Decisiones m¨¢s valientes
La descentralizaci¨®n pol¨ªtica y financiera en Espa?a es, en gran medida, un proceso exitoso: ha mejorado la calidad de vida del ciudadano medio y la equidad en el acceso a los servicios, y ha servido para cimentar la democracia. No obstante, este ¨¦xito general se ve empa?ado por la persistencia de problemas serios. Algunos de ellos podr¨ªan mejorar con el mero paso del tiempo. Por ejemplo, el aprendizaje y absorci¨®n de la cultura pol¨ªtica federal, en lo que ata?e a la lealtad mutua entre los diferentes niveles de gobierno; o la atribuci¨®n correcta de responsabilidades, que permite una rendici¨®n de cuentas apropiada. Otros, en cambio, como las tensiones centr¨ªfugas en Catalu?a y las distorsiones que provocan las ventajas financieras generadas por el sistema foral, van a exigir notables esfuerzos, ingenio y habilidad pol¨ªtica. En cualquier caso, el sistema de financiaci¨®n auton¨®mica aparece en el centro de la mayor¨ªa de esos problemas.
Sin minusvalorar los avances logrados en la reforma aprobada en 2009, en el sistema de financiaci¨®n auton¨®mica persisten deficiencias graves. En particular, la insuficiencia financiera y las distorsiones que afectan a la equidad. Con respecto a la primera, las comunidades aut¨®nomas (CC?AA) de r¨¦gimen com¨²n siguen siendo excesivamente dependientes de las decisiones del gobierno central e incapaces de resolver por s¨ª sus problemas financieros. Con respecto a la segunda, los ajustes ad hoc alteran por completo las reglas de redistribuci¨®n (nivelaci¨®n) inicialmente pactadas, y la forma en que se computan el cupo vasco y la aportaci¨®n navarra contin¨²an siendo el caldo de cultivo ¨®ptimo para los sentimientos, fundados, de agravio comparativo.
A nuestro juicio, no nos podemos permitir el lujo de proseguir en la estrategia del remiendo. Debemos entrar a fondo en el redise?o del sistema, incidiendo en la separaci¨®n de las esferas de influencia, competencias y responsabilidades del gobierno central y de las CC?AA.
La reforma de la financiaci¨®n, cuyas negociaciones arrancar¨¢n en julio seg¨²n ha anunciado el ministro de Hacienda, deber¨ªa abordar todo lo anterior de forma decidida y valiente
La queja perenne de las autonom¨ªas en cada ronda sucesiva de negociaci¨®n de su financiaci¨®n ha sido la insuficiencia de ingresos. La respuesta del Gobierno central ha sido, de forma recurrente, ceder m¨¢s transferencias y evitar a las CC?AA el trance de exigir impuestos a sus ciudadanos. Esta ¡°restricci¨®n presupuestaria blanda¡±, el hecho de que los agentes asuman que la obtenci¨®n de recursos adicionales es solo una cuesti¨®n de presi¨®n e insistencia sobre el Gobierno central, genera efectos secundarios nocivos sobre la rendici¨®n de cuentas y la responsabilidad fiscal de las autonom¨ªas. La clave est¨¢ en entender que la suficiencia global del sistema solo puede determinarse mediante la interacci¨®n entre Gobiernos y votantes en el ¨¢mbito auton¨®mico. Exactamente igual que hacemos a escala estatal o local. Es el proceso democr¨¢tico de elecci¨®n del nivel de gasto y de la correspondiente carga tributaria en el seno de cada comunidad lo que debe determinar el grado de suficiencia. En este sentido, las discusiones sobre autonom¨ªa y suficiencia convergen. La soluci¨®n integral pasa por combinar la disponibilidad de instrumentos tributarios propios y de alta capacidad recaudatoria con la aplicaci¨®n de una restricci¨®n presupuestaria dura. Es perentorio transmitir un mensaje claro de que no habr¨¢ rescates expl¨ªcitos o impl¨ªcitos, o incrementos indoloros de recursos.
Para alcanzar ese objetivo toca avanzar de forma m¨¢s decidida en la delimitaci¨®n del espacio fiscal propio de las CC?AA. Desde el punto de vista de los ciudadanos, es fundamental clarificar qui¨¦n es responsable de qu¨¦. Y para los Gobiernos aut¨®nomos, es preciso proporcionar una capacidad real para determinar el nivel de ingresos preferido. A su vez, la clarificaci¨®n del sistema para los ciudadanos y una mejor rendici¨®n de cuentas tambi¨¦n aconsejan responsabilizar en mayor grado a las CC?AA de la gesti¨®n de sus propios tributos. El reto est¨¢ en encontrar un equilibrio entre el refuerzo del papel de las administraciones tributarias auton¨®micas y la profundizaci¨®n en la f¨®rmula de los consorcios con la Agencia Tributaria, para no perder las ventajas de las econom¨ªas de escala y de compartici¨®n de la informaci¨®n.
La otra pieza del sistema que hay que revisar a fondo es la que concierne a la equidad interregional. En este caso, toca dar respuestas claras a tres cuestiones b¨¢sicas de naturaleza fundamentalmente pol¨ªtica, como todo lo que tiene que ver con la redistribuci¨®n de recursos, pero sobre las que el conocimiento t¨¦cnico sobre los costes y beneficios de las diferentes soluciones y f¨®rmulas resulta necesario y valioso.
En primer lugar, decidir si el sistema espa?ol debe abrazar con todas sus consecuencias la noci¨®n de la nivelaci¨®n parcial establecida en la reforma de 2009 o volver conceptualmente a la anterior nivelaci¨®n plena. Lo primero supondr¨ªa que los territorios m¨¢s ricos cuenten con m¨¢s recursos por habitante y, por tanto, que no se produzca lo que ha venido a denominarse una ¡°reordenaci¨®n¡± de posiciones. Lo segundo implica que ser m¨¢s o menos rico sea irrelevante para saber en qu¨¦ orden va a situarse cada territorio en el ranking de recursos por habitante. En segundo lugar, hacer los c¨¢lculos de las necesidades de gasto de forma m¨¢s precisa desde un punto de vista t¨¦cnico, y no desviarse de ellos de manera arbitraria como ahora. Finalmente, decidir c¨®mo se incorpora a las comunidades forales en la financiaci¨®n del sistema de nivelaci¨®n interterritorial.
La reforma de la financiaci¨®n, cuyas negociaciones arrancar¨¢n en julio seg¨²n ha anunciado el ministro de Hacienda, deber¨ªa abordar todo lo anterior de forma decidida y valiente. En caso contrario, en poco tiempo volveremos a hablar otra vez sobre los mismos problemas.
Jorge Mart¨ªnez-V¨¢zquez es catedr¨¢tico de la Georgia State University e investigador afiliado a GEN y Santiago Lago Pe?as es catedr¨¢tico de la Universidad de Vigo y director de GEN.
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