Previsiones ecl¨¦cticas

Las previsiones que ha presentado este lunes la OCDE son un compendio bien estructurado de los m¨²ltiples vientos que soplan en el panorama econ¨®mico internacional. El problema es ¡ªcomo para la gran mayor¨ªa de las proyecciones que llegan con el oto?o¡ª que existen tantas fuerzas contrapuestas que uno no sabe pensar si la situaci¨®n de la econom¨ªa mundial es de resistencia estoica, escepticismo fundado o idealismo ingenuo. El eclecticismo es muy socorrido pero no necesariamente ¨²til. El informe de la OCDE le da a todos los palos, desde los problemas del comercio mundial hasta el cambio clim¨¢tico, pasando por la crisis de los refugiados en Europa.

Tal vez el problema de las previsiones que realizamos los economistas en este ¡°nuevo normal¡± que es vivir con elevada incertidumbre, es la obsesi¨®n por la estimaci¨®n puntual. En su lugar, parece m¨¢s adecuado en este contexto hablar de escenarios. Es cierto que esto implica valorar su probabilidad de ocurrencia en alguna media pero al menos se puede expresar la variedad que implica la incertidumbre, m¨¢s all¨¢ del socorrido escenario central.

En Espa?a, las estimaciones de la OCDE est¨¢n m¨¢s o menos en el promedio de las que barajan los principales analistas, tal vez un poco por debajo, incluso. Un 3,2% de avance del PIB en 2015, 2,7% en 2016 y, a partir de ah¨ª, estima un crecimiento medio del 2,5% que es el que la instituci¨®n supone que tiene la econom¨ªa espa?ola cuando se le desprovee del efecto de los vientos (a favor o en contra). Precisamente, puede que lo que ocurra en Espa?a es que no nos apetezca mucho pensar en esos vientos, que son los que marcan los escenarios. La pol¨ªtica est¨¢ introduciendo mucho ruido y alguna que otra tormenta pero en Espa?a no hay apenas reflexi¨®n ni posicionamiento respecto a cuestiones externas que son cruciales y que, de momento, han beneficiado de forma algo perversa el devenir de nuestra econom¨ªa. La inseguridad en muchas partes del Mediterr¨¢neo ha favorecido el turismo en Espa?a, pero nadie est¨¢ completamente libre de ese riesgo. La transformaci¨®n estrat¨¦gica de la energ¨ªa en el mundo ha cogido a Espa?a sin una pol¨ªtica definida al respecto aunque, de momento, tambi¨¦n se ha beneficiado por la reducci¨®n del coste del petr¨®leo. La crisis de los refugiados ha pasado de puntillas, con m¨¢s apariencia de solidaridad que realidad y tal vez pensando (err¨®neamente) que es un fen¨®meno pasajero.

Todas estas son cuestiones globales trascendentales que parecen no ir con Espa?a y que se han hurtado del debate p¨²blico en medio de un ambiente convulso y una cierta falta de altura de miras. Los riesgos de tipo geopol¨ªtico se colocan ya en segundo lugar ¨Ctras China y los emergentes¡ª en el ranking de problemas previsiblemente significativos para la econom¨ªa mundial en 2016. Constituir¨ªan gran parte del escenario pesimista para Espa?a, al que podr¨ªa unirse un devenir pol¨ªtico propio complicado. Tambi¨¦n habr¨ªa escenarios optimistas, en los que la situaci¨®n externa es manejable y en el terreno dom¨¦stico hay alg¨²n pacto de Estado reformista e integrador. Que cada uno asigne sus probabilidades.