?Qu¨¦ est¨¢ frenando a la econom¨ªa mundial?
El Nobel de Econom¨ªa carga contra la pol¨ªtica monetaria de la Reserva Federal
Siete a?os despu¨¦s de que en 2008 entrase en erupci¨®n la crisis financiera mundial, la econom¨ªa del mundo ha continuado dando tumbos en 2015. Seg¨²n el informe de las Naciones Unidas (ONU)?titulado Situaci¨®n y Perspectivas de la Econom¨ªa Mundial 2016,?la tasa promedio de crecimiento en los pa¨ªses desarrollados ha disminuido en m¨¢s del 54% desde la crisis. Se estima que cerca de 44 millones de personas est¨¢n desempleadas en los pa¨ªses desarrollados, aproximadamente 12 millones m¨¢s que en 2007, mientras que la inflaci¨®n ha alcanzado su nivel m¨¢s bajo desde la crisis.
A¨²n m¨¢s preocupante es el hecho de que las tasas de crecimiento de los pa¨ªses avanzados tambi¨¦n se han tornado m¨¢s vol¨¢tiles. Esto es sorprendente, ya que, en su posici¨®n de econom¨ªas desarrolladas con cuentas de capital totalmente abiertas, estas econom¨ªas deber¨ªan haberse beneficiado de la libre circulaci¨®n del capital y de la distribuci¨®n internacional del riesgo ¡ªy, por lo tanto, deber¨ªan experimentar poca volatilidad macroecon¨®mica¡ª. Adem¨¢s, las transferencias sociales, prestaciones por desempleo incluidas, deber¨ªan haber permitido a los hogares estabilizar sus niveles de consumo.
Sin embargo, las pol¨ªticas dominantes durante el per¨ªodo posterior a la crisis ¡ªel ajuste fiscal y la flexibilizaci¨®n cuantitativa (QE)¡ª han ofrecido poco apoyo para estimular el consumo de los hogares, la inversi¨®n y el crecimiento. Por el contrario, han tendido a empeorar las cosas.
En EE UU, la flexibilizaci¨®n cuantitativa no impuls¨® el consumo y la inversi¨®n porque, en parte, la mayor parte de la liquidez adicional regres¨® a las arcas de los bancos centrales, en forma de excesos de reservas. La ley de flexibilizaci¨®n regulatoria de los servicios financieros de 2006 autoriz¨® a la Reserva Federal (Fed)?a pagar intereses sobre las reservas obligatorias y sobre las reservas en exceso, socavando, de esta manera, el objetivo clave de la QE.
De hecho, con el sector financiero de Estados Unidos al borde del colapso, la ley de Estabilizaci¨®n Econ¨®mica de Emergencia de 2008 adelant¨® en tres a?os la fecha de entrada en vigencia del ofrecimiento de pago de intereses sobre reservas, estableciendo que la misma se iniciar¨ªa el 1 de octubre de 2008. Como resultado, el exceso de reservas que se mantiene en la Fed se dispar¨®, pasando de un promedio 200.000 millones de d¨®lares durante el per¨ªodo 2000-2008 a 1,6 billones durante el per¨ªodo 2009-2015. Las instituciones financieras optaron por mantener su dinero en la Fed en lugar de realizar pr¨¦stamos a la econom¨ªa real, ganando casi 30.000 millones ¡ªsin correr ning¨²n riesgo¡ª durante el ¨²ltimo lustro.
Esto equivale a una generosa ¡ªy, en gran medida, oculta¡ª subvenci¨®n de la Fed al sector financiero. Y, como consecuencia de la subida de tasas de inter¨¦s estadounidense del mes pasado, la subvenci¨®n se incrementar¨¢ en 13.000 millones este a?o.
Los incentivos perjudiciales son solo una de las razones por las que no se materializaron muchos de los beneficios que se esperaba recibir como resultado de las bajas tasas de inter¨¦s. Dado que la QE logr¨® mantener las tasas de inter¨¦s cerca a cero durante casi siete a?os, se deber¨ªa haber incentivado a que los gobiernos de los pa¨ªses desarrollados obtengan pr¨¦stamos e inviertan en infraestructuras, educaci¨®n y sectores sociales. El aumento de las transferencias sociales durante el per¨ªodo posterior a la crisis habr¨ªa impulsado la demanda agregada y suavizado, en cierta medida, los patrones de consumo.
Por otra parte, el informe de la ONU muestra claramente que en todo el mundo desarrollado la inversi¨®n privada no creci¨® como era de esperar, tomando en consideraci¨®n las extremadamente bajas tasas de inter¨¦s. En 17 de las 20 mayores econom¨ªas avanzadas, el crecimiento de la inversi¨®n se mantuvo m¨¢s bajo durante el periodo posterior a 2008 respecto al nivel alcanzado durante los a?os anteriores a la crisis; asimismo, cinco econom¨ªas experimentaron una disminuci¨®n de la inversi¨®n durante el periodo 2010-2015.
En todo el mundo, los t¨ªtulos-valores emitidos por las corporaciones no financieras ¡ªlas mismas que, se supone, llevan a cabo inversiones fijas¡ª aumentaron significativamente durante el mismo per¨ªodo. Esto implicar¨ªa que muchas corporaciones no financieras obtuvieron pr¨¦stamos, aprovechando las bajas tasas de inter¨¦s. Sin embargo, en lugar de invertir, estas corporaciones utilizaron el dinero prestado para volver a comprar sus propias acciones o para adquirir otros activos financieros. Por lo tanto, la QE estimul¨® fuertes incrementos en el apalancamiento y en la rentabilidad del sector financiero.
Sin embargo, d¨ªgase una vez m¨¢s, nada de esto fue de mucha ayuda para la econom¨ªa real. De manera clara, mantener las tasas de inter¨¦s en un nivel cerca de cero no conduce necesariamente a niveles m¨¢s altos de cr¨¦dito o inversi¨®n. Cuando a los bancos se les da la libertad de elegir, eligen ganancias libres de riesgo o incluso eligen la especulaci¨®n financiera en lugar de realizar pr¨¦stamos que apoyar¨ªan el objetivo m¨¢s amplio de crecimiento econ¨®mico.
Por el contrario, cuando el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional prestan dinero barato a los pa¨ªses en desarrollo, se imponen condiciones a estos pa¨ªses con relaci¨®n a lo que ellos pueden hacer con dicho dinero. Para tener el efecto deseado, la QE deber¨ªa haber ido acompa?ada no s¨®lo por esfuerzos por reestablecer los deteriorados canales de pr¨¦stamos (especialmente aquellos que dirigen fondos a las peque?as y medianas empresas), sino tambi¨¦n por objetivos espec¨ªficos de otorgamiento de cr¨¦ditos para los bancos. En vez de fomentar efectivamente a que los bancos no presten, la Fed deber¨ªa haber penalizando a los bancos por mantener excesos de reservas.
Si bien las tasas de inter¨¦s extremadamente bajas produjeron pocos beneficios para los pa¨ªses desarrollados, dichas tasas impusieron costos significativos a las econom¨ªas de los mercados en desarrollo y emergentes. Una consecuencia no intencionada, pero no inesperada, de la flexibilizaci¨®n monetaria ha sido los fuertes aumentos en los flujos de capital transfronterizos. El total de entradas de capital a los pa¨ªses en desarrollo aument¨® desde alrededor de 20.000 millones en 2008 a m¨¢s de 600.000 millones en 2010.
En dicho momento, muchos mercados emergentes tuvieron dificultades para manejar el aumento repentino de flujos de capital. Muy poco de ese flujo se dirigi¨® a la inversi¨®n fija. De hecho, el crecimiento de la inversi¨®n en los pa¨ªses en desarrollo se redujo significativamente durante el per¨ªodo posterior a la crisis. Este a?o se espera que los pa¨ªses en desarrollo en su conjunto registren su primera salida neta de capital desde 2006.
Ni la pol¨ªtica monetaria ni el sector financiero est¨¢n haciendo lo que tiene que hacer. Parece ser que la inundaci¨®n de liquidez se ha dirigido de manera desproporcionada hacia crear riqueza financiera e inflar burbujas de activos, en lugar de ir a fortalecer la econom¨ªa real. A pesar de las fuertes ca¨ªdas de los precios de las acciones, la capitalizaci¨®n de mercado como porcentaje del PIB mundial sigue siendo alta. El riesgo de una nueva crisis financiera no puede ser ignorado.
Hay otras pol¨ªticas que mantienen la promesa de restaurar el crecimiento sostenible e integrador. Estas pol¨ªticas comienzan con la reinvenci¨®n de reglas para la econom¨ªa de mercado con el prop¨®sito de garantizar una mayor igualdad, m¨¢s pensamiento a largo plazo y la aplicaci¨®n de controles al mercado financiero mediante una regulaci¨®n eficaz y estructuras de incentivos que sean apropiadas.
Pero tambi¨¦n se necesitar¨¢ un gran aumento de la inversi¨®n p¨²blica en infraestructura, educaci¨®n y tecnolog¨ªa. Estos incrementos tendr¨¢n que ser financiados, al menos en parte, por la imposici¨®n de impuestos ambientales, incluyendo impuestos al carbono y al monopolio, as¨ª como impuestos a otras rentas, mismas que se han tornado en omnipresentes en la econom¨ªa de mercado y que contribuyen enormemente a la desigualdad y al crecimiento lento.
Traducci¨®n de Roc¨ªo L. Barrientos
Copyright: Project Syndicate, 2015. www.project-syndicate.org
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