Una cerveza artesana con mucha espuma
La toledana La Sagra, fundada en 2011, desaf¨ªa a las grandes del sector
Espa?a vive un boom?en el mercado de las llamadas cervezas artesanas, que se han expandido muy r¨¢pido en los ¨²ltimos cuatro a?os. No obstante, muy pocas logran superar el techo de cristal desplegado por las grandes marcas. De las que s¨ª lo han logrado, la m¨¢s pujante es La Sagra. Nacida como una cerveza artesana m¨¢s en 2011 en el pueblo toledano de Numancia de la Sagra, la cervecera ha ido cumpliendo todos los objetivos fijados por su fundador, Carlos Garc¨ªa, que ten¨ªa solo 27 a?os cuando empezaron a salir las primeras botellas de su peque?a planta de producci¨®n.
La empresa, que empez¨® con dos empleados, Garc¨ªa y otro m¨¢s, en una nave de 1.500 metros que entonces parec¨ªa desmesurada, inici¨® su andadura produciendo 145.000 botellas al a?o. Pero, le han bastado cinco a?os para cuadriplicar esa cifra. "Ahora vendemos nuestras cervezas en unos 1.500 establecimientos de hosteler¨ªa de toda Espa?a (muchos de ellos con grifo), en cadenas como Carrefour y en multitud de tiendas gourmet", explica el empresario. Adem¨¢s, ya exporta el 14% de su producci¨®n a 11 pa¨ªses. Tambi¨¦n su plantilla se multiplic¨®: trabajan ya 15 personas, entre ellas un maestro cervecero, un responsable de producci¨®n, una gerente de marketing y un director de operaciones.
Y como adem¨¢s de vender, est¨¢ ganando dinero ¡ªLa Sagra alcanz¨® n¨²meros negros en el segundo a?o de operaciones¡ª Garc¨ªa, ahora con 32 a?os, ha redise?ado su plan de negocio con objetivos mucho m¨¢s ambiciosos: cuadriplicar la capacidad de producci¨®n hasta 2012 y multiplicar las ventas por diez ¡ªhasta los seis millones de botellas¡ª en 2026. En ese momento, si todo sigue al buen ritmo actual, La Sagra dejar¨¢ de ser una cervecera testimonial para asentarse en el mercado, con una cuota del 5%.
Toda esta historia, la de Garc¨ªa y su cervecera, se inici¨® realmente hace a?os, cuando el joven empresario estudiaba en Suecia y viajaba a menudo por el norte de Europa. Tras haber trabajado en la empresa finlandesa Nokia y en una editorial de revistas, fue la creaci¨®n de una p¨¢gina web de venta de cervezas artesanas, "una experiencia que me sirvi¨® para ver que hab¨ªa un mercado para esos productos en Espa?a y consumidores dispuestos a pagar m¨¢s por ellos", dice.
El contraataque de la competencia
Las grandes marcas, con enorme capacidad industrial, redes de distribuci¨®n y una relaci¨®n privilegiada con decenas de miles de establecimientos y supermercados de toda Espa?a, no van a dejar que las peque?as firmas como La Sagra les ganen f¨¢cilmente la guerra de las artesanas, es decir, de las cervezas m¨¢s 'gastron¨®micas'. Y han contratacado. Mahou, con su Maestra de doble l¨²pulo; Estrella Damm con Inedit o San Miguel con Selecta. Pese a los ¨¦xitos cosechados, el futuro de La Sagra no ser¨¢ un pase¨ªllo. ?Hay sitio para todos? Garc¨ªa cree que s¨ª. Adem¨¢s, porque en las artesanales, el valor a?adido es eso, que sean artesanales. De verdad.
Tan claro lo tuvo ¡ªhab¨ªa ya varias de estas firmas en marcha¡ª que a los pocos meses se lanzaba a fundar La Sagra. Mientras esperaba la llegada de la maquinaria empez¨® a desarrollar su plan de negocio y estudio de mercado, basado sobre datos, no de Espa?a, donde no los hab¨ªa (era un tema casi in¨¦dito), sino de otros pa¨ªses m¨¢s maduros en esto como Italia o EE UU. Entretanto contrat¨® tambi¨¦n un maestro cervecero de origen escoc¨¦s, formado en EE UU y que estaba trabajando en M¨¦xico. Hoy, La Sagra, pese a su peque?a producci¨®n, ofrece m¨¢s de 20 referencias.
El empresario no esconde que su m¨¢xima preocupaci¨®n, desde el primer momento, fue convertir a La Sagra en una marca potente. No fue f¨¢cil. "Hab¨ªa que llegar, no testimonialmente" apunta, "a un consumidor que no estaba muy predispuesto a comprar estas cervezas para llevarlas a casa por lo que hab¨ªa que dar la batalla en la restauraci¨®n". Una pugna tenaz, que no ha cesado, permanente, y que Garc¨ªa define como 'de pico y pala'. "Hemos tratado de trabajar la cultura cervecera artesana, muy ligada a la gastronom¨ªa, en los propios locales" dice Garc¨ªa, al tiempo que se?ala que "nos ha obligado, adem¨¢s, a motivar a los restauradores y a los comerciales de la distribuci¨®n".
Luego, hubo que trabajar la distribuci¨®n del producto. "No nos val¨ªan las distribuidoras de cerveza, conectadas con las grandes marcas. No nos la iban a vender" asegura. As¨ª que, teniendo en cuenta que una artesana est¨¢ m¨¢s cerca de la cultura del vino que de la cerveza, Garc¨ªa se decant¨® por los distribuidores de productos vin¨ªcolas. Pero esto tampoco fue sencillo. "Yo ten¨ªa solo 27 a?os y me cost¨® ganarme su confianza" recuerda algo divertido. Al final, y pese a los sustos y percances, la apuesta sali¨® redonda. "Hemos ido vendiendo todo lo que produc¨ªamos" dice, "a tal punto que nuestra capacidad ha estado siempre a punto de desbordarse". Claro que si todo fue bien es porque "hab¨ªa una predisposici¨®n de los consumidores espa?oles a adoptar el producto. Llegamos en el momento en que este empezaba a despuntar". Y, adem¨¢s, la venta en las tiendas y grandes superficies empiezan tambi¨¦n a crecer.
Para cumplir sus ambiciones, y situar finalmente a La Sagra en posici¨®n segura, Garc¨ªa no ha parado de invertir en su 'peque?a' cervecera. En el 2012 y 2013 ya tuvo que instalar m¨¢s tanques de fermentaci¨®n y en el 2015, despu¨¦s de estar aumentando ventas a un ritmo del 40% al a?o, decidi¨® abordar un plan de crecimiento que pasa por la ampliaci¨®n de la superficie industrial de 1.500 a 3.500 metros cuadrados y la compra de nueva maquinaria, todo con el fin de elevar la capacidad de producci¨®n desde los mil a los 8.000 litros diarios. El empresario, que, junto con su familia ¨Cpropietaria de una empresa de construcci¨®n, un hotel y dos gasolineras¨C, puso cerca de 360.000 euros en el 2011 (m¨¢s otro tanto en cr¨¦ditos) para iniciarse en el negocio, tuvo que volver a apostar una suma similar en el 2015.
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