?Por qu¨¦ Europa no funciona?
La falta de coincidencia de intereses entre pa¨ªses acreedores y deudores ha lastrado el proyecto com¨²n
Comenz¨® con una tragedia griega, sigui¨® con una zarzuela espa?ola y puede culminar con una explosiva ¨®pera alemana. La actual crisis econ¨®mica europea crece, se diversifica, se complica. Si sigue as¨ª puede acabar con el proyecto m¨¢s imaginativo e innovador de la geopol¨ªtica mundial: la integraci¨®n europea. As¨ª se expresa Mois¨¦s Na¨ªm en su nuevo libro, Repensar el mundo. 111 sorpresas del siglo XXI.
Tiene raz¨®n Na¨ªm al afirmar que la crisis econ¨®mica europea crece, se diversifica y se complica. El ¨²ltimo episodio hasta ahora ha sido el Brexit. Pero la incertidumbre aumentar¨¢ en los pr¨®ximos meses. Los dos eventos determinantes ser¨¢n las elecciones presidenciales francesas de la pr¨®xima primavera y las federales alemanas de oto?o. Por lo tanto, Europa seguir¨¢ caminando durante 2017 por el borde del abismo.
?Qu¨¦ es lo que ha llevado al proyecto m¨¢s imaginativo e innovador de la geopol¨ªtica mundial del siglo XX a convertirse en una senda tortuosa hacia su posible desaparici¨®n?
Ha sido la p¨¦rdida de la confianza en que la UE y el euro sean un camino para la prosperidad econ¨®mica y el progreso social. Hay razones para esa desconfianza. El crecimiento econ¨®mico europeo desde 1992 ¡ªel a?o de la puesta en marcha del euro¡ª ha sido escaso y m¨¢s bajo que el de otros pa¨ªses comparables, como los Estados Unidos o el Reino Unido; y el paro m¨¢s elevado. Europa no funciona.
No es extra?o, por tanto, que muchos ciudadanos y la mayor¨ªa de los l¨ªderes pol¨ªticos populistas vean el euro como una camisa de fuerza que impide a los pa¨ªses miembros tener la flexibilidad y los instrumentos necesarios para adaptarse a situaciones de crisis.
?Por qu¨¦ Europa no funciona? Hay cuatro tipos de respuestas a esta cuesti¨®n.
La primera es el Reino Unido. Muchos han visto en la conducta de este pa¨ªs el juego de una Casandra que con sus enredos y bloqueos no ha permitido a la UE avanzar hacia una integraci¨®n pol¨ªtica m¨¢s intensa. Algunos esperan ahora que su salida sea la oportunidad para avanzar de forma m¨¢s r¨¢pida y coherente hacia los Estados Unidos de Europa.
Pero no creo que el Reino Unido haya sido el obst¨¢culo. Y dudo tambi¨¦n de que la soluci¨®n sea simplemente ¡°m¨¢s Europa¡±. Porque m¨¢s Europa no es necesariamente sin¨®nimo de ¡°mejor Europa¡±. Los Estados Unidos de Europa no est¨¢n en la agenda de los pa¨ªses miembros ni en la de los ciudadanos. Lo que necesitamos es una mejor definici¨®n de lo que debe hacer la Uni¨®n y de lo que deben hacer los Estados.
La segunda son los intereses. La idea en este caso es que la diferencia de intereses en el seno de la Uni¨®n entre pa¨ªses acreedores ¡ªcon Alemania al frente¡ª y deudores ha impedido avanzar en el proyecto europeo. Pero no veo por qu¨¦ los acreedores tendr¨ªan inter¨¦s en impedir el crecimiento de los deudores. Porque sin crecimiento, los deudores no podr¨¢n pagar.
La tercera es la falta de l¨ªderes pol¨ªticos resolutivos. Na¨ªm se apunta a esta tesis al reclamar l¨ªderes con ¡°temple y audacia¡±. Pero los liderazgos pol¨ªticos fuertes fueron los que en los a?os noventa llevaron a cometer el error de ir demasiado pronto y demasiado r¨¢pido en la puesta en marcha del euro.
Sin negar influencia de estos tres factores, la ra¨ªz de por qu¨¦ Europa no funciona est¨¢ en otro lugar: en las profundas diferencias entre las ideas econ¨®micas de Francia y Alemania. Esta divergencia de ideas econ¨®micas, tanto en el dise?o inicial del euro como en la pol¨ªtica econ¨®mica adecuada para hacer frente a las crisis financieras y econ¨®micas, explica por qu¨¦ la UE no supo aplicar una pol¨ªtica econ¨®mica eficaz al problema de la crisis de deuda ni a la segunda recesi¨®n europea. Algo que s¨ª supieron hacer pa¨ªses como los Estados Unidos y el propio Reino Unido.
Esta cuarta explicaci¨®n basada en la importancia de la lucha de ideas econ¨®micas entre Alemania y Francia ha sido desarrollada de forma brillante y convincente en un libro reciente The Euro and the Battle of Ideas por tres economistas: un franc¨¦s, un alem¨¢n y un ingl¨¦s. Su conclusi¨®n es que mientras no aparezca un relato econ¨®mico ampliamente compartido en Europa ser¨¢ dif¨ªcil que exista una pol¨ªtica econ¨®mica que a la vez que se preocupa por la estabilidad financiera promueva el crecimiento y el empleo.
En todo caso, aunque Europa no tiene hoy por hoy una visi¨®n econ¨®mica compartida, s¨ª ha desarrollado un instinto de supervivencia pol¨ªtica que le permite ir saliendo al paso de los problemas. Pero es posible que en alg¨²n momento la simple supervivencia no sea suficiente para muchos europeos. Lo veremos en las pr¨®ximas elecciones francesas y alemanas.
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