Bruselas y las urnas fuerzan otra pol¨ªtica fiscal
Brexit y los populismos llevan a la Comisi¨®n Europea a recomendar un est¨ªmulo de 50.000 millones para salir de la trampa econ¨®mica y pol¨ªtica en la que se ha metido la eurozona
Los Gobiernos de medio mundo respondieron a la ca¨ªda de Lehman Brothers con potentes est¨ªmulos fiscales en medio de un p¨¢nico atroz a una Gran Depresi¨®n. Europa se asust¨® pronto: el bucle diab¨®lico entre crisis financiera y de deuda acab¨® en un reguero de rescates y activ¨® la pol¨ªtica de austeridad en 2010, tambi¨¦n conducida en gran medida por el p¨¢nico. Berl¨ªn, de la mano de Bruselas, levant¨® el pie del freno en 2014, pero solo consinti¨® est¨ªmulos monetarios.En medio de la en¨¦sima mutaci¨®n de la Gran Crisis ¡ªBrexit, Trump, el temor a fuerzas antiestablishment¡ª,? Alemania se queda sola. Bruselas acaba de reescribir el relato econ¨®mico de Europa: la Comisi¨®n recomienda un est¨ªmulo fiscal de 50.000 millones contra la opini¨®n de Berl¨ªn. El (t¨ªmido) regreso de Keynes a la Uni¨®n se explica por la incertidumbre econ¨®mica, pero sobre todo por el riesgo pol¨ªtico. De nuevo el p¨¢nico: esta vez a la pujanza del populismo en las pr¨®ximas citas electorales.
Esos 50.000 millones quiz¨¢ no sean deslumbrantes comparados con el bill¨®n de d¨®lares que ha anunciado Trump. M¨¢s a¨²n cuando corresponde a las capitales gastar ese dinero. Pero se trata de una se?al pol¨ªtica de primera magnitud: los tiempos, viene a decir Bruselas, est¨¢n cambiando.
La Comisi¨®n ha tirado a la basura los castigos que pend¨ªan sobre Espa?a y Portugal por incumplir el d¨¦ficit. Y ha decidido pasar por alto que un tercio de los presupuestos no respetan las reglas fiscales. Par¨ªs ha anunciado que gastar¨¢ m¨¢s en seguridad. Roma, en refugiados y en reconstruir las zonas devastadas por terremotos.
Incluso Berl¨ªn prepara una rebaja de impuestos y ha prometido fuertes inversiones en defensa, imprescindibles ante el cambio de actitud de EE?UU en la OTAN. La expansi¨®n fiscal, en fin, estaba llegando por la puerta de atr¨¢s, con la boca peque?a, con esa forma tan europea de silbar mirando hacia otro lado cuando una mano exige respetar las reglas y la otra hace m¨¢s o menos lo contrario. Hasta que Bruselas ha decidido levantar la voz.
¡°La recuperaci¨®n es d¨¦bil. Y hay nuevas fuentes de incertidumbre tras el refer¨¦ndum brit¨¢nico y otros desarrollos geopol¨ªticos que aconsejan una expansi¨®n fiscal¡±, resume la Comisi¨®n, que reclama un esfuerzo a los pa¨ªses con abultados super¨¢vits comerciales y m¨¢s espacio fiscal: Alemania, Holanda y compa?¨ªa. Bruselas es consciente de que eso traer¨¢ cola.
El ministro alem¨¢n, Wolfgang Sch?uble, lleva a?os enfrent¨¢ndose a propuestas similares del G-20 y el FMI: ¡°Somos muy cr¨ªticos con la propuesta¡±, dijo su portavoz el viernes. Jeroen Dijsselbloem, el jefe holand¨¦s del Eurogrupo, va a¨²n m¨¢s all¨¢: ¡°La Comisi¨®n es ambiciosa cuando no tiene nada que decir. Ojal¨¢ mostrara esa ambici¨®n donde s¨ª tiene voz: en la aplicaci¨®n de las reglas fiscales¡±.
Algunos analistas creen que si la UE no hace este giro, ¡°va al desastre¡±
?Una operaci¨®n a tiempo?
?Eurobonos para apuntalar la defensa de la UE?
¡°No habr¨¢ mutualizaci¨®n de deuda mientras yo viva¡±, ha dicho la canciller Angela Merkel. Berl¨ªn rechaza una expansi¨®n fiscal, y tambi¨¦n la creaci¨®n de alguna forma de eurobonos, que dar¨ªan un plus de confianza a Europa y apaciguar¨ªa los miedos que hoy existen sobre el futuro del euro (¡°una crisis pol¨ªtica tras malos resultados en Italia, Holanda o Francia avivar¨ªa la especulaci¨®n¡±, apunta Bilal Hafeez, de Nomura).
Tanto Alemania como la Comisi¨®n saben que la UE debe elevar su gasto militar tras la victoria de Trump hasta el 2% del PIB que exige la OTAN: eso supondr¨ªa inyectar 90.000 millones, seg¨²n Bruegel. Hay una forma de empaquetar esas dos necesidades, est¨ªmulo y gasto en seguridad: Bruselas le est¨¢ dando vueltas a la posibilidad de presentar alguna forma de eurobono para financiar gastos en defensa, o al menos activar un fondo con varios centenares de millones de euros, con una estructura similar al Plan Juncker. ¡°Eso formar¨ªa parte del cambio de direcci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica, aunque la dimensi¨®n de ese impulso sea a¨²n muy moderada¡±, apunta el economista Xos¨¦ Carlos Arias.
La pregunta clave es si ese cambio es positivo, si llega a tiempo y si se queda o no demasiado corto. Goldman Sachs estima que aportar¨¢ medio punto de PIB. Y la mayor¨ªa de los analistas coincide en que Europa est¨¢ muy necesitada de ese soplo de aire: con el ¨²nico est¨ªmulo del BCE, y pese al petr¨®leo y el euro baratos, presenta la recuperaci¨®n m¨¢s mediocre del Atl¨¢ntico Norte. Reino Unido y EE UU, con una gesti¨®n distinta (est¨ªmulos monetarios y fiscales), han cosechado mejores resultados. Esa expansi¨®n fiscal, seg¨²n los organismos internacionales, permitir¨¢ luchar contra la trampa de fr¨¢gil recuperaci¨®n, alto paro, endeudamiento abultado, desigualdad lacerante, dudas eternas en el sector bancario y, ahora, riesgos en la arena pol¨ªtica.
Los expertos subrayan el alto voltaje pol¨ªtico de ese movimiento. Pero piden m¨¢s. ¡°Demasiado poco, demasiado tarde¡±, asegura a este diario el exministro griego de Econom¨ªa Yanis Varoufakis. ¡°El da?o causado despu¨¦s de ocho a?os de respuestas pol¨ªticas ineptas ha estropeado tanto la econom¨ªa que ajustes marginales solo obtendr¨¢n diferencias marginales¡±, ataca antes de reclamar una expansi¨®n 10 veces mayor a trav¨¦s del Banco Europeo de Inversiones.
El giro de Bruselas es simb¨®lico; pero los s¨ªmbolos cuentan. ¡°Se trata de un cambio interesante, aunque mantenga la vieja m¨²sica del Pacto de Estabilidad¡±, apunta Charles Wyplosz, del Graduate Institute. ¡°La Comisi¨®n acaba por fin con el estado de negaci¨®n que le llevaba a sostener, contra toda evidencia, que la pol¨ªtica fiscal no puede impulsar el crecimiento. El Brexit ser¨¢ duro, y el miedo a Le Pen, Grillo, Wilders y compa?¨ªa obliga a redefinir la pol¨ªtica fiscal¡±, a?ade.
Los cr¨ªticos, como Varoufakis, apuntan que el impulso se quedar¨¢ corto
Las dudas son enormes, ¡°pero el mero hecho de pensar en una pol¨ªtica para la zona euro en su conjunto es un avance¡±, afirma Alessandro Leipold, del Lisbon Council. ¡°Bruselas se apunta al fin a aquel discurso de Draghi en Jackson Hole en 2014¡±, recuerda, ¡°aunque hay que esperar a la reacci¨®n alemana, que de momento es negativa¡±. ¡°La propuesta tiene l¨®gica econ¨®mica y debe acompa?arse de una exigencia para que los pa¨ªses con mayor margen de maniobra reduzcan tambi¨¦n sus excedentes de ahorro elevando sus inversiones p¨²blicas y privadas¡±, dice el exvicepresidente comunitario Joaqu¨ªn Almunia.
Todas las miradas est¨¢n fijas en Alemania. Pero la actual constelaci¨®n pol¨ªtica europea beneficia a Bruselas pese a la negativa inicial de Berl¨ªn. La sucesi¨®n de elecciones que se acercan facilita las cosas incluso entre los socios m¨¢s halcones del euro. ¡°La eurozona necesita un impulso, y a la vez debe gastar, imperiosamente, en defensa y seguridad: la expansi¨®n fiscal vendr¨¢, muy probablemente, por ese cap¨ªtulo de consenso¡±, dice Hans Kundnani, de la German Marshall Fund.
Detr¨¢s de cada problema pol¨ªtico suele haber un problema econ¨®mico. Y detr¨¢s de todo problema econ¨®mico hay una idea; la idea, en este caso, es claramente alemana: la austeridad y las reglas impuestas por Berl¨ªn ¡°han sido una camisa de fuerza que ha provocado estancamiento, ha elevado el paro a cotas insoportables y ha generado un descontento creciente. Es hora de repensar las reglas en vez de forzar continuamente su interpretaci¨®n¡±, critica Paul De Grauwe, de la London School.
Bruselas, que siempre defiende esas normas, acaba de verle las orejas al lobo: ¡°Suenan las alarmas ante la sospecha de que seguir con las mismas pol¨ªticas pod¨ªa acabar llevando a la UE al desastre¡±, concluye Pascal Petit, de la Universidad Par¨ªs 13.
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