China manipula su moneda, pero no de la forma que Trump piensa
El presidente estadounidense asegura que el gigante asi¨¢tico mantiene el yuan devaluado para ganar competitividad, pero hace justo lo contrario
Donald Trump ha repetido en varias ocasiones que China manipula su moneda, el yuan, para obtener una ventaja comercial frente a los productores estadounidenses. Si bien en lo primero tiene raz¨®n, va errado en lo segundo: al menos durante los ¨²ltimos dos a?os y medio, las autoridades han intervenido para sostener el valor de su moneda frente al d¨®lar, no para provocar su depreciaci¨®n.
![Varios billetes de 100 yuanes en Pekín, China](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4RLM7UF44AEI63Z6VOLYJJYUQA.jpg?auth=f1d6483c139b4fa7bde18e2b5bdfce19b06b348b1822da828b696241687c8304&width=414)
El yuan chino no fluct¨²a libremente en los mercados de divisas como s¨ª lo hacen, por ejemplo, el euro o el d¨®lar. Las autoridades intervienen de forma regular comprando o vendiendo moneda extranjera para que el valor del yuan se mantenga m¨¢s o menos invariable respecto a una cesta de divisas. El Banco Central fija cada d¨ªa una tasa media de referencia frente al billete verde y, desde esta cifra, su cotizaci¨®n solamente puede subir o bajar un m¨¢ximo del 2% diario.
La divisa china estuvo hasta el a?o 2005 intercambi¨¢ndose a una tasa fija con el d¨®lar impuesta de forma unilateral por Pek¨ªn que no se correspond¨ªa con el comportamiento de una econom¨ªa en expansi¨®n mete¨®rica y con una balanza comercial muy favorable. Pero desde entonces empez¨® un proceso de liberalizaci¨®n con el compromiso (aun no materializado) de que la moneda ser¨ªa plenamente convertible. Del a?o 2005 al 2014, el yuan chino se apreci¨® de forma paulatina casi un 30% frente al d¨®lar.
"La creencia extendida de que el yuan est¨¢ infravalorado es falsa", asegura Song Hong, economista de la Academia China de Ciencias Sociales. Todos los analistas consultados por este peri¨®dico -chinos y extranjeros- coinciden en remarcar lo mismo: lo estuvo en el pasado, pero no actualmente.
Las tornas cambiaron a partir de 2014, cuando se evidenci¨® que los a?os de crecimiento anual a doble d¨ªgito en China eran historia. El pa¨ªs vio c¨®mo por primera vez dejaba de ser un lugar id¨ªlico para los inversores, que empezaron a buscar otros sitios m¨¢s atractivos en los que poner su dinero. El fen¨®meno se agudiz¨® en 2015, coincidiendo con la incertidumbre que dej¨® el batacazo burs¨¢til. Desde entonces el yuan se ha depreciado un 10% frente al d¨®lar.
Las autoridades decidieron combatir esta p¨¦rdida del valor con sus reservas de divisas, mediante la venta masiva de d¨®lares y la compra de moneda local para impulsar su cotizaci¨®n. En este cometido se han gastado ya un bill¨®n de d¨®lares, una cifra similar al tama?o de la econom¨ªa espa?ola. La hucha china qued¨® por debajo del umbral de los 3 billones de d¨®lares este enero, el menor nivel desde 2011. "Si no se hubiera intervenido, el yuan habr¨ªa ca¨ªdo mucho m¨¢s, quiz¨¢s hasta un 25%", asegura Hu Xingdou, profesor de Econom¨ªa del Instituto de Tecnolog¨ªa de Pek¨ªn.
Pero si una moneda d¨¦bil beneficia las exportaciones, ?por qu¨¦ Pek¨ªn se empe?a en tratar de minimizar su ca¨ªda? La primera raz¨®n es la estabilidad: cuando en agosto de 2015 las autoridades decidieron por sorpresa devaluar su divisa, el p¨¢nico se apoder¨® de los mercados financieros. "China busca que el yuan sea una moneda internacional, y eso requiere estabilidad. Las fluctuaciones muy pronunciadas da?ar¨ªan la imagen de Pek¨ªn en todo el mundo", dice Hu.
La segunda raz¨®n -conectada con la primera- son las fugas de capitales. La incertidumbre que rodea la transici¨®n de modelo econ¨®mico en China provoca salidas de dinero del pa¨ªs que se acrecientan con la p¨¦rdida de valor del yuan. A pesar de los controles de las autoridades, en 2016 salieron del pa¨ªs 838.000 millones de euros, seg¨²n c¨¢lculos de Natixis. Y este fen¨®meno no solamente se debe a factores internos, sino tambi¨¦n al alza del d¨®lar, impulsado por las mejores perspectivas econ¨®micas en Estados Unidos y por algunas de las medidas anunciadas, precisamente, por Donald Trump. Un yuan fuerte, adem¨¢s, abarata las importaciones y facilita la transici¨®n hacia un modelo econ¨®mico con m¨¢s protagonismo del consumo interno.
El presidente de Estados Unidos no ha cumplido su promesa de calificar oficialmente a China "desde el d¨ªa uno" como manipulador de divisas. De hecho, seg¨²n el Wall Street Journal, la nueva administraci¨®n en Washington est¨¢ buscando una f¨®rmula seg¨²n la cual considerar¨¢ la manipulaci¨®n de monedas como "un subsidio injusto" cuando se emplee por cualquier pa¨ªs, en lugar de se?alar directamente a Pek¨ªn. "Aparentemente el presidente ha hecho caso a sus asesores", deduce Hu. Aunque no del todo: en una entrevista a Reuters este jueves, Trump volv¨ªa a la carga: "son los grandes campeones de la manipulaci¨®n de monedas. Veremos qu¨¦ ocurre".
China, ante un equilibrio imposible
China lidia con lo que los economistas definen como la "trinidad imposible", es decir, lograr tres pol¨ªticas deseables pero que no son posibles de mantener a la vez: una pol¨ªtica monetaria independiente, un tipo de cambio fijo y la libre circulaci¨®n de capitales.
La mayor¨ªa de grandes econom¨ªas escogen tener una pol¨ªtica monetaria soberana y dejar que los capitales circulen libremente, con lo que ceden el valor de sus divisas a los mercados. Este escenario es adonde tambi¨¦n quiere llegar China en ¨²ltima instancia, pero actualmente Pek¨ªn no est¨¢ dispuesto a dejar de intervenir sobre la cotizaci¨®n de su moneda.
Si China quiere controlar el yuan y a su vez no restablecer controles totales al capital, tendr¨ªa que renunciar a la actual pol¨ªtica monetaria expansiva -clave para sostener el crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs-, algo que se antoja imposible. Otra posibilidad ser¨ªa cerrar totalmente sus fronteras al dinero, pero un movimiento as¨ª minar¨ªa enormemente la confianza de los inversores extranjeros, ha sido descartado por las autoridades y dif¨ªcilmente podr¨ªa cumplirse a rajatabla.
China emplea actualmente una mezcla de los tres v¨¦rtices de este tri¨¢ngulo imposible y lo paga caro con la reducci¨®n de sus reservas de divisas. Un fuerte rebote de la econom¨ªa que frenara las salidas de capital solucionar¨ªa el rompecabezas, pero esto dif¨ªcilmente suceder¨¢. La situaci¨®n actual, advierten los economistas, no es sostenible a largo plazo y Pek¨ªn tendr¨¢ que decidir a qu¨¦ renuncia.
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