Aprender de Obama
El sector privado ha ganado 10 millones de puestos y el paro en EE UU est¨¢ por debajo del 5%
Como muchos adictos a la pol¨ªtica, me he pasado much¨ªsimo tiempo analizando sondeos y tratando de sacar conclusiones de ellos. ?De verdad es posible que Donald Trump obtenga la nominaci¨®n de su partido? (S¨ª). ?Y Bernie Sanders? (No). Pero las primarias no son lo ¨²nico sobre lo que se hacen sondeos; a¨²n sigue llegando informaci¨®n actualizada sobre la popularidad del presidente Obama. Y en ese terreno ha pasado algo sorprendente.
A finales de 2015, Obama segu¨ªa en un nivel bajo, y lo suspend¨ªan bastantes m¨¢s estadounidenses que los que lo aprobaban. Desde entonces, sin embargo, su popularidad se ha disparado, mientras que el n¨²mero de suspensos ha ca¨ªdo en picado. Sigue estando en un nivel que solo es ligeramente positivo, pero la variaci¨®n en los promedios de los sondeos ha sido de unos 11 punto porcentuales, lo cual es much¨ªsimo.
?Qu¨¦ est¨¢ pasando?
Bueno, una posible respuesta ser¨ªa que, ¨²ltimamente, los votantes han tenido ocasi¨®n de comprobar c¨®mo son de verdad los malos l¨ªderes. Pero quiero pensar que la ciudadan¨ªa tambi¨¦n empieza a darse cuenta de los muchos ¨¦xitos que ha cosechado el Gobierno de Obama en su lucha contra los problemas de Estados Unidos. Y esos ¨¦xitos pueden ense?ar una lecci¨®n a quienes est¨¦n dispuestos a aprender.
S¨¦ que, en ambos bandos, hay muchos a los que les cuesta asimilar la idea de que la labor de Obama haya sido un ¨¦xito. En la izquierda, quienes se dejaron llevar por el entusiasmo de 2008 se sienten defraudados por la prosaica realidad de gobernar dentro de un sistema pol¨ªtico extremadamente polarizado. Por otro lado, la ideolog¨ªa conservadora vaticina desastres ante cualquier intento de gravar las grandes fortunas, ayudar a los menos afortunados y refrenar los excesos del mercado; ?y a qui¨¦n van a creer, a la ideolog¨ªa o a sus propios ojos mendaces? Pero los ¨¦xitos est¨¢n ah¨ª, a la vista de todos.
Empecemos por la econom¨ªa. Se podr¨ªa argumentar que los presidentes no influyen en los resultados econ¨®micos tanto como los votantes parecen imaginar, y especialmente los presidentes que se enfrentan a una oposici¨®n destructiva por parte del Congreso durante la mayor parte de su mandato. Pero esa no es la cuesti¨®n: los republicanos llevan siete a?os repitiendo sin cesar que las pol¨ªticas de Obama son un desastre que ¡°destruye puestos de trabajo¡± y acaba con los incentivos empresariales, as¨ª que el hecho de que a la econom¨ªa le haya ido bien es una noticia importante.Y as¨ª ha sido: el sector privado ha ganado 10 millones de puestos de trabajo desde que Obama lleg¨® al cargo, y el paro est¨¢ por debajo del 5%. Es verdad que, en algunos ¨¢mbitos, los resultados siguen siendo decepcionantes (baja tasa de actividad, escasa subida de los salarios). Pero imaginen las fanfarronadas que estar¨ªamos escuchando si fuese Mitt Romney quien ocupase la Casa Blanca.
Luego est¨¢ la reforma sanitaria, que (no se lo digan a nadie) ha cumplido sus objetivos. All¨¢ por 2012, justo despu¨¦s de que el Tribunal Supremo permitiese a los estados rechazar la ampliaci¨®n de Medicaid, la Oficina Presupuestaria del Congreso predijo que, tal d¨ªa como hoy, el 89% de la poblaci¨®n no anciana tendr¨ªa cobertura sanitaria; la cifra actual es del 90%. Los detalles han sido un tanto sorprendentes: se han inscrito menos personas de las esperadas, pero hay menos empresarios de los esperados que han reducido la cobertura y m¨¢s gente que se ha registrado en Medicaid (lo que significa, por cierto, que Obamacare se parece a un sistema de pagador ¨²nico mucho m¨¢s de lo que cualquiera parece ser consciente). Pero lo importante es que, en efecto, la reforma ha tra¨ªdo consigo la gran mejora del grado de cobertura que prometi¨®, y lo ha conseguido por un coste menor del previsto.
Tambi¨¦n est¨¢ la reforma financiera, que la izquierda considera ineficaz y la derecha considera destructiva. El hecho es que, aunque los grandes bancos no se han desmantelado, el exceso de apalancamiento ¡ªel verdadero peligro para la estabilidad financiera¡ª se ha reducido en gran medida. Y, en cuanto a las repercusiones econ¨®micas, ?he mencionado lo bien que ha ido la creaci¨®n de empleo?
Por ¨²ltimo, pero espero que no menos importante, el Gobierno de Obama ha usado su autoridad ejecutiva para tomar medidas medioambientales que, si un presidente republicano no las abole y los futuros Tribunales Supremos las mantienen, supondr¨¢n una actuaci¨®n importante frente al cambio clim¨¢tico.
En definitiva, es todo un r¨¦cord. Si los dem¨®cratas conservan la presidencia, a Obama se le acabar¨¢ considerando un presidente de lo m¨¢s transcendente, m¨¢s que Reagan. Y estoy seguro de que los republicanos aprender¨¢n mucho de sus logros.
?Menuda inocentada!
Hablando en serio, no hay b¨¢sicamente ninguna posibilidad de que los conservadores, cuyas ideas llevan d¨¦cadas sin cambiar, se replanteen su dogma. Pero es posible que los progresistas tengan una mentalidad m¨¢s abierta.
Las elecciones de 2008 no trajeron la transformaci¨®n pol¨ªtica que esperaban los entusiastas de Obama, ni acabaron con el poder de los intereses creados: Wall Street, el complejo m¨¦dico-industrial y los grupos de presi¨®n de los combustibles f¨®siles siguen ah¨ª, usando su dinero para comprar influencias. Pero se los ha contenido de tal forma que la vida de los estadounidenses es ahora mejor y m¨¢s segura.
En otras palabras, la lecci¨®n de los a?os de Obama es que el ¨¦xito no tiene que ser completo para ser muy real. ?Dicen que quieren una revoluci¨®n? Bueno, uno no siempre puede conseguir lo que quiere, pero es posible que descubra que, si lo intenta, a veces puede conseguir lo que necesita.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. Traducci¨®n de News Clips.
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