Microempresa y productividad: lecciones francesas
El predominio de las firmas de menos de 10 empleados es un obst¨¢culo para la internacionalizaci¨®n
En contraste con las econom¨ªas m¨¢s avanzadas, casi uno de cada dos trabajadores espa?oles est¨¢ empleado en una microempresa de menos de diez personas. En Alemania, por ejemplo, esta proporci¨®n se reduce a uno de cada cinco trabajadores. Es indudable que este predominio de la microempresa en Espa?a es un obst¨¢culo para la productividad y la internacionalizaci¨®n de las sociedades espa?olas: invertir en comercio internacional o en automatizaci¨®n es pr¨¢cticamente imposible para una firma de tan reducido tama?o.
?Por qu¨¦ predomina tanto la microempresa en nuestro pa¨ªs? Una de las principales hip¨®tesis es que las regulaciones que tratan de favorecer a la peque?a empresa suponen, a la vez, un obst¨¢culo para dejar de serlo. Cuando una compa?¨ªa crece por encima de 50 empleados, obligaciones como tener un comit¨¦ de empresa, emplear un auditor de cuentas (si cumple un criterio de ingresos), desembolsar mensualmente el IVA y aumentar el pago fraccionado en sociedades. Otras reglas afectan a las sociedades de forma similar cuando pasan otros umbrales, como los seis millones de euros o los 10 empleados.
El riesgo que significan tales regulaciones es que si crecer supone que la empresa se enfrente a unos costes regulatorios m¨¢s elevados, el empresario prefiera quedarse por debajo del umbral en el que estas le afectan, sea este de 10 o de 50 empleados. Este tipo de restricciones podr¨ªan contribuir a explicar el enorme predominio de la microempresa en Espa?a y as¨ª contribuir a explicar la baja productividad y la baja internacionalizaci¨®n de nuestra econom¨ªa.
El predominio de las firmas de menos de 10 empleados es un obst¨¢culo para la productividad e internacionalizaci¨®n
En un reciente estudio en la American Economic Review , estudiamos en Francia el coste econ¨®mico de regulaciones muy similares a estas regulaciones espa?olas. En este pa¨ªs, como en el nuestro, las empresas se enfrentan a un verdadero tsunami de normas cuando alcanzan el umbral de los 50 empleados. Por encima de este l¨ªmite, pero no por debajo, las empresas deben formar un comit¨¦ de empresa, ofrecer representaci¨®n sindical, tener un esquema de participaci¨®n en los beneficios, pagar m¨¢s en un presupuesto de formaci¨®n y negociar con el Ministerio de Trabajo si desean reducir su tama?o. Existen otros umbrales de tama?o, pero 50 trabajadores es, de lejos, el m¨¢s importante en Francia.
Nuestra investigaci¨®n comienza por documentar que efectivamente hay una brusca ca¨ªda del n¨²mero de empresas al llegar a 50 empleados, exactamente donde estas regulaciones tienen efecto. Hay muchas m¨¢s empresas francesas justo por debajo del umbral regulatorio que por encima de 50. Adem¨¢s observamos en particular que las empresas que se ¡°apelotonan¡± justo debajo de los 50 empleados son relativamente productivas (lo que justificar¨ªa que adquirieran un mayor tama?o).
Ser¨ªa dif¨ªcil argumentar a partir de esta evidencia que la regulaci¨®n no tiene efecto, pero ?cu¨¢l es su coste? Para cuantificar los gastos usamos teor¨ªa econ¨®mica b¨¢sica, que relaciona el tama?o de la empresa con la productividad de su tecnolog¨ªa y sus gestores. Las empresas m¨¢s eficientes o innovadoras tienen mayor productividad y tienden a ser grandes ¡ªpor ejemplo, pueden tener tecnolog¨ªas avanzadas como Facebook o Google o un proceso de fabricaci¨®n eficiente como Zara o Toyota¡ª. Tambi¨¦n tienden a tener mejores gestores.
Es cierto que las empresas realmente productivas elegir¨¢n seguir creciendo y simplemente absorber el coste de la regulaci¨®n. Bill Gates no mantendr¨ªa a Microsoft como micro empresa s¨®lo por una ley laboral. Pero incluso las empresas m¨¢s grandes tienden a ser un poco m¨¢s peque?as de lo que habr¨ªan sido sin los costes laborales adicionales. Por otro lado, puede haber muchas empresas que podr¨ªan haber dado empleo a cinco o diez trabajadores m¨¢s, pero que no lo hacen por evitarse estos costes.
Uno de cada tres espa?oles no llega al nivel m¨ªnimo de competencias escritas o num¨¦ricas, seg¨²n PISA
Nuestros c¨¢lculos, basados en los cambios en la distribuci¨®n del tama?o en la empresa, indican que los costes regulatorios adicionales por encima de 50 trabajadores son equivalentes a un aumento de aproximadamente un 2,3% en los costes laborales. Parte de la incidencia de la regulaci¨®n laboral es en forma de salarios m¨¢s bajos en toda la econom¨ªa y de mayor desempleo: la menor demanda de trabajo ejerce una presi¨®n a la baja sobre salarios y empleo. Adem¨¢s, muchos trabajadores, dados los bajos salarios, elegir¨¢n el autoempleo o el poner en marcha una peque?a empresa en vez de trabajar en otra compa?¨ªa, generando emprendedores ¡°a la fuerza¡± que ni est¨¢n cualificados ni tienen realmente voluntad de serlo. El resultado de todo ello es que la producci¨®n total de la econom¨ªa se reduce en algo m¨¢s de un 3%.
Las empresas francesas tratan de mitigar los gastos de la regulaci¨®n de muchas maneras. Nuestra investigaci¨®n muestra que, para evitar cruzar el umbral de 50 empleados, las empresas justo por debajo de esa cantidad aumentan el promedio de horas trabajadas, la fracci¨®n de trabajadores m¨¢s cualificados (sustituyendo la calidad por la cantidad), el gasto de inversi¨®n y en algunos casos se subdividen en entidades m¨¢s peque?as. Estas distorsiones mitigan el coste de la regulaci¨®n, pero nuestros c¨¢lculos sugieren que no causan que los gastos de la normativa caigan materialmente.
Nuestros resultados no proponen la necesidad de eliminar las regulaciones que estudiamos. Pero s¨ª sugieren un esfuerzo concertado para eliminar los efectos umbral que hacen m¨¢s dif¨ªcil cada paso delante de las empresas que tratan de internacionalizarse.
Por ¨²ltimo, tambi¨¦n existe la causalidad en direcci¨®n inversa: los efectos umbral explican parte del problema de la reducida productividad de la econom¨ªa, pero tambi¨¦n es cierto que las empresas son peque?as en parte porque sus trabajadores y gestores son poco productivos, como muestra un reciente trabajo de Enrique Moral Benito (Growing by learning). Y, como ¨¦l indica, uno de los principales candidatos para explicar este diferencial es el bajo nivel de formaci¨®n de los empresarios y trabajadores. Espa?a est¨¢ en los ¨²ltimos puestos de Europa en la calidad de la gesti¨®n empresarial (de acuerdo con varios estudios de John van Reenen con varios coautores). En cuanto a los trabajadores, los estudios de la OCDE sobre nivel educativo de adultos muestran que uno de cada tres adultos espa?oles no llegaba al nivel m¨ªnimo de competencias o bien escritas o num¨¦ricas, uno de los peores resultados de toda la OCDE.
En definitiva, no podemos aspirar a que Espa?a tenga los niveles salariales de nuestro entorno sin que sus trabajadores tengan niveles de productividad similares a las de estos pa¨ªses. Para lograr esto, no vale un solo cambio: es necesario repensar el marco de relaciones laborales, la regulaci¨®n por tama?o de las empresas, e invertir mucho en mejorar la cualificaci¨®n de trabajadores y empresarios espa?oles. Cabe desear y esperar que haya mejoras en todos estos aspectos en los pr¨®ximos a?os.
Luis Garicano es catedr¨¢tico de Econom¨ªa y Estrategia en la London School of Economics, Claire LeLarge es economista en Centre de Recherche en Economie et Statistique de Francia y John Van Reenen es catedr¨¢tico de Econom¨ªa en el MIT.
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