El gran aceler¨®n africano
El futuro est¨¢ al sur del S¨¢hara, pero a la regi¨®n a¨²n le queda much¨ªsimo camino por delante
Tres meses antes de que Negocios saliera a la calle, 162.000 espectadores en Londres y Filadelfia (y otros 1.500 millones por televisi¨®n) vieron como artistas como Queen, David Bowie y Bob Dylan cantaban contra la hambruna que azotaba el Cuerno de ?frica. Alrededor de un mill¨®n de personas murieron de hambre entre 1983 y 1985 entre Etiop¨ªa y lo que es hoy Eritrea. 30 a?os m¨¢s tarde, la capital et¨ªope Adis Abeba estrenaba con gran fanfarria su primera l¨ªnea de metro ligero, construida con asistencia t¨¦cnica y financiaci¨®n chinas a un coste de cerca de 400 millones de euros. El a?o anterior, seg¨²n el Programa Mundial de Alimentos, una de cada cuatro familias et¨ªopes ten¨ªa una alimentaci¨®n "menos que aceptable".
Es imposible generalizar con ?frica. El propio Banco Mundial no categoriza al continente en conjunto, sino que lo divide entre norte y sur, separados por el desierto del S¨¢hara. Pero el caso et¨ªope puede considerarse representativo del conjunto de la evoluci¨®n econ¨®mica del ?frica subsahariana en los ¨²ltimos 30 a?os, al revelarnos que: primero, las cosas han mejorado con respecto a 1985; segundo, el capital extranjero, especialmente chino, ha sido primordial en ese progreso; tercero, esa evoluci¨®n no ha sido ni universal ni capaz de resolver del todo los problemas que a¨²n tiene el continente.
Sud¨¢frica, el caso aparte
Sud¨¢frica, tradicionalmente el pa¨ªs m¨¢s rico del continente gracias a sus reservas de oro y diamantes y su diversificada econom¨ªa, viv¨ªa hace 30 a?os el punto m¨¢s ¨¢lgido de las sanciones internacionales contra el r¨¦gimen racista del apartheid. La redemocratizaci¨®n, consagrada con la elecci¨®n de Nelson Mandela en 1994, trajo consigo inestabilidad econ¨®mica. Grandes compa?¨ªas, como la cervecera SAB y la minera AngloAmerican, abandonaron a finales de los noventa la Bolsa de Johanesburgo para instalarse en Londres. Sin embargo, en los ¨²ltimos a?os el pa¨ªs ha intentado aumentar su perfil pol¨ªtico y econ¨®mico con la incorporaci¨®n al bloque de los BRICS, junto a otros cuatro emergentes.
En t¨¦rminos absolutos, ?frica sigue siendo el continente m¨¢s pobre, m¨¢s hambriento y m¨¢s corrupto del planeta. Millones de personas han muerto directa o indirectamente por las decenas de conflictos armados que han azotado el continente. Incluso desde el punto de vista macroecon¨®mico, 30 a?os no han hecho que el ?frica subsahariana gane peso en la econom¨ªa global. Del 1,65% del PIB mundial que representaba en 1985, seg¨²n el Banco Mundial, ha pasado al 2,2% en 2014.
Pero mientras que en 1990 el 57% del ?frica subsahariana subsist¨ªa con menos de 1,90 d¨®lares al d¨ªa, en 2012 era el 43%. Desde 2001, el continente ha crecido m¨¢s r¨¢pido que la media global. En d¨®lares constantes, mientras que el PIB global ha ganado un 39,7%, el africano ha aumentado un 89,7%. El ?ndice de Desarrollo Humano, que usa la ONU para medir el progreso integral de un pa¨ªs, ha pasado de 0,399 en 1990 a 0,502 en 2013. Si el 35% de los habitantes de la regi¨®n estaban malnutridos en 1990, hoy esa cifra es de menos del 25% y ser¨¢ del 15% en 2030, seg¨²n la FAO.
Aun estas cifras tienen sus matices. "La poblaci¨®n africana ha crecido mucho m¨¢s r¨¢pido que el PIB", indica Punam Chuhan-Pole, economista jefe en funciones para ?frica del Banco Mundial. "En t¨¦rminos de renta per c¨¢pita, el avance no es tan impresionante. Pero, aun as¨ª, es m¨¢s r¨¢pido que la media mundial". Y, sobre todo, el despegue ha sido muy desigual. "La mejor¨ªa econ¨®mica no ha servido para reducir la pobreza tanto como en Asia o Am¨¦rica Latina", considera.
Democratizaci¨®n
Por incipiente que sea, es un progreso, y no ha llegado solo. En 1985 muchos de los reg¨ªmenes africanos eran dictatoriales o de partido ¨²nico. El fin de la Guerra Fr¨ªa redujo las presiones pol¨ªticas sobre los Gobiernos africanos y condujo a algunos procesos de transici¨®n democr¨¢tica e implantaci¨®n de Estados de derecho. "Hay una urgencia por la democracia", indica Samantha Singh, estratega para ?frica del sudafricano Standard Bank. "La democratizaci¨®n ha ayudado a la regi¨®n a entender la importancia de las buenas pol¨ªticas econ¨®micas", se?ala Chuhan-Pole. "Eso trae menos volatilidad y ayuda a reducir la pobreza".
Otro factor que ha ayudado es la reducci¨®n de la deuda externa. En 1985, esta superaba el 100% del PNB en 17 pa¨ªses del mundo; todos menos tres estaban en ?frica. la aprobaci¨®n en 1996 por parte del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial de la Iniciativa para Pa¨ªses Muy Endeudados (HIPC, en sus siglas en ingl¨¦s), que ofrec¨ªa la condonaci¨®n de la deuda a cambio de la adopci¨®n de un programa social y econ¨®mico. Si hace 30 a?os, en los pa¨ªses menos desarrollados del continente la deuda externa representaba un 51% del PNB, hoy es un 24%.
La reducci¨®n de la deuda permiti¨® a muchos pa¨ªses poder volver a buscar financiaci¨®n justo cuando China, en plena expansi¨®n econ¨®mica, buscaba socios para satisfacer sus necesidades de materias primas y nuevos mercados. Fue una combinaci¨®n fruct¨ªfera para ambas partes. "Europa y Estados Unidos hablan de ayudar a ?frica; China invierte", explica Luis Padr¨®n, director de Cas¨¢frica. "Y sobre todo en energ¨ªa e infraestructuras, sectores no tan prioritarios para la ayuda tradicional".
La contrapartida es que, a cambio de materias primas, China ha inundado el continente de productos manufacturados locales que han ahogado la escasa industria local. "La dependencia de las exportaciones de materias primas en el conjunto de la econom¨ªa ha aumentado", apunta Chuhan-Pole. Y puede seguir creciendo: "?frica a¨²n no ha vivido su Revoluci¨®n Verde. La exportaci¨®n de productos agr¨ªcolas es un negocio cuyo potencial est¨¢ por explorar".
La esperanza de revertir esa dependencia est¨¢, parad¨®jicamente, en los industriales indios y chinos, que buscan en el continente la mano de obra barata que ya no existe en el pa¨ªs asi¨¢tico. "Etiop¨ªa, la China de China", titulaba Bloomberg en un art¨ªculo de 2014. No solo los pa¨ªses asi¨¢ticos ven en ?frica el futuro de sus manufacturas. En 2013, el gigante sueco de la distribuci¨®n de textil H&M empezaba a comprar su producci¨®n a una f¨¢brica en la regi¨®n et¨ªope del Tigr¨¦. Pero los expertos alertan: el despertar industrial de ?frica va a tardar. "No veo que todav¨ªa sea el momento", considera Victor Lopes, economista jefe para ?frica Subsahariana del brit¨¢nico Standard & Chartered.
Durante los ¨²ltimos 20 a?os el continente ha montado la ola de la demanda de materias primas para crecer. Ahora, con el frenazo chino, ?frica va a tener que buscar otras alternativas. "Hay pa¨ªses como Angola que intentaron diversificarse, pero no sali¨® adelante", opina Singh.
El reto tiene sus luces y sombras. La corrupci¨®n y la mala administraci¨®n siguen ah¨ª. "?frica nunca ha sido la mejor regi¨®n del mundo para hacer negocios", reconoce Singh. Pero hay motivos para la esperanza. Cada vez m¨¢s africanos viven en ciudades, las infraestructuras est¨¢n mejorando y la tecnolog¨ªa es progresivamente m¨¢s barata y m¨¢s accesible. "Est¨¢ surgiendo una nueva clase media de 200 millones de consumidores", apunta Padr¨®n.
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