Bruselas propone sanciones de hasta 30.000 euros por coche a la industria
La Comisi¨®n Europea endurecer¨¢ la regulaci¨®n de seguridad y medioambiental para evitar que se repita el 'caso Volkswagen'
Fue EE UU quien destap¨® el caso Volkswagen, que truc¨® millones de coches para saltarse las normas de emisi¨®n de gases contaminantes. Cinco meses despu¨¦s, Bruselas a¨²n no ha abierto expediente a Alemania por ese esc¨¢ndalo. Pero algo se mueve en la UE: la Comisi¨®n Europea aprobar¨¢ hoy un ambicioso endurecimiento de la regulaci¨®n de seguridad y medioambiental, con sanciones de hasta 30.000 euros por veh¨ªculo para los fabricantes que se salten las reglas y para los servicios t¨¦cnicos que se encargan de hacerlas cumplir. ¡°Son cifras disuasorias¡±, seg¨²n la propuesta, para impedir nuevos casos Volkswagen.
La Comisi¨®n propondr¨¢ este mi¨¦rcoles una revisi¨®n a fondo de la normativa de seguridad y de emisiones de la industria automovil¨ªstica europea, envuelta en un halo de sospecha desde la irrupci¨®n del caso Volkswagen y las investigaciones en marcha que afectan a otros fabricantes. La comisaria polaca Elzbieta Bienkowska explic¨® ayer a un grupo de diarios europeos que el brazo ejecutivo de la Uni¨®n quiere terminar de un plumazo con las pr¨¢cticas il¨ªcitas por parte del sector, muy se?alado tras los trucajes desvelados en Volkswagen, el l¨ªder de la industria m¨¢s poderosa de la primera potencia econ¨®mica de Europa. La nueva normativa est¨¢ coronada por un severo aparato sancionador: Bruselas quiere poder multar directamente a los fabricantes que incumplan ¡ªalgo que ahora no ocurre¡ª, con una cifra disuasoria de hasta 30.000 euros por veh¨ªculo.
Saltarse las reglas ya nunca ser¨¢ tan f¨¢cil. Ahora, cuando una compa?¨ªa quiere vender coches en la UE basta con solicitar las homologaciones de seguridad y medioambientales de un Estado miembro, y en la crisis de Volkswagen se ha puesto de manifiesto la connivencia entre los fabricantes y los centros que examinan los veh¨ªculos.
Nueva normativa
Para acabar con eso, Bruselas quiere tres cosas. Uno: reforzar la independencia de esos ex¨¢menes, evitando que los fabricantes paguen esos test directamente para evitar conflictos de inter¨¦s, y con la puesta en marcha de auditor¨ªas. Dos: un mayor control a los veh¨ªculos que deben homologarse, tanto a los prototipos como a los que ya est¨¢n en circulaci¨®n. Y, sobre todo, tres: ¡°La Comisi¨®n tendr¨¢ poderes para suspender, restringir o clausurar los servicios t¨¦cnicos que sean demasiado laxos en los ex¨¢menes¡±, seg¨²n Bienkowska. Cuando detecte fraude, Bruselas podr¨¢ imponer sanciones tanto a los fabricantes como a los servicios t¨¦cnicos que participen en l¨ªos como el de VW.
Esa nueva normativa tendr¨¢ que pasar ahora por el Consejo Europeo ¡ªes decir, por los Estados miembros, que ya han aguado en el pasado la regulaci¨®n del sector por la importancia de esa industria en varios pa¨ªses¡ª y en paralelo por el Parlamento Europeo. La normativa podr¨ªa entrar en vigor este mismo a?o.
Todo eso se hace en paralelo a la investigaci¨®n sobre Volkswagen. Bruselas ¡°no descarta abrir finalmente un expediente¡± a Berl¨ªn por ese esc¨¢ndalo, seg¨²n fuentes comunitarias. De momento no lo ha hecho, pese a que tiene poderes para ello. Bienkowska s¨ª insiste en que la compa?¨ªa pague la misma compensaci¨®n a los consumidores europeos que a los estadounidenses (1.000 d¨®lares por coche), algo para lo que no tiene competencia y que rechaza la c¨²pula de Volkswagen. Esas indemnizaciones, junto con las posibles demandas judiciales, pueden provocar un agujero multimillonario en las cuentas del gigante de Wolfsburgo.
¡°Frente a la poca colaboraci¨®n que mostraba al principio el grupo, ahora las diferencias se limitan a la compensaci¨®n para los consumidores. No vamos a renunciar a ellas. Ese es un buen motivo para endurecer la legislaci¨®n europea de protecci¨®n al consumidor y ponerla a la altura de la de EE UU¡±, seg¨²n la comisaria.
De los 11,5 millones de coches que Volkswagen reconoce haber trucado, unos 8,5 millones circulan por Europa. Pero fue EE UU quien destap¨® el esc¨¢ndalo. Y fue el Departamento de Justicia estadounidense quien lo llev¨® a sus ¨²ltimas consecuencias, con una demanda que puede costar 45.000 millones de d¨®lares. Volkswagen truc¨® sus coches con un software que rebaja artificialmente las mediciones de gases contaminantes: Bruselas se ha limitado hasta ahora a exigir informaci¨®n. La propuesta a la que ha tenido acceso EL PA?S mantiene tajante la prohibici¨®n de esos artefactos, recuerda que las autoridades nacionales tienen la obligaci¨®n de impedir su uso, y va un paso m¨¢s all¨¢: obliga a los fabricantes a dar toda la informaci¨®n sobre los protocolos de software, tal como hace Estados Unidos. Se trata de tener todas las pruebas en caso de que se abra una investigaci¨®n, para que esta vez no sea EE UU quien muestre al rey desnudo.
Recuperar la confianza
La credibilidad es uno de esos asuntos que necesitan a?os, d¨¦cadas, para fraguarse y que se pierden en un solo patinazo. El primer ejecutivo de Volkswagen, Matthias M¨¹ller, asegur¨® ayer en Bruselas que la tarea m¨¢s importante del grupo alem¨¢n es recuperar la confianza. La empresa ha abierto para ello una investigaci¨®n interna, que estar¨¢ lista en abril. La c¨²pula de Volkswagen tiene previsto reunirse la semana pr¨®xima por tercera vez este a?o, ante el m¨¢s que previsible alud de cr¨ªticas en la junta de accionistas prevista para abril. El pasado oto?o fue p¨¦simo para el grupo: en septiembre se destap¨® que las emisiones de sus motores di¨¦sel eran superiores a las que se med¨ªan en los ex¨¢menes gracias a un software prohibido. ¡°Las presiones para aclarar el esc¨¢ndalo son extremadamente altas¡±, explica Stefan Bratzel, presidente de uno de los laboratorios de ideas alemanes del sector automotriz. ¡°Y ese trabajo est¨¢ muy lejos de haber terminado¡±, a?ade Bratzel a Reuters.
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