El competitivo mercado de prestar a los pobres
Los microcr¨¦ditos crecieron en 35.950 millones de d¨®lares entre 2001 y 2012 solo en Am¨¦rica Latina
Compartamos Banco, la entidad que m¨¢s microcr¨¦ditos concede en M¨¦xico, cree que las mujeres emprendedoras ¡°merecen todo el apoyo¡±. Cierto. En su web, salpicada con hermosas fotograf¨ªas que ilustran historias de superaci¨®n, facilitan a este colectivo un pr¨¦stamo grupal sin necesidad de aval que pueden solicitar un m¨ªnimo de diez participantes (cada una responde solidariamente por el resto) para poner en marcha nuevos proyectos empresariales. El inter¨¦s anual por recibir 3.500 pesos, (174 euros al cambio) es del 77%, y a¨²n as¨ª se trata de uno de los pr¨¦stamos m¨¢s asequibles de esta financiera. Otros productos de su cartera superan el 90% de inter¨¦s en tasa anual equivalente (TAE).
Es un ejemplo de c¨®mo funcionan los microcr¨¦ditos en seg¨²n qu¨¦ pa¨ªses o para seg¨²n qu¨¦ entidades. A lo largo de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas de expansi¨®n, las ahora llamadas microfinanzas, que engloban otros productos, como seguros, bonos o dep¨®sitos, han conseguido proporcionar pr¨¦stamos a 200 millones de personas en todo el mundo a trav¨¦s de las llamadas instituciones microfinancieras (IMF), seg¨²n el ¨²ltimo informe de la Cumbre Mundial del Microcr¨¦dito. Muchas de esas personas han salido de la pobreza; otras se han endeudado demasiado. A la vez, las microfinanzas han facilitado que las entidades se consoliden en un nicho de mercado que se despreciaba hasta los a?os 80 del pasado siglo: el de las personas con pocos recursos. Quedan, seg¨²n los c¨¢lculos del Banco Mundial, unos 2.000 millones de adultos ¡°no bancarizados¡±, el 38% de la poblaci¨®n del planeta. S¨®lo en Latinoam¨¦rica la cifra asciende a 210 millones de personas.
El apoyo decisivo de grandes instituciones, como el Banco Mundial, Naciones Unidas o los gobiernos locales ha sido fundamental para entender el recorrido de este fen¨®meno. Entidades como el BBVA, que desarrolla una intensa labor filantr¨®pica en Latinoam¨¦rica, ven a las poblaciones con menos recursos como ¡°consumidores potenciales de productos y servicios financieros esenciales para su desarrollo¡±, seg¨²n reza en la memoria del banco. La abundante literatura sobre microfinanzas aporta otras conclusiones, como que ¡°la capacidad de la inclusi¨®n financiera para empoderar a poblaciones de bajos ingresos la ha colocado en el primer lugar de la agenda de desarrollo sostenible mundial¡±, seg¨²n relata el Microscopio Global publicado este a?o por la unidad de Inteligencia de The Economist con datos de 2015. De los 17 objetivos generales de desarrollo incluidos en el programa de Naciones Unidas, al menos cinco destacan la necesidad de un acceso ampliado o universal a los servicios financieros. Como ocurre a menudo, la diferencia est¨¢ en c¨®mo los pa¨ªses y las empresas proporcionan esas herramientas.
Desde el Observatorio de Multinacionales en Am¨¦rica Latina (Omal) son muy cr¨ªticos con los supuestos beneficios de las microfinanzas. ¡°El movimiento de los peque?os pr¨¦stamos ha generado un descubrimiento novedoso: los pobres pueden ser muy buenos clientes de las entidades financieras ya que devuelven puntualmente el dinero. Existen opiniones que hablan de un ¨¦xito rotundo de las microfinanzas bas¨¢ndose en cifras de clientes y en m¨²ltiples casos que demuestran que han ayudado a los beneficiarios. Pese a ello, hasta el momento no hay estudios suficientes que demuestren su impacto positivo¡±.
Seg¨²n el ¨²ltimo informe de Omal sobre la expansi¨®n del sector financiero a trav¨¦s de estos productos, la cartera de microcr¨¦ditos en Am¨¦rica Latina y Caribe se ha incrementado en 35.950 millones de d¨®lares entre 2001 y 2012 y el n¨²mero de prestatarios ha pasado de 1,8 millones a 21 millones. Si a principios de la d¨¦cada pasada exist¨ªan 184 organizaciones dedicadas a financiar a comunidades pobres, hoy la cifra se multiplica casi por seis, hasta superar las 1.000. Los bancos comerciales tienen el 36% de ese mercado, seg¨²n datos del Fondo Multilateral de Inversiones, y otro 31% corresponde a organizaciones sin ¨¢nimo de lucro.
Carlos G¨®mez, profesor de An¨¢lisis Econ¨®mico de la Universidad de Alicante y especialista en temas de desarrollo, comparte que no hay investigaci¨®n emp¨ªrica que avale los supuestos beneficios para las comunidades pobres y recuerda que, por el contrario, se han dado constantes crisis financieras a su costa ¡°desde Nicaragua a Bosnia, o Bangladesh. Hay microfinancieras que comenzaron sin ¨¢nimo de lucro y han salido a Bolsa generando ingentes cantidades de beneficios¡±.
Elizabeth Rhyne, directora del Centro de Inclusi¨®n Financiera (CFI), con sede en Washington, rechaza este punto de vista. ¡°El ahorro se asocia con mayores ingresos a lo largo del tiempo; con el crecimiento. A su vez, el cr¨¦dito se asocia con el avance de los negocios, y tener la capacidad de transferir dinero v¨ªa tel¨¦fono m¨®vil mejora la resistencia a impactos como emergencias m¨¦dicas¡±.
¡°Tenemos todav¨ªa un largo camino por recorrer¡±, reconoce al otro lado del tel¨¦fono Jer¨®nimo Ramos, responsable del programa de microcr¨¦ditos del Banco Santander en Brasil. La entidad tiene 253.882 clientes en Chile, Brasil y El Salvador. En el gigante sudamericano prest¨® el pasado a?o 82 millones de euros, con 139.500 emprendedores activos. El Santander lleva 15 a?os trabajando en Am¨¦rica Latina en este campo y s¨®lo otorga pr¨¦stamos a personas que desarrollen actividades productivas. ¡°Es nuestra gran fortaleza, porque proporcionamos un beneficio para la sociedad, con el impulso de la generaci¨®n de rentas y de empleo. Es un c¨ªrculo virtuoso: un peque?o pr¨¦stamo tiene un poder de transformaci¨®n muy grande, el banco est¨¢ contribuyendo a eso¡±, a?ade Ramos. Sus productos no exigen al cliente garant¨ªas reales: el aval lo proporciona la confianza que se establece entre la entidad y el receptor despu¨¦s de estudiar el plan de negocio. El tipo de inter¨¦s, alrededor del 30%, es similar al que aplica la banca comercial en ese pa¨ªs. ¡°Tambi¨¦n concedemos pr¨¦stamos a trav¨¦s de grupos solidarios, donde varias personas se unen para participar en la solicitud¡±, un sistema muy extendido no solo en Brasil.
UN MODELO BAJO LA LUPA
El responsable del Santander rechaza que se puedan dar abusos por pr¨¢cticas de ventas agresivas o t¨¦cnicas de cobro poco razonables. ¡°En Brasil el banco central tiene una pol¨ªtica muy amplia de control sobre esta cuesti¨®n¡±. Sus llamados ¡°agentes de prosperidad¡±, que analizan las peticiones, s¨®lo proporcionan pr¨¦stamos hasta un tope de unos 5.000 d¨®lares. ¡°El 95% de las personas que tienen un microcr¨¦dito en el Banco Santander hacen sus pagos puntualmente. La tasa de morosidad a 90 d¨ªas es de s¨®lo el 3%¡±. Esa proporci¨®n de impagos es m¨¢s peque?a que la que reina en la banca comercial, que est¨¢ en el 5,2%. La base de su pir¨¢mide de clientes, el 70%, est¨¢ compuesta por mujeres con una media de edad entre 25 y 40 a?os.
El BBVA, a trav¨¦s de su fundaci¨®n de microfinanzas, es la entidad espa?ola con m¨¢s usuarios fuera del pa¨ªs, aunque un actor todav¨ªa secundario en el conjunto de Latinoam¨¦rica. Defiende una ¡°gesti¨®n sostenible y responsable¡± y el ¡°compromiso para atender a las personas vulnerables¡± en Am¨¦rica Latina, donde cuenta con 917.186 beneficiarios. Hace algunas semanas present¨® un completo informe que refleja que el 35% de sus clientes est¨¢n calificados como ¡°pobres o extremadamente pobres¡±, con ingresos de 1,8 d¨®lares diarios de media. Su modelo se apoya en la colaboraci¨®n con un grupo de entidades locales de corte social, entre las que se encuentran Bancam¨ªa en Colombia (785.535 usuarios), Financiera Confianza en Per¨² (435.879) o Banco Adopem en Rep¨²blica Dominicana, con 361.722 clientes.
Mercedes Canalda, presidenta ejecutiva de Adopem, que en sus or¨ªgenes era una organizaci¨®n enfocada a las mujeres, cree que el principal desaf¨ªo de organizaciones como la suya es mantener el crecimiento sin alejarse de la misi¨®n institucional. Reconoce que algunas entidades prestamistas han llevado a sus clientes a ahogarse en deudas y que son numerosas las cr¨ªticas que se hacen a las financieras por su enriquecimiento. ¡°Es un problema a nivel mundial que se da por la presi¨®n de crecer que tienen las instituciones, porque no toman en cuenta todo lo que necesitan. Tuve una clienta a la que empezamos financiando con 50 d¨®lares. Cuando consolid¨® su nivel de activos, otras instituciones comenzaron a prestarle y la llevaron a un sobreendeudamiento. Nosotros nos quedamos detr¨¢s, la decisi¨®n de no seguir prest¨¢ndole fue muy dura¡±. Canalda recuerda que ¡°la magia no existe¡±, y cree que para que un microcr¨¦dito cumpla su funci¨®n social lo que importa es una buena pr¨¢ctica comercial y proporcionar formaci¨®n al cliente.
?Son los bancos los m¨¢s indicados para llevar a cabo esta tarea? Marta Cuesta, fundadora de Economistas sin Fronteras, valora iniciativas como la de la Fundaci¨®n Microfinanzas del BBVA, que partan ¡°del convencimiento de que s¨®lo desde el sector financiero convencional no se puede ayudar a las capas m¨¢s pobres de la sociedad¡±. ¡°Hay que compatibilizar la parte financiera con la social y medir el impacto que est¨¢n teniendo. Entran en juego cuestiones como la mejora de la gobernanza, las plataformas de gesti¨®n de riesgos, trasladar el know how de un banco convencional a entidades a veces poco profesionalizadas, esa es la filosof¨ªa de la mencionada fundaci¨®n¡±.
PROYECTOS VIABLES
Desde el Banco de Desarrollo de Am¨¦rica Latina, Manuel Malaret, director de microfinanzas, recuerda que la viabilidad de un proyecto de micropr¨¦stamos se logra de la misma forma que en cualquier organizaci¨®n con o sin fines de lucro: ¡°Generando ingresos que permitan mantener un nivel de gastos adecuado para el buen funcionamiento de la organizaci¨®n. En las microfinancieras, como en todas las instituciones que prestan dinero, el control de la calidad de los cr¨¦ditos es cr¨ªtico¡±. En muchos pa¨ªses la legislaci¨®n proh¨ªbe que las IMF capten dep¨®sitos, por lo que los pr¨¦stamos tienen que avalarlos con su propio capital. ¡°Los microcr¨¦ditos se est¨¢n concediendo sin garant¨ªas en muchos lugares (como los productos Mshawari en Kenia y Mpowa en Tanzania). Creo que se har¨ªan m¨¢s pr¨¦stamos si los principios de Basilea III autorizasen formas alternativas para avalarlos¡±, a?ade Rhyne.
Paralelamente, la banca no deja de difundir historias para probar el ¨¦xito de su labor. Es el caso de Everaldo Manoel da Silva, el menor de 13 hermanos due?o de un taller de bicicletas en Jo?o Pessoa, capital de Para¨ªba, en el nordeste de Brasil. Comenz¨® pidiendo un pr¨¦stamo al Santander de 1.000 reales brasile?os, 252 euros al cambio, para financiar la compra de material. Admite que el banco le ha servido de salvavidas en varias ocasiones. Algo parecido le ha ocurrido a Silvia Gonz¨¢les, madre soltera con cuatro hijos y clienta de Financiera Confianza (Per¨²). Le robaron varias veces los pocos ahorros que guardaba en bolsas de pl¨¢stico entre las grietas de la casa de adobe de sus padres. ¡°He salido adelante luchando sola: hago crochet, ropa, ponchos, colchas. Hace un a?o que ahorro... siento que tengo mi dinero. Tengo la idea de comprar una m¨¢quina para avanzar m¨¢s, porque tendr¨ªa m¨¢s posibilidades si vendiese a extranjeros. Con eso saldr¨ªa adelante y podr¨ªa hacer estudiar a mis hijos. Les recomiendo a muchas se?oras que, como yo, ahorren¡±, dice en un v¨ªdeo difundido por la entidad.
Pero ahorrar siendo muy pobre es extremadamente complicado. Canalda recuerda que en Adopem la media de dep¨®sitos por cliente en 2011 era de 26 d¨®lares. ¡°El a?o pasado conseguimos que se elevase a 52 d¨®lares en promedio¡±, valora.
PR?STAMOS Y EDUCACI?N
¡°No basta solo con dar pr¨¦stamos, adem¨¢s hay que facilitar educaci¨®n financiera, es lo que hace sostenible el sistema¡±, cree Jer¨®nimo Ramos, que insiste en que para garantizar la viabilidad de las ayudas tiene que haber un equilibrio. Iniciativas como la imposici¨®n de topes m¨¢ximos de tasas de inter¨¦s, algo que han hecho Venezuela, Bangladesh, India, Tailandia, o Vietnam, tambi¨¦n han sido cuestionados por la posible distorsi¨®n del mercado. Un estudio de BancoSol y las microfinanzas en Bolivia elaborado por la Escuela de Negocios de Harvard arroja la duda sobre si ese banco podr¨¢ seguir siendo sostenible con la nueva normativa del pa¨ªs que obliga a que el 60% de sus pr¨¦stamos no superen un inter¨¦s del 11,5%. ¡°Cuando hay l¨ªmites de los tipos de inter¨¦s, el resultado es que los prestamistas dejan de facilitar microcr¨¦ditos, as¨ª que dejan de atender a los clientes m¨¢s pobres. Es bueno que los reguladores pidan a los prestamistas que bajen los tipos, pero los l¨ªmites suelen ser contraproducentes¡±, piensa Elizabeth Rhyne.
Para Cuesta, de Economistas sin Fronteras, ¡°el mundo de las microfinanzas exige innovar en el an¨¢lisis de riesgos, en herramientas para pedir garant¨ªas, en formar a la gente. Implica un acercamiento a las personas, a los proyectos de los emprendedores, y hay riesgos. Como que se solapen los pagos con continuas refinanciaciones. La regulaci¨®n que se est¨¢ implantando est¨¢ enfocada en incrementar el reporte, la transparencia de las entidades, m¨¢s que en limitar tipos de inter¨¦s¡±.
El principal prestamista de m¨¦xico cobra intereses que superan el 77% la falta de regulaci¨®n y los abusos ponen en duda la eficacia del sistema
Desde Microbank, la rama de microfinanzas de Caixabank, recuerdan en cambio que hist¨®ricamente, una parte muy importante de las iniciativas en Europa ha operado bajo un modelo parcial o totalmente subsidiado. ¡°La sostenibilidad de dichos modelos en los momentos de crisis se ha puesto en evidencia y muchas de ellas han cesado en su actividad justo cuando esta era m¨¢s necesaria¡±. Otro tema cr¨ªtico es la dimensi¨®n. ¡°Es muy dif¨ªcil poder hacer sostenible un proyecto de peque?a escala, pero para ganar escala primero hay que estar seguros de que se va a poder hacer de manera sostenible¡±. Microbank, al contrario que otros competidores, centra su actividad en Espa?a, con pr¨¦stamos personales para aut¨®nomos, emprendedores en dificultades, familias con bajos ingresos, ancianos y microempresas de hasta 25.000 euros. En 2014 alcanz¨® los 82.586 clientes.
LAS BURBUJAS EXISTEN
¡°No es exagerado afirmar que los microcr¨¦ditos representan uno de los mayores fracasos de la historia de la cooperaci¨®n al desarrollo¡±, sentencia Carlos G¨®mez. Bangladesh, recuerda, ¡°fue uno de los pa¨ªses pioneros, s¨ªmbolo del microcr¨¦dito a trav¨¦s del Grameen Bank [banco del pueblo]¡±. Una iniciativa que a finales de los 90 desencaden¨® el colapso de todo un sistema crediticio del pa¨ªs y consolid¨® algunos de los principios m¨¢s discriminatorios del sistema capitalista.
Otro ejemplo es la crisis de Andhra Pradesh de 2010 en India, el Estado que m¨¢s microcr¨¦ditos conced¨ªa y que termin¨® inflando una enorme burbuja: las IMF llegaron a contar con 9,7 millones de clientes. Muchos hogares adoptaron pr¨¦stamos m¨²ltiples que aumentaron su deuda de forma considerable y se constataron pr¨¢cticas ilegales, mala gobernanza y altas tasas de inter¨¦s que hicieron intervenir al Banco de la Reserva de India y al Gobierno. SKS, la mayor entidad india especializada en microcr¨¦ditos, lleg¨® a aplicar tasas de inter¨¦s superiores al 100% (ahora ofrece pr¨¦stamos que rondan el 30%). En la otra cara de la moneda, Per¨² y Colombia son los dos pa¨ªses que m¨¢s han avanzado en el ¨²ltimo a?o en inclusi¨®n financiera, seg¨²n el Microscopio Global de The Economist. A¨²n as¨ª, en el pa¨ªs andino el porcentaje de adultos que manifiestan tener una cuenta en un banco u otra instituci¨®n era en 2014 del 29%, seg¨²n la base de datos del Banco Mundial. En 2015 Colombia, Ecuador, Pakist¨¢n y Uruguay iniciaron la implementaci¨®n de legislaci¨®n y estrategias para extender el acceso a los servicios financieros y Bolivia acaba de aprobar una normativa espec¨ªfica para poner coto a los abusos de las entidades que ofrecen dinero a personas pobres.
¡°Los Gobiernos est¨¢n comenzando a regular algo que se les ha ido de las manos. Esta microfinanciaci¨®n est¨¢ desplazando la financiaci¨®n a grandes empresas, est¨¢ significando una p¨¦rdida para la econom¨ªa productiva¡±, se?ala G¨®mez. ¡°No estoy en absoluto en contra del acceso a la financiaci¨®n, pero s¨ª creo que no han demostrado ninguna utilidad como instrumento para la erradicaci¨®n de la pobreza, porque transforma pobreza en deuda¡±, insiste. Entre los peores pa¨ªses se?alados por el Microscopio Global est¨¢n Hait¨ª, la Rep¨²blica del Congo o Madagascar. Solo 19% de los haitianos de 15 a?os o m¨¢s tienen acceso a una cuenta bancaria en comparaci¨®n con el 51% de media que se registra en la regi¨®n. Solo un 9% de la poblaci¨®n adulta tiene ahorros formales. La media en el continente, del 14%, no es mucho mejor, lo que da la medida de que la brecha social, con o sin instituciones microfinancieras, sigue siendo insoportable.
Microcr¨¦ditos en Espa?a, un mercado poco regulado
La mayor¨ªa de los peque?os pr¨¦stamos ¡°sin explicaciones¡±, que se conceden en Espa?a van cargados de veneno y tienen poco que ver con ayuda al desarrollo. En un tiempo r¨¦cord de 15 minutos las financieras pueden llegar a valorar una solicitud online. Son los minipr¨¦stamos, pr¨¦stamos r¨¢pidos o e-cr¨¦ditos, una forma de recibir entre 50 y 600 euros para peque?os gastos que se pueden conseguir a trav¨¦s de las decenas de prestamistas que inundan de anuncios las p¨¢ginas web y las televisiones. Como aval basta una cuenta bancaria, un tel¨¦fono m¨®vil y el DNI.
Los intereses suelen rondar, en tasa anual, el 2.000%, aunque algunos alcanzan el 4.500%. Retrasarse en el pago un solo d¨ªa suele penalizarse con el 20% del importe del pr¨¦stamo, y la situaci¨®n se complica mucho m¨¢s si la demora se ampl¨ªa. En Espa?a las empresas pueden prestar sin el control del Banco de Espa?a, al contrario que si captan dep¨®sitos. Si el importe es inferior a 200 euros ni siquiera necesitan cumplir a la ley 16/2011 que regula los contratos de cr¨¦dito al consumo y que obligan a facilitar al cliente una informaci¨®n clara sobre el producto. Es cierto que la mayor¨ªa incluyen comparadores en sus aplicaciones m¨®viles para que el cliente sepa a qu¨¦ se expone, pero las organizaciones de consumidores como Adicae o Facua alertan de que la publicidad es ambigua o abiertamente enga?osa. Tambi¨¦n atacan el hecho de que los tipos de inter¨¦s aplicados superen de largo el 24,6% de inter¨¦s declarado usurario por el Tribunal Supremo en una sentencia del pasado 25 de noviembre
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.