Lisboa se queda con la ¡®web summit¡¯
Arrebata a Dublin la celebraci¨®n de la mayor conferencia internacional de nuevas tecnolog¨ªas
Mil charlatanes en tres d¨ªas. Se trata de la Web Summit, la mayor conferencia tecnol¨®gica del mundo que por primera vez abandona Dubl¨ªn, su lugar de nacimiento, para instalarse en Lisboa entre la cr¨ªtica del Gobierno irland¨¦s y la excitaci¨®n del portugu¨¦s. A un d¨ªa del inicio de la conferencia (del 7 al 10 de noviembre) ya se han registrado 49.000 personas (el pase completo cuesta 900 euros), de las que 7.000 son m¨¢ximos ejecutivos de las 15.000 compa?¨ªas asistentes, llegadas de 165 pa¨ªses, n¨²meros todos ellos un 15% superiores a los de la edici¨®n del pasado a?o.
El milagro de la Web Summit es obra del irland¨¦s Paddy Cosgrave (Wicklow, 1983). La historia de la conferencia no es la m¨¢s antigua, pero s¨ª la m¨¢s exitosa del mundo de la tecnolog¨ªa. Mientras muchas otras nacidas al calor de las puntocom no aguantaron la madurez, Web Summit se multiplic¨® por diez en seis a?os. Si la primera edici¨®n cab¨ªa en un hotel dublin¨¦s, la que comienza este lunes ocupa el Parque de las Naciones de Lisboa. De aquellos 400 curiosos a los cerca de 50.000 de ahora. En Dubl¨ªn comenzaron hablando una docena de bloggers y periodistas, ahora son inversores, visionarios, banqueros, empresarios y cient¨ªficos lo que acuden; hasta completar una lista de oradores que supera el millar, entre ellos los jerifaltes de Cisco (John Chambers), Tinder (Sean Rad), Renault (Carlos Ghosn) o Booking (Gillian Tans), aunque tambi¨¦n hay minutos para Ronaldinho o la modelo transexual Andreja Pejic en alguna de las 21 secciones de la Web Summit, de la biotecnolog¨ªa al dise?o.
Crisol de intereses
Esa mezcla de intereses y discursos es el secreto del ¨¦xito de Cosgrave quien, de entrada, dedica el primer d¨ªa a programar rutas nocturnas por los bares de Lisboa, el pub crawl. Seg¨²n el avispado irland¨¦s se firman m¨¢s acuerdos entre copas que en las mesas de negocios. ¡°Lo que hacemos en Web Summit es conectar a la gente, facilitar el encuentro entre personas que tienen intereses comunes¡±, se?ala.
Web Summit es a las start ups lo que el m¨®vil a la World Mobile de Barcelona y como tal un caramelo para el mejor postor. Despu¨¦s de seis ediciones, el pasado a?o Cosgrave decidi¨® trasladar la sede de su conferencia. El motivo que dio fue la falta de inter¨¦s del Gobierno irland¨¦s, las abusivas tarifas de los hoteles, los problemas de tr¨¢fico y de wifi, aunque detr¨¢s siempre hay dinero. Si el el Gobierno irland¨¦s le pag¨® 700.000 euros en tres a?os por mantener la sede en Dubl¨ªn, Portugal dar¨¢ 3,9 millones por su sede en Lisboa hasta 2018.
El cambio le ha sentado bien a las finanzas de la Web Summit, que vive sobre todo de vender entradas, espacios y tiempo en las tribunas de oradores, entre otras muchas y variadas fuentes de ingresos. Los precios son una de las cr¨ªticas que suele recibir Cosgrave. Oficialmente la tarifa plana cuesta 900 euros, aunque seg¨²n ¨¦l hay gente importante que paga diez veces m¨¢s por conseguir que le escuchen en un palco distinguido. Tan importante son los consejeros delegados como las nacientes start ups, con m¨¢s ideas que dinero. ¡°Hemos dispuesto de 6.000 entradas para j¨®venes a un precio de 9 euros, otros ni eso pues han sido seleccionados en las universidades para que asistan gratuitamente¡±.
El impacto econ¨®mico es enorme en una ciudad. Seg¨²n el Gobierno irland¨¦s, la pasada edici¨®n dej¨® 100 millones de euros en Dubl¨ªn, ahora, seg¨²n Paula Oliveira, directora de Turismo de Lisboa, dejar¨¢ 200 millones. El 90% de las plazas hoteleras de la Gran Lisboa est¨¢n ocupadas, pese a que han doblado precios (de 73 euros a 163 de media); Airbnb ha triplicado reservas respecto a las mismas fechas del pasado a?o (por este sistema se hospedar¨¢n 15.000 personas); el metro duplicar¨¢ su frecuencia, Uber estrena su servicio Carpool para que la gente comparta coche y, en Google, la segunda b¨²squeda m¨¢s popular de Lisboa es ¡®Web Summit¡¯.
Cosgrave se ha enamorado de la capital portuguesa. Todo comenz¨® cuando su hermano se mud¨® de Berl¨ªn a Lisboa y le avis¨® a Paddy de lo bien que se viv¨ªa y la de start ups que estaban brotando a la orilla del Tajo; despu¨¦s lanz¨® por las redes su campa?a para buscar otra ciudad a la Web Summit y el activismo portugu¨¦s le acab¨® por decidir (tambi¨¦n contribuy¨® el activismo del ex vice primer ministro Pablo Portas, que le prometi¨® dinero y m¨¢s horas de sol que Dubl¨ªn).
El ¨¦xito de la Web Summit es que no es solo un encuentro de tecn¨®logos y de puntocoms. ¡°Las primeras ediciones s¨ª que eran exclusivamente tecnol¨®gicas ¡°, recuerda Cosgrave, ¡°pero ahora acuden directivos de bancos, de fabricantes de coches. La mitad de los asistentes trabajan en negocios tradicionales, pero quieren aprender c¨®mo mejorar su negocio con la utilizaci¨®n de la teclog¨ªa¡±.
Un extra?o camino para llegar a gur¨²
Naci¨® para ser ovejero, creci¨® para cura, estudi¨® para economista y ha acabado de excepcional casamentero en el mundo tecnol¨®gico. Paddy Cosgrave agradece a su padre que no insistiera con la granja y que le mandara a estudiar al Trinity Collegue, previo paso por Glenstal Abbey. En el Trinity se licenci¨® en Econ¨®micas y Pol¨ªticas, pero quiz¨¢s le han dejado m¨¢s huella sus tres confesiones semanales en el colegio benedictino. Paddy Cosgrave, irland¨¦s por los cuatro costados, ha construido un gran confesionario donde la gente m¨¢s diversa cuenta sus inquietudes y sus ambiciones sin tener que guardar penitencia alguna.
Desde muy joven al creador de la Web Summit lo que le gusta es conocer gente. Fue presidente de la University Philosophical Society, ¡°por la posibilidad de encontrar gente interesante¡±, seg¨²n contaba en la revista universitaria; tambi¨¦n dirigi¨® el panfleto sat¨ªrico ¡®Piranha¡¯ hasta que se lo prohibieron. En su activismo incansable promovi¨® la iniciativa Rock the Vote para convencer a los j¨®venes irlandeses a no pasar de las urnas; despu¨¦s cre¨® la ¡®web¡¯ MiCandidate, que distribu¨ªa contenidos de pol¨ªticos, que vendi¨® en un a?o.
Se fue para California a sacudirse la lluvia dublinesa, invitado por compatriotas de Facebook. En el delirio de Silicon Valley, Cosgrave fue invitado a un ¡®networking breakfast¡¯ a las 7 de la ma?ana y, como era chico despierto, a¨²n a esas horas se le encendi¨® la bombilla. ¡°Silicon Valley no funciona porque los ¡®techis¡¯ est¨¦n delante del ordenador 24 horas al d¨ªa, siete d¨ªas a la semana; funciona porque van de fiesta donde se juntan con grandes conversadores. Es all¨ª donde tu arrancas ideas. Ese es el ecosistema, as¨ª funciona!¡±, dijo a una revista tecnol¨®gica.
A base de insistencia y paciencia, Cosgrave consigui¨® que le recibieron todos los santones de San Francisco, de Zuckerberg a Dorsey, de Facebook a Twitter, y m¨¢s dif¨ªcil que eso, que viajaran a Dubl¨ªn para propagar un evangelio desconocido en la tradicional Irlanda.
Seis a?os despu¨¦s de la primera edici¨®n de su conferencia nacida sobre un sof¨¢, Cosgrave es una de las personas m¨¢s influyentes del mundo. Este admirador de Noam Chomsky y de Bertrand Russell, afirma que ¡°Lisboa es hoy el Berl¨ªn de hace unas d¨¦cadas¡±.
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