Una revoluci¨®n urbana
El concepto de ciudad inteligente constituye una fuente de negocios que debe ser explorada
El caso de las llamadas ciudades inteligentes presenta muchas similitudes con la explosi¨®n medi¨¢tica de las energ¨ªas renovables. Todo el mundo desea vivir en ciudades dotadas de tecnolog¨ªas avanzadas donde la informaci¨®n est¨¦ integrada y disponible para el ciudadano en unos pocos movimientos t¨¢ctiles, conectada con el m¨®vil, el coche o las pantallas p¨²blicas. ?Qui¨¦n no quiere disponer de polic¨ªa instant¨¢nea y eficiente, como Robocop, y v¨ªas de circulaci¨®n despejadas u opcionales en caso de atasco? Nadie se negar¨¢ a eso, como nadie puede negarse en abstracto a energ¨ªa limpia e inagotable. Pero los propagandistas se olvidan de preguntar dos cosas elementales: ?Cu¨¢nto cuesta? y ?hay dinero para pagarla? A partir de esas dos preguntas cuidadosamente arrinconadas se ocultan algunas otras consideraciones relevantes para las que el ciudadano consciente deber¨ªa tener una respuesta que, l¨®gicamente, no existe.
El Smart City Expo World Congress que marcha viento en popa en Barcelona ha despertado la lujuria doble de la tecnolog¨ªa y el futuro (o futurismo, como se prefiera). ?Ah¨ª es nada disponer de tecnolog¨ªa integrada en la ciudad que permita disponer de programas para evitar los embotellamientos, tabletas de informaci¨®n en las cabinas telef¨®nicas o sistemas robotizados de seguridad! Ahora bien, resulta que los municipios espa?oles acumulan d¨¦ficits fara¨®nicos y deudas que pocos de sus habitantes ver¨¢n pagadas alguna vez. Esos ayuntamientos tienen que sufragar (cuando pueden) gastos sociales cuantiosos, producidos por la desigualdad econ¨®mica creciente y la pauperizaci¨®n de grupos numerosos de poblaci¨®n. Tienen adem¨¢s que acometer (ya es urgente) planificaciones urbanas precisas, paulatinas y en alg¨²n caso dolorosas para salvar al menos que las calles sean transitables, las infraestructuras de los centros urbanos superen el colapso y la atm¨®sfera vuelva a ser respirable, en lugar del pur¨¦ espeso que es ahora. Todos los da?os derivados del crecimiento de la poblaci¨®n (de la concentraci¨®n en las ciudades, m¨¢s bien) se multiplican por la afluencia desestructurada del turismo. Espa?a debe ser el ¨²nico pa¨ªs del mundo que entiende el turismo no como un negocio en el que hay que invertir, sino como un espacio f¨ªsico que se va llenando sin costes, eso s¨ª, a costa de la comodidad de los contribuyentes.
Las repetidas alarmas por contaminaci¨®n indican que hay problemas muy urgentes por resolver. ?Ayudan es estas tareas, urgentes y decisivas para la supervivencia de las grandes urbes, la tecnolog¨ªa futurista asociada a las ciudades inteligentes? Pues por el momento muy poco. No es necesario subrayar la evidencia de que el concepto de ciudad inteligente constituye una fuente de negocios que debe ser explorada y, en la medida de lo posible, incentivada. Pero no sustituye a la planificaci¨®n urban¨ªstica, ni debe precederla en la consideraci¨®n inversora p¨²blica. All¨ª donde pueda acompa?ar al gasto en infraestructuras o al gasto social, bien; pero ser¨ªa un error superponerla porque s¨ª o con el argumento de que ¡°crea riqueza¡±. Las prioridades del gasto p¨²blico local son otras y a ellas deben atenerse los gestores locales.
Cuesti¨®n distinta es el incentivo para desarrollar las tecnolog¨ªas urbanas inteligentes. Las ayudas, tasadas y decididas por las mismas autoridades que tienen que desembolsar las ayudas tienen que encuadrarse en los esquemas de I+D+i de la administraci¨®n. La habilidad pol¨ªtica, tan ausente en los ¨²ltimos a?os de la gesti¨®n p¨²blica, consiste exactamente en resolver con tenacidad las dificultades del presente mientras se invierte con la misma tenacidad en las mejoras t¨¦cnicas previsibles. Para lograr tal conjunci¨®n es obligado que ayuntamientos y gobierno act¨²en en coordinaci¨®n, y eso en estos momentos no sucede: Y, por supuesto, no provocar burbujas de inversi¨®n con dinero p¨²blico , algo que s¨ª suele suceder, como se comprob¨® en el programa de incentivos de las renovables.
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