Vuelve la culpa ¡®in vigilando¡¯
Las dudas sobre Deutsche Bank y el sector bancario ya las ten¨ªan presentes sus directivos hace un a?o
La crisis bancaria ha vuelto (de momento, solo a las Bolsas) y parece que para quedarse una temporada. Algo debimos sospechar cuando hace un a?o consejeros delegados de los principales bancos del mundo empezaron a ponerse la venda antes de la herida. Desde Jamie Dimon de JP Morgan hasta Michel Li¨¨s, de Deutsche Bank (pero tambi¨¦n los de HSBC, BlackRock o UBS) advert¨ªan de que durante la siguiente crisis se ver¨ªan mercados m¨¢s vol¨¢tiles y una r¨¢pida ca¨ªda de las cotizaciones ya que los reguladores habr¨ªan maniatado a los bancos al poner l¨ªmites a su campo de actuaci¨®n.
Esta semana, uno de ellos, el Deutsche Bank ha sido el centro de la atenci¨®n. Bast¨® que publicara sus resultados del a?o 2015 para que se desatara una tormenta sobre ¨¦l. Y es que 6.800 millones de p¨¦rdidas son algo muy desagradable que, quiz¨¢, en otras circunstancias, hubiera sido bien digerido pero no en un clima de psicosis creciente sobre el estado de salud de la econom¨ªa mundial. Vuelve ahora a la memoria consciente de todo el mundo que la banca europea no est¨¢ a¨²n bien capitalizada. Tampoco eso quiere decir que el Deutsche Bank no tenga un colch¨®n razonable de capital, sino que lo que puede estar bien para situaciones de normalidad a lo mejor no para tiempos excepcionales. Por ejemplo, cuando las econom¨ªas no crecen y sube la morosidad.
Las sospechas se han centrado, para el Deutsche como para otros bancos, en la eventualidad de que no puedan pagar los intereses debidos por la emisi¨®n de sus cocos: obligaciones emitidas por los bancos, que son convertibles en acciones si llega una contingencia.
Y como tienen el riesgo de ser convertidas en acciones, los intereses que pagan los bancos por ellas est¨¢n en niveles del 7%, muy por encima de lo que pagar¨ªan por una emisi¨®n de deuda convencional, un 1 o un 1,5%. Para hacerse una idea aproximada de lo que esto quiere decir no hay m¨¢s que pensar en las acciones o en las participaciones preferentes de infausta memoria.
Los rumores que han asaltado la reputaci¨®n del Deutsche es que no podr¨ªa pagar esos intereses. Desde su direcci¨®n se ha respondido que tienen 1.000 millones de preparados para hacer frente a esos intereses y que, adem¨¢s, recibir¨¢n una inyecci¨®n de recursos frescos por su participaci¨®n en un banco chino que ya han puesto a la venta. Tambi¨¦n han anunciado que recomprar¨¢n las obligaciones. Pero el problema principal que tiene el Deutsche en este momento es su falta de transparencia.
Durante a?os, la respuesta de los analistas bancarios cuando se les preguntaba por el banco era de este tenor: ¡°es una caja negra¡±. Una de las cosas que se echan de menos es la falta de claridad sobre su exposici¨®n al sector de la energ¨ªa. Y las preguntas sobre la cartera de derivados financieros y otros riesgos que constituyen un tercio de su balance.
Dudas y eventuales problemas en el sector bancario mundial que sus directivos, precavidos, ten¨ªan sin duda presentes ya hace un a?o. La responsabilidad¡ ser¨¢ del regulador. Se pueden ir preparando los partidarios (?ay!, Bankia) de la culpa in vigilando.
Juan Ignacio Crespo es Estad¨ªstico de Estado y autor de Las dos pr¨®ximas recesiones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.