M¨¦xico busca en China al nuevo EE UU
Media docena de expertos consultados por EL PA?S subrayan el potencial de la relaci¨®n bilateral, pero remarcan que su consolidaci¨®n pasa por el largo y no por el corto plazo: "Los milagros no existen; Pek¨ªn no puede sustituir a Washington"
M¨¦xico ha pasado, en poco m¨¢s de 15 a?os, de ser el ¨²ltimo pa¨ªs del mundo en aceptar la entrada de China a la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) a buscar en Pek¨ªn una soluci¨®n de urgencia al giro en la pol¨ªtica comercial estadounidense. Apremiado por el alarmante giro unilateral de la Administraci¨®n Trump, el Gobierno mexicano ha mandado en las ¨²ltimas fechas importantes mensajes de acercamiento al gigante asi¨¢tico. El ¨²ltimo en hacerlo ha sido el canciller, Luis Videgaray, hombre clave en el Ejecutivo de Enrique Pe?a Nieto. "Uno de nuestros objetivos es lograr un mayor equilibrio en el comercio con China", asegur¨® recientemente el canciller. La realidad, en cambio, dista mucho de ser tan sencilla, seg¨²n media docena de expertos consultados por EL PA?S: dar una vuelta a la matriz exportadora mexicana ¨Choy el 80% de sus ventas exteriores van dirigidas a EE. UU. y Canad¨¢¨C y redirigirla a China no es cosa de semanas ni de meses. Pek¨ªn es solo una soluci¨®n de largo plazo.
¡°Los milagros no existen¡±, afirma Enrique Dussel, coordinador del centro China-M¨¦xico de la UNAM y uno de los mayores esc¨¦pticos con el cambio de parecer de las autoridades mexicanas. ¡°No tengo nada que objetar a la diversificaci¨®n de las exportaciones, pero parece que solo miramos a China desde que Trump nos sac¨® la lengua¡±. Aunque la presencia econ¨®mica del gigante asi¨¢tico en el pa¨ªs norteamericano no es, ni mucho menos, una novedad ¨Cdesde 2003 es su segundo socio comercial¨C, la relaci¨®n entre ambas naciones es muy desequilibrada: por cada d¨®lar que M¨¦xico exporta al gigante asi¨¢tico, recibe importaciones por valor de 13. Y esta disparidad, lejos de equilibrarse, ha tendido a exacerbarse en los ¨²ltimos a?os, en los que el pa¨ªs norteamericano ha perdido una oportunidad de oro para posicionar sus productos en China.
En 2016, por ejemplo, M¨¦xico export¨® menos al gigante asi¨¢tico que en 2011. ?Por qu¨¦? ¡°M¨¦xico no est¨¢ institucionalmente preparado para llevar una relaci¨®n de medio o largo plazo con China. Falta preparaci¨®n por parte de las empresas y del sector p¨²blico; fallan en temas tan b¨¢sicos como concretar los perfiles de los consumidores chinos o las reglas sanitarias¡±, a?ade Dussel. ¡°Quienes dicen: 'Ahora nos vamos a poner a exportar a China' solo demuestran una ignorancia absoluta¡±, sentencia. A esos problemas de origen se le a?ade otro fundamental: ¡°China, en realidad, son muchas Chinas; cada provincia es un mundo. Las hay m¨¢s pobladas que todo M¨¦xico y cada una tiene unas caracter¨ªsticas muy distintas entre s¨ª¡±.
Incluso antes de 1994, cuando entr¨® en vigor el Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (TLCAN) hoy puesto en tela de juicio por el Gobierno estadounidense, el comercio mexicano ya estaba fundamentalmente enfocado a su vecino del norte. Era algo natural, dictado por la geograf¨ªa, pero al priorizar ese mercado sobre el resto, se perdieron jugosas oportunidades que hoy es muy dif¨ªcil aprovechar. ¡°La prioridad otorgada a Am¨¦rica del Norte y el efecto inercia del mercado estadounidense impidi¨® ver otras opciones, como China. Y eso fue un error may¨²sculo¡±, apunta Jorge Eduardo Navarrete, economista y exembajador de M¨¦xico en el pa¨ªs asi¨¢tico. ¡°No veo a Pek¨ªn como pieza de recambio de Washington; los enfoques mecanicistas no funcionan en nuestro tiempo y parece, m¨¢s bien, que M¨¦xico se agarra a un clavo ardiendo. Se puede plantear un acercamiento, pero concretar acuerdos va a tomar tiempo y va a haber que hacerlo caso por caso, industria por industria¡±. En s¨ªntesis: China representa una oportunidad, pero no es la panacea para los problemas de M¨¦xico.
A la dificultad de tener que llegar a acuerdos de forma acelerada, al ritmo que marcan los incendiarios tuits del nuevo presidente estadounidense, hay que sumar la tensi¨®n que ha predominado los ¨²ltimos a?os en la relaci¨®n bilateral. ¡°En las ¨²ltimas d¨¦cadas, las relaciones han sido nefastas¡±, se?ala Alicia Garc¨ªa Herrero, economista jefa del banco franc¨¦s Natixis para Asia-Pac¨ªfico. La escasa fluidez en el di¨¢logo se ha visto potenciada ¨Cu originada¨C por la competencia de ambos pa¨ªses por vender sus productos en el mercado estadounidense: las exportaciones chinas a la primera potencia mundial son muy similares a las mexicanas en t¨¦rminos de valor agregado, lo que convierte a ambos pa¨ªses en competidores. Esta situaci¨®n marca una diferencia importante respecto a otros pa¨ªses latinoamericanos como Brasil, Chile o Venezuela, mucho m¨¢s centrados en la exportaci¨®n de materias primas. Aunque M¨¦xico tambi¨¦n es una potencia en ese ¨¢mbito, su inclinaci¨®n hacia las manufacturas a?ade complejidad en su relaci¨®n con Pek¨ªn.
Sin embargo, las andanadas del magnate republicano sobre el pa¨ªs norteamericano han dado un giro de 180 grados en la orientaci¨®n comercial mexicana: de mirar casi en exclusiva al norte, ha pasado a tener una visi¨®n eminentemente oriental: hacia Europa y, sobre todo, hacia China. ¡°Si M¨¦xico se queda fuera de su gran mercado, tendr¨¢ que buscar nuevos socios a la desesperada. Y Pek¨ªn lo va a aprovechar: es un pa¨ªs estrat¨¦gico para ellos por su posici¨®n geogr¨¢fica. Los chinos quieren aprovechar la debilidad de EE. UU. con Trump, y M¨¦xico es un plato fuerte y simb¨®lico¡±, a?ade Garc¨ªa-Herrero. El Gobierno chino es consciente de que el magnate no ser¨¢ eterno ¨C¡°sino m¨¢s bien un fen¨®meno pasajero¡±, apunta Navarrete¨C y que la rectificaci¨®n ser¨¢ tan radical como el terremoto que ha supuesto su llegada a la Casa Blanca. ¡°A largo plazo, la relaci¨®n EE. UU.-M¨¦xico volver¨¢ a su estado anterior, de ah¨ª que China pueda tener inter¨¦s en no dejar pasar oportunidades de inversi¨®n que EE. UU. no desarrolle en M¨¦xico estos a?os y patrocinar proyectos manufactureros y petroleros¡±. Pero que nadie espere una inversi¨®n en masa: dada la ¡°volatilidad¡± de Trump, la cautela dominar¨¢ cualquier aproximaci¨®n de China a M¨¦xico, subraya Kevin Galagher, de la Boston University.
El escepticismo a corto plazo tambi¨¦n es la nota predominante en Pek¨ªn. Aunque las autoridades chinas han mostrado su disposici¨®n a mejorar la cooperaci¨®n en comercio e inversiones con M¨¦xico, lo cierto es que las relaciones bilaterales a¨²n son fr¨ªas. Pe?a Nieto, que lleg¨® al poder aproximadamente al mismo tiempo que el presidente chino Xi Jinping, se propuso priorizar los contactos con el gigante asi¨¢tico, un pa¨ªs que el expresidente Felipe Calder¨®n hab¨ªa ignorado en gran medida. Una de las apuestas para reconducir los intercambios se basaba en abrir a la inversi¨®n extranjera ciertos sectores como la energ¨ªa o las infraestructuras, y contar en este proceso con el acaudalado monedero chino.
Pero la cancelaci¨®n de dos proyectos en los que el dinero de Pek¨ªn era parte implicada dinamit¨® estos esfuerzos. El primero fue a finales de 2014, cuando M¨¦xico dej¨® sin efecto la licitaci¨®n del tren de alta velocidad entre Ciudad de M¨¦xico y Quer¨¦taro, que hab¨ªa reca¨ªdo en el gigante estatal China Railway Construction, por las cr¨ªticas que despert¨® la adjudicaci¨®n, valorada en 4.800 millones de d¨®lares. Esta revocaci¨®n fue un mazazo para China, que hab¨ªa presumido de c¨®mo su pujante sector de la alta velocidad cruzaba fronteras y ganaba concursos en el exterior.
El otro fue el abandono del complejo comercial Dragon Mart en Canc¨²n, que deb¨ªa convertirse en el gran trampol¨ªn de China para exportar sus productos no solamente hacia M¨¦xico, sino tambi¨¦n al resto de Latinoam¨¦rica. "Las esperanzas de una mayor apertura a la inversi¨®n china en M¨¦xico (y viceversa) no se han cumplido. Ambos proyectos sirvieron como recordatorios de la profunda y duradera falta de entendimiento entre los empresarios y funcionarios del Gobierno de ambos pa¨ªses", asegura Matt Ferchen, investigador en el Carnegie-Tsinghua Center for Global Policy en Pek¨ªn.
"Hemos preguntado a muchas empresas chinas en los ¨²ltimos a?os y la mayor¨ªa cree que no se puede confiar en el Gobierno mexicano. La creencia generalizada es que estos proyectos se cancelaron por razones que poco tienen que ver con su rentabilidad econ¨®mica", apunta Yue Yunxia, investigadora del Instituto de Am¨¦rica Latina de la Academia China de Ciencias Sociales. En su opini¨®n, el cambio de modelo econ¨®mico en China hacia una industria de m¨¢s valor agregado y el cada vez mayor consumo de sus habitantes reduce la competitividad entre ambas econom¨ªas y abre ventanas de cooperaci¨®n en sectores como el alimentario, el autom¨®vil o la electr¨®nica. Pero aun as¨ª no es optimista: "Veo algunos cambios y oportunidades, pero si podemos aprovecharlos o no depender¨¢ de si se consigue eliminar la incertidumbre que rodea las relaciones", dice.
Para Ferchen, la mejora de las relaciones comerciales y diplom¨¢ticas entre ambos pa¨ªses es posible, pero hay un l¨ªmite especialmente si se comparan con las que el pa¨ªs tiene con EE UU. "La t¨¢ctica de intimidaci¨®n del presidente Trump hacia M¨¦xico contribuir¨¢ muy poco a las relaciones bilaterales, pero las econom¨ªas y sociedades de ambos pa¨ªses permanecer¨¢n profundamente interconectadas, de una forma que la china y la mexicana no lo est¨¢n ni probablemente lo estar¨¢n nunca".
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