¨®n, de que los defensores de la reforma como Warren ¡ªque inspira gran temor entre los malintencionados¡ª puedan sacar a la luz sus maquinaciones.
?Significa esto que todo va bien en el frente financiero? Claro que no. La ley Dodd-Frank es bastante mejor que nada, pero dista mucho de ser todo lo que necesitamos. Y los vampiros siguen al acecho en sus ata¨²des, esperando para contraatacar. Pero podr¨ªa ser peor.
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