G20 en piloto autom¨¢tico
La salida de la crisis se ha producido a base de pol¨ªticas monetarias expansivas
La econom¨ªa global navega con el piloto autom¨¢tico. La primac¨ªa de la pol¨ªtica monetaria est¨¢ encontrando sus l¨ªmites y la pol¨ªtica fiscal se enfrenta a restricciones de gasto inusitadas por la magnitud de la deuda ya acumulada. La reuni¨®n de ministros de finanzas y banqueros centrales en el G20 en Shangh¨¢i ha ilustrado la disensi¨®n sobre el camino a seguir. La salida de la crisis se ha producido a base de pol¨ªticas monetarias extraordinariamente expansivas, con la idea de que el camino de vuelta (retirada de est¨ªmulos, subidas de tipos) no tardar¨ªa en volver.
Pero parece que esa reversi¨®n no es para nada sencilla. Y esa dificultad puede explicar parte de lo que est¨¢ ocurriendo en el mercado: no hay gu¨ªa u orientaci¨®n porque estamos ante un programa de optimizaci¨®n nuevo, con restricciones y variables ¡ªpol¨ªtica monetaria casi agotada y tipos de inter¨¦s a cero o negativos¡ª, con las que hasta ahora no se hab¨ªa trabajado. La pol¨ªtica fiscal, aun con restricciones, constituye la ¨²nica esperanza, aunque en el G20 muchos lo hayan querido obviar. Comienzan, adem¨¢s, los reproches. Aire de recriminaci¨®n a pa¨ªses que, como Jap¨®n, se han adentrado en tipos negativos, con poco ¨¦xito, para proteger su moneda. Se teme una guerra de divisas. Tambi¨¦n ha habido malestar con aquellos que, con menos deuda y tan bajos tipos de inter¨¦s, no tienen predisposici¨®n por gastar, como Alemania. Ese es el principio del gran problema: si el que puede no hace uso de la pol¨ªtica fiscal, los problemas se perpet¨²an. Y el famoso plan de inversiones europeo no acaba de despegar. No hay atisbos de un esfuerzo com¨²n para ampliar el gasto.
Si el mundo est¨¢ inundado de deuda y estamos ante tipos de inter¨¦s reales negativos, no podemos resignarnos a la aceptaci¨®n de una correcci¨®n a la baja en el nivel de crecimiento global, ni al estancamiento secular. Puede que haya que afrontar una ¨¦poca prolongada de moderaci¨®n, hasta que una subida de tipos y un restablecimiento de equilibrios financieros sea asumible para los tenedores de deuda p¨²blicos y privados. Pero esto no es incompatible con planes de gasto coordinados, en paralelo a una consolidaci¨®n fiscal en plazos m¨¢s razonables. Los que ven en la tecnolog¨ªa la oportunidad para escapar de esta situaci¨®n, tal vez tengan que esperar a otras innovaciones porque las actuales tienen un recorrido importante pero no parece que puedan, por s¨ª solas, revertir el estado de depresi¨®n.
En Europa miramos a la inflaci¨®n con preocupaci¨®n ¡ªayer se rubric¨® una ca¨ªda del -0,2% en febrero en la Eurozona, despu¨¦s del -0,8% de Espa?a¡ª pero eso es, en realidad, una excusa para tratar de insuflar aire por alg¨²n costado, con una pol¨ªtica monetaria expansiva con cada vez con menos margen de maniobra.
Cuando se entre en lo que podr¨ªamos determinar ¡°fase de retorno¡± ¡ªcon una normalizaci¨®n de tipos de inter¨¦s, una mayor preocupaci¨®n por el crecimiento y menor por la inflaci¨®n¡ª habr¨¢ que hacerlo con instituciones reformadas y con responsabilidad ante la deuda pero tambi¨¦n con m¨¢s empleo. Por eso, hay que combinar reformas con una pol¨ªtica fiscal m¨¢s din¨¢mica, pero esto ¨²ltimo lamentablemente parece a¨²n vetado.?
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