El ¡®low cost¡¯ se lava la cara
Aerol¨ªneas, cadenas de moda y supermercados del segmento del bajo coste se lanzan a reformas e inversiones millonarias para dejar atr¨¢s su imagen austera
Vender barato est¨¢ de moda. Pero parecer barato cada vez menos. Las compa?¨ªas situadas en la franja del bajo coste, desde aerol¨ªneas hasta supermercados, han decidido lavarse la cara para mantener su clientela y al tiempo ganar nuevos compradores con m¨¢s poder adquisitivo. Est¨¢n invirtiendo millones de euros en labrarse una imagen m¨¢s sofisticada y moderna, incluso aunque sigan compitiendo ferozmente con ofertas. Tiendas m¨¢s amplias, ordenadas y bien iluminadas. Asientos asignados en los aviones y hasta clase business. El low cost evoluciona.
Espa?a, para¨ªso del segmento barato
Aerol¨ªneas. La mitad de turistas que llegan a Espa?a por v¨ªa a¨¦rea lo hacen a trav¨¦s de una compa?¨ªa de bajo coste. Es el segundo pa¨ªs europeo con m¨¢s conexiones low cost (solo por detr¨¢s de Reino Unido), con 837 rutas este verano, seg¨²n un estudio del buscador de vuelos Gopili.
Textil. La cuota de mercado de las principales cadenas baratas de ropa ha escalado en Espa?a casi cinco puntos en tres a?os, hasta el 12,2% de las prendas vendidas en 2014, seg¨²n la consultors Kantar Worldpannel. Todo un hito para un sector tan fragmentado.
Supermercados. En el sector de la distribuci¨®n Mercadona, con su modelo particular de impulso a las marcas blancas, es el que m¨¢s cuota de mercado tiene, con el 22,4% el primer semestre. En el segmento de precios agresivos, Lidl tiene el 3,4%, cuatro d¨¦cimas m¨¢s que hace un a?o. Los hipermercados han perdido presencia. Carrefour tiene el 7,6%.
¡°Hace ya 15 a?os que se desencaden¨® la revoluci¨®n low cost en Europa¡±, recuerda el profesor Josep Francesc Valls, de Esade, especialista en m¨¢rketing. Se?ala que este fen¨®meno ha atravesado tres fases. En la primera, hace 15 a?os, fueron aerol¨ªneas como Ryanair las que pusieron patas arriba su sector, que tuvo que ponerse en guardia ante compa?¨ªas que ofrec¨ªan servicios tradicionalmente muy caros a precios muy bajos. Una vez los consumidores se dieron cuanta de que pod¨ªan pagar menos por los mismos servicios, el fen¨®meno se extendi¨®. ¡°Las empresas tradicionales iniciaron la batalla por la reducci¨®n de costes, para no quedarse fuera de la competici¨®n¡±, se?ala Valls.
Guerras de precios, ajustes de gastos y cambios en los procesos. ¡°Ahora llega la tercera fase: la de reposicionamiento. Quieren captar clientes m¨¢s all¨¢ de los segmentos m¨¢s bajos, donde los m¨¢rgenes son m¨ªnimos¡±, apunta. Las cadenas de ropa y las aerol¨ªneas invierten ahora en imagen y peque?os servicios extra que les permitan diferenciarse y atraer clientes de m¨¢s poder adquisitivo.
La moda es uno de los terrenos m¨¢s boyantes para el low cost y donde el cambio de imagen es m¨¢s visible, porque viene acompa?ado de mejores ubicaciones. Hubo un tiempo en el que los outlets, tiendas destinadas a vender los productos anticuados de las marcas, estaban solo a las afueras. Ahora muchas cadenas sit¨²an sus locales de descuento en pleno centro. Adem¨¢s, las marcas con precios m¨¢s agresivos tambi¨¦n est¨¢n abandonando las medianas superficies del extrarradio para situarse en primera l¨ªnea.
Locales en primera l¨ªnea
La mayor¨ªa de grandes operadores textiles low cost tratan de seguir el ritmo a la irlandesa Primark, todo un fen¨®meno europeo de ropa barata. En Londres ya ten¨ªa una de las mejores ubicaciones de la ciudad y ahora en Madrid est¨¢ a punto de inaugurar una macrotienda en la Gran V¨ªa. Inditex ha cambiado la imagen de su apuesta m¨¢s econ¨®mica, la cadena Lefties. Naci¨® para dar salida a las colecciones desfasadas y acaba de ver remodelados sus locales, uno de los m¨¢s grandes, tambi¨¦n situado en plena Gran V¨ªa. El a?o pasado Lefties registr¨® ventas de 130 millones, un 24% m¨¢s que un a?o antes.
La industria de la aviaci¨®n, la que de verdad se invent¨® el concepto low cost, no se queda al margen del cambio de la nueva tendencia. La reina de las compa?¨ªas de bajo coste, Ryanair, es el mayor ejemplo del volantazo del sector. Su presidente, Michael O'Leary, que se vanagloriaba de pensar en cobrar a los pasajeros por ir al ba?o o por viajar de pie, ahora no se sale del gui¨®n en ning¨²n momento. Ha dejado en la mayor¨ªa de las ocasiones la batuta de portavoz en manos del jefe de m¨¢rketing, Kenny Jacobs. Y en poco m¨¢s de un a?o, han lanzado todo de lo que hace una d¨¦cada hu¨ªa la m¨¢s orgullosa de las low cost: ofrece asientos asignados (no los llena por orden de llegada), servicios para viajeros business, reservas para grupos y hasta permite subir a bordo con dos bolsas. Adem¨¢s, ha cambiado los aeropuertos secundarios por los de grandes ciudades como Madrid.
¡°Las low cost necesitan fidelizar al cliente¡±, se?ala Ignacio G¨®mez Garz¨®n, responsable de la consultora de Simon-Kucher en Espa?a. ¡°Las empresas tradicionales se vieron amenazadas por ellas hace a?os e hicieron ajustes. Comenz¨® una guerra de precios. Una vez se han eliminado las diferencias entre bajo coste y empresa tradicional, ya no se puede competir solo con las tarifas. Hay que ofrecer servicios para diferenciarse¡±, explica.
Guerra en el supermercado
El cambio de imagen del segmento low cost m¨¢s agresivo es el que se libra probablemente en el sector de los supermercados. Las cadenas de descuentos como Lidl o Aldi no quieren ya parecer almacenes sovi¨¦ticos de cajas apiladas y pasillos atiborrados. Lucen con orgullo sus marcas blancas, pero est¨¢n invirtiendo en refinar su est¨¦tica. Y esto, a pesar de que la guerra de precio en la distribuci¨®n es m¨¢s dura que nunca.
Lidl aterriz¨® en Espa?a en 1994. Llegaron con tiendas de 800 metros de aspecto sobrio, productos vendidos directamente en los pal¨¦s. Entre 2014 y 2015 se van a gastar 400 millones en reformar tiendas en Espa?a y seguir abriendo. Sus nuevos supermercados son locales luminosos y acristalados, de 1.400 metros cuadrados y con espacio para productos frescos. Cada uno les cuesta m¨¢s de 2 millones de euros.
Dia tambi¨¦n se aleja de la imagen de austeridad de hace una d¨¦cada. Adem¨¢s de reformar algunos de los supermercados m¨¢s antiguos, la nueva cadena que lanz¨® este a?o, La Plaza, en los locales que compr¨® a Eroski por 146 millones, se asemeja est¨¦ticamente a los de competidores como Mercadona. Tiene m¨¢s productos de marcas y personal formado para servir productos frescos en comercios de unos 1.000 metros.
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