G20 y el mundo de colores
El impacto de la desaceleraci¨®n china se ver¨¢ cuando se traslade al mercado de trabajo
La econom¨ªa mundial discurre en blanco y negro, con claroscuros, pero el G20 parece querer contarnos que se trata de un mundo de colores. Como si dos d¨ªas de reuni¨®n en Turqu¨ªa el pasado fin de semana ¡ªcon buenas palabras y aparentes mejores intenciones¡ª lo solucionaran todo. Arengas como ¡°no nos atacaremos con guerras cambiarias¡±, ¡°evitaremos devaluaciones competitivas de nuestras monedas¡± o ¡°haremos m¨¢s reformas estructurales entre tanto para que no pase nada¡±. La realidad es que lo ¨²nico que estaba claro en Ankara es que hay un miedo com¨²n. Probablemente a Estados Unidos sea a quien menos le tiemble el pulso. Evidentemente, sus dirigentes no prometieron nada y, sin embargo, de ellos depende el juego. Si los tipos de inter¨¦s suben ¡ªlo har¨¢n sin demasiada demora¡ª todas esas buenas voluntades se desmoronar¨¢n.
El gobernador del Banco Central de China, Zhou Xiaochuan, ha asegurado que ¡°la correcci¨®n en los mercados ha terminado¡±. Ahora va a resultar que la autoridad monetaria china es la m¨¢s h¨¢bil controladora de burbujas. Cuando la Fed suba tipos, habr¨¢ m¨¢s presi¨®n a la baja para el yuan y m¨¢s salidas de capital de China. Cierto es que el cambio yuan/d¨®lar parece haberse estabilizado en 6,35 pero es un equilibrio aparentemente d¨¦bil y temporal. La mayor¨ªa de los analistas sugieren que caer¨¢ a¨²n alrededor de un 10% adicional en los pr¨®ximos meses.
No parece tan problem¨¢tico que China crezca algo menos, aunque la correcci¨®n de variaci¨®n del PIB del gobierno del pa¨ªs, del 7,4% al 7,3%, parece algo p¨ªrrica. Lo verdaderamente preocupante es que lo hace en medio de crecientes desequilibrios y desigualdades, desde los monetarios y financieros hasta los sociales. El verdadero impacto de la desaceleraci¨®n se ver¨¢ en los pr¨®ximos meses cuando se traslade al mercado de trabajo.La debilidad de otros pa¨ªses cuelga de este delicado equilibrio chino y de sus propias necesidades de reformas, empezando por la mayor parte de los emergentes. En medio queda atrapado Jap¨®n, al que la subida de tipos estadounidense va a comprometer a¨²n m¨¢s su propio experimento monetario, empuj¨¢ndole a una nueva expansi¨®n cuantitativa, tras el relativo fracaso de las anteriores. En cuanto a los emergentes, con pocas excepciones, se enfrentan a presiones deflacionarias.
El mercado energ¨¦tico sigue tambi¨¦n revuelto. La exitosa producci¨®n de crudo y gas mediante fractura hidr¨¢ulica en EE UU encierra algunos interrogantes. No todas las compa?¨ªas de este mercado son rentables y casi todas est¨¢n muy endeudadas. El petr¨®leo ha bajado tanto que hasta estas empresas est¨¢n afrontando dificultades: para muchas, sus ingresos apenas dan para cubrir el pago de la deuda. Tampoco dice nada el G20 de los problemas de la deuda soberana. Seg¨²n un estudio exhaustivo muy comentado de David Beers y Jean S¨¦bastien Nadeau para el Banco Central de Canad¨¢, en el mundo hab¨ªa ya 442.000 millones de deuda soberana problem¨¢tica en 2013, de dif¨ªcil cobro. Todas son noticias inquietantes pero, seg¨²n el G20, no hay motivo para preocuparse y Europa y Estados Unidos est¨¢n libres de todo peligro.
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