Pedro y el lobo
No hay evidencia de que las cosas van tan mal como el p¨¢nico de los mercados lleva a pensar
Seguro que se saben la f¨¢bula de Pedro y el lobo. Los mercados financieros gritan alto que algo preocupante est¨¢ pasando en la econom¨ªa mundial. Y algo tiene que ir mal cuando desde que comenz¨® el a?o las Bolsas caen, las primas de riesgo se incrementan y los ¨²nicos activos financieros que aumentan sus precios son los de refugio, como los bonos soberanos alemanes o americanos, y el oro. Y eso que ven¨ªamos de un segundo semestre de 2015 en el que las Bolsas tampoco tuvieron un balance positivo.
Los mercados financieros tienen motivos para no asumir riesgos. El crecimiento global es an¨¦mico, si se compara con los registros previos a la crisis de 2008-2009, y parece que no ir¨¢ mucho m¨¢s all¨¢ del 3% este a?o. Adem¨¢s, este crecimiento es vulnerable a choques que puedan reducir la confianza de consumidores e inversores. Primero, porque el margen de respuesta de las pol¨ªticas de demanda parece acotado; al menos en el caso de la pol¨ªtica monetaria. Es cierto que los bancos centrales de pa¨ªses desarrollados han convertido en habituales medidas de apoyo, que se siguen llamando no convencionales, y que su creatividad para lograr sus objetivos ha sido elevada. Pero tambi¨¦n lo es que, a tenor de lo que vemos por ejemplo en Jap¨®n, la eficacia de las medidas para animar la toma de riesgos que termine filtr¨¢ndose en crecimiento y empleo a trav¨¦s del cr¨¦dito, es cada vez menor. El alto nivel de deuda, que apenas se modera dado el entorno de baja inflaci¨®n y actividad, es un freno al crecimiento. El descenso de los precios del petr¨®leo es un alivio para las econom¨ªas importadoras, pero est¨¢ siendo compensado por las propias ca¨ªdas de los mercados, que frenan la renta disponible para consumir o deterioran el balance de las empresas para acometer nuevas inversiones.
Segundo, porque la clave est¨¢ en China, en el resultado de su proceso de transici¨®n, ¨²nico en la historia y con m¨²ltiples objetivos a satisfacer al mismo tiempo. Se trata de lograr el reequilibrio de su econom¨ªa hacia el sector servicios, hacia un mayor protagonismo del mercado en la asignaci¨®n de recursos y, por lo tanto, reestructurando empresas p¨²blicas ineficientes y gestionando a la vez una delicada apertura de la cuenta de capitales. Un reto inmenso en la primera econom¨ªa del mundo que, adem¨¢s, carga con las dudas sobre la fiabilidad de las estad¨ªsticas o sobre la gesti¨®n y los objetivos a medio plazo del tipo de cambio del renminbi.
A ambos factores se unen las dudas sobre el ritmo de normalizaci¨®n de tipos en EEUU, algo que la presidenta de la Fed reconoc¨ªa el mi¨¦rcoles pasado con su tono cauteloso ante el Congreso de su pa¨ªs. Con todo ello, ?vendr¨¢ el temido lobo de la recesi¨®n global con un par¨®n "a lo Lehman"? No deber¨ªa. En aquel episodio se produjo un corte s¨²bito de las l¨ªneas de financiaci¨®n, con la incapacidad del sistema bancario de atender la demanda solvente de cr¨¦dito. No existe evidencia de que esto est¨¦ pasando y la fortaleza del sistema es mayor tras las reformas emprendidas. En todo caso, aunque haya que escuchar con atenci¨®n los gritos de Pedro, tratemos de atender tambi¨¦n otros sonidos, los de los indicadores de la econom¨ªa real, por si est¨¢n aclar¨¢ndose la voz para decir algo.
Juli¨¢n Cubero es economista jefe de la Unidad de Escenarios Econ¨®micos de BBVA Research.
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