M¨¦xico se juega el 80% de sus exportaciones
La agresividad de la Administraci¨®n Trump lleva al pa¨ªs latinoamericano a un complejo juego de equilibrios
80%. En torno a esta cifra giran buena parte de las preocupaciones econ¨®micas mexicanas desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Es el porcentaje de sus exportaciones que tienen como destino final Estados Unidos y Canad¨¢, sus dos principales socios comerciales, y sufrir¨ªa una merma sustancial si el republicano cumple su amenaza de renegociar o, lo que es peor, romper, el Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (TLC) vigente desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas. Para una econom¨ªa tan abierta como la mexicana, supondr¨ªa limitar una de sus principales fuentes de divisas y llevar¨ªa al pa¨ªs a un terreno inexplorado en un momento en el que sus otras dos v¨ªas de ingresos ¨Clas remesas procedentes de EE UU y la petrolera estatal, Pemex¨C tambi¨¦n est¨¢n en jaque por, respectivamente, la dial¨¦ctica abrasiva del magnate y el abaratamiento del crudo. Solo el turismo permanece como un motor de crecimiento fiable.
Pero, entre toda esa extensa gama de amenazas, la de la renegociaci¨®n o ruptura del TLC sin duda se lleva la palma. Si en algo coinciden todos los expertos en comercio internacional consultados en la ¨²ltima semana es que la diversificaci¨®n de la matriz exportadora solo es posible a largo plazo ¨Ca 10 o 15 a?os vista¨C, mientras que a corto es muy dif¨ªcil ajustarse a un shock como un arancel del 20%, como el que ha dejado caer Trump. ¡°No estamos en los a?os cuarenta, cuando todo lo que se exportaba se produc¨ªa ¨ªntegramente en M¨¦xico. Hoy, las firmas automotrices y de electr¨®nica solo producen una parte en el pa¨ªs y fabrican pr¨¢cticamentead hoc¡±, apunta Luis Ernesto Derbez, rector de la Universidad de las Am¨¦ricas Puebla y exsecretario (ministro) de Econom¨ªa y de Relaciones Exteriores en el Gobierno de Vicente Fox (2000-2006).
En el momento actual, la mejor baza para frenar la avalancha proteccionista ser¨ªa ¡°empezar a dialogar¡± con las multinacionales instaladas en suelo mexicano para coordinar una actuaci¨®n conjunta, a?ade Derbez. Empresas como Ford ¨Cuno de los grandes exponentes del sector automotriz, el que m¨¢s exporta a EE UU (74.000 millones de d¨®lares en 2015) y uno de los m¨¢s imbricados en la econom¨ªa mexicana¨C, ya se han tenido que anotar millonarias p¨¦rdidas por la cancelaci¨®n de su nueva planta en el pa¨ªs latinoamericano. Y esto es solo el principio: de llevar sus planes a t¨¦rmino su ambiciosa agenda proteccionista, dejar¨ªa en una situaci¨®n complicada a empresas de la talla de General Motors (autom¨®viles), IBM o HP (inform¨¢tica), potenciales aliadas del Gobierno de Pe?a Nieto en defensa del statu quo.
¡°M¨¦xico no deber¨ªa sentarse a renegociar nada de la versi¨®n actual del acuerdo¡±, recomienda Derbez. ¡°En realidad, deber¨ªa ser m¨¢s una modernizaci¨®n y no tanto una renegociaci¨®n: centrarse en asuntos como el transporte o el comercio electr¨®nico, que no estaban en la mesa cuando se firm¨®, en 1994¡±. En todo caso, recuerda, la ruptura del tratado ser¨ªa una mala noticia pero no el fin del mundo: ¡°Habr¨ªa que irse a la normativa de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), con aranceles que, sobre veh¨ªculos, son del 3%. Ser¨ªa asumible¡±.
A largo plazo, todas las miradas se centran en China, cuya cuota actual sobre las exportaciones mexicanas es pr¨¢cticamente testimonial (del 2%). Tambi¨¦n en Brasil (1,3%) y Corea del Sur (0,7%), mercados importantes con importantes complementariedades con el pa¨ªs hispanoamericano.
El caso de Canad¨¢, la tercera pata del TLC, es muy distinto al de M¨¦xico. ¡°Acaba de cerrar un acuerdo comercial muy interesante con la Uni¨®n Europea [el CETA] y, adem¨¢s, tiene unas estructuras productivas muy distintas¡±, subraya Ignacio Bartesaghi, de la Universidad Cat¨®lica del Uruguay. A eso hay que a?adir que su relaci¨®n con EE UU est¨¢ m¨¢s centrada en los servicios y menos en los bienes. ¡°El problema de Trump es M¨¦xico, no Canad¨¢¡±, zanja Bartesaghi.
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