Globalizaci¨®n sin respuestas
EE UU y Jap¨®n no renuncian al mercado de 500 millones de consumidores de la UE
Las reuniones del G20 destilan, cada vez m¨¢s, insuficiencia y desconcierto. La que se acaba de cerrar en Hangzhou (China) ha revelado especialmente impotencia ante la realidad de que el crecimiento mundial se desacelera. En el ring de los proyectos de grandes acuerdos comerciales, el Tratado Transatl¨¢ntico de Comercio e Inversiones (TTIP) es el ¨²ltimo que se tambalea, cercano al KO. La globalizaci¨®n puede haber encontrado algunos de sus l¨ªmites naturales que tienen m¨¢s que ver con el l¨®gico agotamiento de parte de sus ventajas que con las cr¨ªticas al todo bastante poco fundamentadas.
El TTIP tiene dos grandes problemas. El principal es que quiere ser una respuesta a la ca¨ªda de las cifras agregadas de comercio y crecimiento mundial pero beneficia de forma desproporcionada a las grandes multinacionales en un momento en el que, adem¨¢s, la fiscalidad a la que ¨¦stas se encuentran sujetas es motivo de discusi¨®n y, en algunos casos, de indignaci¨®n. El otro problema es pol¨ªtico. El oto?o-invierno electoral ¡ªal que Espa?a parece sumarse¡ª afectar¨¢ a naciones como Alemania o Estados Unidos y el TTIP se ha convertido en el mu?eco de pimpampum que quieren derribar la mayor parte de candidatos.
La globalizaci¨®n ha aportado grandes beneficios pero el problema est¨¢ en considerar que es la respuesta para todo. Su aplicaci¨®n como soluci¨®n multiusos revela tremendas contradicciones. Por ejemplo, hemos visto en Hangzhou a un presidente chino propugnar la lucha contra la desigualdad. Desconcertante. Los pa¨ªses no pueden vender como com¨²n lo que no tienen en casa.
Tambi¨¦n hay quienes tratan de redefinir la globalizaci¨®n en solitario, lo que es una contradicci¨®n en s¨ª mismo. El principal ejemplo es el Brexit. Theresa May ha encontrado en el G20 la respuesta a sus titubeos. Estados Unidos y Jap¨®n no est¨¢n dispuestos a renunciar al mercado de 500 millones de consumidores de la UE que Reino Unido se arriesga a despreciar. Las pol¨ªticas de freno de la inmigraci¨®n hacia Gran Breta?a tendr¨¢n que ser bastante m¨¢s suaves de lo que los fans del Brexit pretend¨ªan si no quieren enfrentarse a un escenario comercial muy distinto al que creen que pueden lograr.
Tambi¨¦n es el G20 un foro para evaluar el resultado de las pol¨ªticas contra la crisis. Estados Unidos saca pecho de su combinaci¨®n de pol¨ªtica monetaria en grandes y r¨¢pidas dosis y est¨ªmulos fiscales. Es, desde luego, la mezcla que mejor parece haber funcionado. Pero muchos norteamericanos tienen hoy peores condiciones laborales que antes de la crisis. La divisi¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs no parece avalar el aparente ¨¦xito econ¨®mico y deja abierta una v¨ªa no despreciable al populismo.
Los que siguen viendo la globalizaci¨®n como el mal que explica todo deben tener en cuenta que la desigualdad no ha aumentado a escala global sino que se ha reducido, a pesar de las tendencias en algunas econom¨ªas avanzadas. Pero la globalizaci¨®n precisa de m¨¢s coherencia y, probablemente, de mayor modestia en la b¨²squeda de grandes cifras de crecimiento y comercio. Si quieren respuestas a lo que est¨¢ pasando con la econom¨ªa mundial, no las van a encontrar en el G20. Pero s¨ª todas las posibles contradicciones.
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