Sufl¨¦ franc¨¦s para la econom¨ªa
Hay una oportunidad de oro para fortalecer el eje Par¨ªs-Berl¨ªn y que toda la UE se beneficie
Alice Roosevelt Longworth, hija mayor del vigesimosexto presidente de los Estados Unidos hizo c¨¦lebre la frase ¡°no se puede hacer crecer un sufl¨¦ dos veces¡±. Aunque por motivos bien distintos de los de la celebridad norteamericana del siglo pasado ¡ªque se refer¨ªa a la relaci¨®n entre el vigor sexual y la edad¡ª la econom¨ªa francesa parece un sufl¨¦ que puede crecer y quedar consistente pero que corre tambi¨¦n el riesgo de desmoronarse si Macron no puede poner en pr¨¢ctica su receta. Pero la oportunidad est¨¢ ah¨ª.
Los mercados europeos le dan la bienvenida desde que se adivinaba su victoria porque esperan que la econom¨ªa de la eurozona se vea fortalecida, tanto en su gobernanza como en su estructura. A pesar de las diferencias que pueden persistir entre Francia y Alemania en temas como las pol¨ªticas de inversi¨®n de la Uni¨®n Europea (UE) o el papel del Banco Central Europeo, hay una oportunidad de oro para fortalecer el eje Par¨ªs-Berl¨ªn y que toda la UE se beneficie.
En lo que se refiere al futuro econ¨®mico de la Uni¨®n Europea, Francia ha pasado de ser un motivo de preocupaci¨®n a una esperanza. Es, tras Italia, uno de los grandes pa¨ªses europeos donde m¨¢s dif¨ªcil era esperar que se produjeran reformas. Ahora, siendo complicado, lo es algo menos. Europa vive anclada en el recuerdo y la experiencia de dos fen¨®menos seguramente malinterpretados: la sostenibilidad de los estados de bienestar y la vigencia del liderazgo y dominio de las viejas econom¨ªas occidentales en las d¨¦cadas que siguieron a las postguerras desde mediados del siglo pasado. En Francia se re¨²nen ambas percepciones.
Le Pen ha echado la culpa de la p¨¦rdida de ese liderazgo a Europa y a la inmigraci¨®n, ignorando que las consecuencias de la ausencia de reformas y la evidencia de que el mundo es hoy distinto son realidades abrumadoras. Algo parecido suceden en Reino Unido, donde los partidarios del Brexit venden irresponsablemente una vuelta al poder¨ªo imperialista del pasado.
En cuanto al futuro del estado del bienestar, las reformas son la ¨²nica respuesta pero sus sacrificios tienen poca venta electoral a corto plazo. No puede decirse que una reforma laboral que flexibilice algunos aspectos del mercado de trabajo franc¨¦s vaya contra la calidad del mismo.
Con el sistema actual, el 60% de los contratos realizados a j¨®venes en Francia son temporales frente al 12% de Reino Unido, a pesar de que este ¨²ltimo cuenta con un sistema m¨¢s flexible. Tambi¨¦n es un mito que la inmigraci¨®n tiene ¡°demasiado peso en Francia¡±, ya que llega al 12%, por debajo del 13% que se mantiene en Alemania, Gran Breta?a o Estados Unidos. Son, sin embargo, los inmigrantes, a los que no llega buena parte de un sistema educativo de calidad considerable, que hace que la productividad se mantenga entre las mayores de Europa.
La desigualdad aumenta porque las oportunidades no son las mismas. Y porque fallan los incentivos para la generaci¨®n de la crisis: el 17,2% de los franceses que tienen entre 15 y 29 a?os ni estudian, ni trabajan, ni siguen programas de formaci¨®n y reciclaje. Ellos son la base del sufl¨¦ que Macron quieren cambiar. Es un centro pol¨ªtico y econ¨®mico prometedor pero d¨¦bil.
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