Las ciudades del petr¨®leo se apagan
Viaje a Nueva Loja y Francisco de Orellana, dos localidades de Ecuador al borde de la quiebra debido al par¨®n de las actividades petroleras
Las ciudades m¨¢s grandes de la amazon¨ªa ecuatoriana, Nueva Loja y Francisco de Orellana, con 100.000 y 40.000 habitantes, respectivamente, est¨¢n al borde la quiebra tras el par¨®n de las operaciones petroleras que no han podido esperar que la petrolera ecuatoriana Petroamazonas cumpla con sus compromisos, debido a la crisis internacional. La deuda que la empresa estatal mantiene con sus proveedores est¨¢ en torno a los 1.400 millones de d¨®lares. Esto incide en la econom¨ªa de las ciudades amaz¨®nicas, que no son otra cosa que los caser¨ªos agrandados que en los a?os sesenta y setenta estaban cercanos a los pozos petroleros y que desde el principio se dedicaron a ofrecer los servicios que demandaba la explotaci¨®n petrolera. Sin el flujo acostumbrado de petrod¨®lares, los comercios han dejado de vender, los hoteles tienen una ocupaci¨®n m¨ªnima, los veh¨ªculos de carga pesada est¨¢n aparcados¡
Los representantes de los sectores productivos de Nueva Loja y Francisco de Orellana han formado comit¨¦s de crisis, pero la ¨²nica soluci¨®n que ven es que el Estado pague sus deudas para que ellos puedan ponerse al d¨ªa con sus obligaciones y quiz¨¢s reorientar sus inversiones y esfuerzos al turismo. Los turistas que llegan al oriente ecuatoriano apenas pisan las ciudades del petr¨®leo, pues contratan los paquetes tur¨ªsticos en Quito o Guayaquil y van directo a los lodges en las riberas de los r¨ªos amaz¨®nicos.
Los hoteles en estos primeros d¨ªas de enero amanecen pr¨¢cticamente vac¨ªos. El Hotel R¨ªo Napo en Orellana apenas tuvo esta semana cinco hu¨¦spedes. ¡°He tenido que despedir pr¨¢cticamente a todo el personal, me qued¨¦ con una persona para limpiar las pocas habitaciones que se ocupan y he puesto a mi esposa en la recepci¨®n durante el d¨ªa¡±, cuenta Carlos Zavala, due?o del hotel y representante del comit¨¦ de crisis en su ciudad. ¡°Esta ciudad est¨¢ quebrada, no se ha sabido sembrar el petr¨®leo¡±, explica.
Hay hoteleros m¨¢s golpeados por el baj¨®n econ¨®mico, como Wilson Barrionuevo, due?o de un hotel en Orellana, que se endeud¨® hace un a?o en medio mill¨®n de d¨®lares para construir un edificio con 30 habitaciones m¨¢s para satisfacer la demanda de las empresas petroleras. ¡°Tuve una petici¨®n de las petroleras porque no hab¨ªa suficientes habitaciones en la ciudad; una compa?¨ªa me pidi¨® 60 habitaciones y otra 40¡±, cuenta el hotelero, y asegura que una de las empresas le hizo la solicitud por escrito. ¡°La intenci¨®n era construir una torre de 10 pisos, con 10 habitaciones por cada piso. Lamentablemente, aunque ahora digo por suerte, la Aviaci¨®n Civil me puso impedimento por la proximidad del aeropuerto y me dej¨® llegar a planta baja y tres pisos, y el pr¨¦stamo que iba a ser de un mill¨®n de d¨®lares qued¨® en la mitad¡±.
Adi¨®s a los a?os de bonanza
Los ¨²ltimos a?os de bonanza del petr¨®leo, cuando el precio del barril de crudo super¨® los 100 d¨®lares, dejaron una riqueza sin igual en Ecuador. Vicente Albornoz, decano de Econom¨ªa de la Universidad de las Am¨¦ricas, se?ala que entre 2007 y 2014 la riqueza obtenida por el petr¨®leo fue el equivalente a la generada en los 27 a?os previos, entre 1979 y 2006. Albornoz habla de 126.000 millones de d¨®lares, resultado de ver el n¨²mero de barriles producidos y su precio y de ajustar todo por la inflaci¨®n. A partir de 2011 se ingresaron casi 13.000 millones de d¨®lares. Cu¨¢nto de esto lleg¨® a las ciudades aleda?as a los pozos petroleros es imposible de saber, pero el Gobierno se jacta de obras millonarias como los puentes sobre los r¨ªos amaz¨®nicos, las escuelas y las ciudades del milenio. La deuda hist¨®rica, sin embargo, se mantiene. En Nueva Loja y Orellana todav¨ªa se reclama por la construcci¨®n de una universidad para los j¨®venes nativos y colonos que hasta ahora solo han pensado en trabajar para las compa?¨ªas petroleras. Tambi¨¦n es necesario mejorar los servicios p¨²blicos, que se colapsan cada vez que se desata la lluvia. Esta semana, una tormenta de tres horas dej¨® a la ciudad inundada y sin energ¨ªa el¨¦ctrica.
A los problemas con los bancos se suman los problemas con las entidades del mismo Estado, como el Servicio de Rentas Internas. Cecibel Paz, presidenta de la C¨¢mara de Transporte Pesado de Nueva Loja y gerente de la empresa de transporte Herrera y Ordo?ez, ten¨ªa de plazo hasta este pasado martes para pagar 3.700 d¨®lares por concepto del anticipo al impuesto a la renta. ¡°?C¨®mo hago si es el Estado el que no paga?¡±, se pregunta, y explica que aunque las peque?as empresas que representa no trabajan directamente para Petroamazonas, s¨ª lo hacen los grandes contratistas que le deben dinero. ¡°A nosotros nos dicen que Petroamazonas no paga y que ellos no pueden pagar¡±, cuenta.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, y todos sus ministros visitaron Nueva Loja en noviembre y escucharon las demandas de su comit¨¦ de crisis, sobre todo la petici¨®n de moratoria y una reducci¨®n de las obligaciones tributarias hasta que la petrolera nacional pague a sus contratistas. Entonces, el presidente dijo que ya hab¨ªa 10 millones de d¨®lares para que Petroamazonas cancelara parte de su deuda y dijo que en enero se pagar¨ªa todo.
Sin embargo, los reclamos de ambas ciudades no han tenido ning¨²n eco y siguen sumidas en un apag¨®n econ¨®mico. En Nueva Loja la ¨²nica concesi¨®n que se hizo fue la autorizaci¨®n para que los 5.000 comerciantes registrados aprovechen su cercan¨ªa con Colombia (20 kil¨®metros la separan del poblado de La Hormiga) e importen un cupo determinado de mercader¨ªa, pero la medida a¨²n no se ha concretado.
Para Milton Noboa, presidente de la C¨¢mara de Comercio de Orellana, ¡°la ciudad est¨¢ en silencio¡±. Noboa lleg¨® con su familia a finales de los sesenta, cuando ni siquiera hab¨ªa carreteras. Llegaron para hacerse cargo de un almac¨¦n de los misioneros capuchinos, que se convirti¨® en el ¨²nico punto de avituallamiento en la era petrolera. Las ventas hasta hace unos meses sobrepasaban los 100.000 d¨®lares mensuales, pero ahora no suben de 30.000. Y ¡°ese silencio¡± amenaza con expulsar a los colonos que llegaron atra¨ªdos por la fiebre del oro negro. Para muchos es el fin de la aventura econ¨®mica. Los letreros de venta o alquiler de negocios aparecen por doquier. Pero son solo eso, intentos, porque ahora mismo es imposible vender, ni siquiera a precio de crisis, como se lee en algunos avisos. El brillo de las ciudades ecuatorianas del petr¨®leo se ha apagado.
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