9.300 millones en compras aplazadas
El uso de tarjetas de cuota flexible o ¡®revolving¡¯ crece un 6% pese a las advertencias sobre los riesgos de su uso
En poco tiempo, si la progresi¨®n contin¨²a con el crecimiento actual, del 6,1%, las tarjetas de cr¨¦dito de pago aplazado, una modalidad conocida como de cuota flexible o revolving, rozar¨¢n los 10.000 millones de euros (ahora, seg¨²n datos de Asnef, su importe alcanza los 9.344 millones). Financiera El Corte Ingl¨¦s, con 11 millones de tarjetas y una cuota del 38%, domina el mercado seguida de Banco Santander, Bankinter y Carrefour. Sus tarjetas permiten financiar compras gracias a aplazamientos del pago mediante una cuota, fija o flexible, como si se tratara de la amortizaci¨®n de un pr¨¦stamo. Aunque algunas modalidades son gratuitas, el revolving facilita, como recuerdan el Banco de Espa?a y la CNMV, ¡°uno de los cr¨¦ditos m¨¢s caros que existen¡±. La Tasa Anual Equivalente (TAE) suele oscilar ¡°entre el 11% y el 25%, y en caso de demoras o impago de las cuotas, las entidades suelen cargar gastos y comisiones adicionales muy elevados¡±.
En Reino Unido este m¨¦todo, que establece en muchos casos un periodo de cadencia sin intereses, est¨¢ empezando a causar inquietud. El Financial Times alertaba hace unos d¨ªas de que algunos bancos est¨¢n contabilizando beneficios futuros desproporcionados porque suponen que sus clientes seguir¨¢n teniendo deudas una vez que pase el plazo de gracia inicial y pagar¨¢n por ello elevados intereses. Se calcula que en ese pa¨ªs el 10% del cr¨¦dito al consumo se facilita a trav¨¦s de tarjetas.
En Espa?a los expertos consultados, lejos de hablar de una burbuja, se refieren al revolving como un negocio lucrativo con un bajo riesgo para las entidades. Para Francisco L¨®pez Berrocal, director de la C¨¢tedra Cash Management de IE, ¡°son cr¨¦ditos muy asociados al consumo con un tipo de inter¨¦s que tradicionalmente raya la usura¡±. Con la ventaja para las empresas de que se trata de pr¨¦stamos ¡°de corto plazo¡±, con lo que ¡°las necesidades de dotaci¨®n y provisi¨®n dentro de los balances son menores¡±.
Carolina de la Calzada, directora de marketing de Cofidis, explica que dentro de estas tarjetas est¨¢n las vinculadas a los establecimientos comerciales para aplazar compras como las que pueden tener Mediamarkt, Ikea o Carrefour y otras las emiten los propios bancos o filiales de ¨¦stos como WiZink, del Popular.
¡°Detectamos cierta saturaci¨®n de estos m¨¦todos de pago aplazado. El hecho es que la financiaci¨®n de compras est¨¢ creciendo entre un 11% y un 12%, y el de tarjetas est¨¢ en un 6%. Es un producto de muy f¨¢cil disposici¨®n, muy ¨¢gil, pero el nivel de la percepci¨®n de control por parte del cliente es peor¡±, apunta De la Calzada. Seg¨²n el ¨²ltimo bar¨®metro de Mastercard, el 19,5% de los titulares de tarjeta de cr¨¦dito en Espa?a dice contar con una tarjeta de cr¨¦dito con opci¨®n de pago aplazado. ¡°Aunque parece que vuelve a repuntar, la contrataci¨®n de estas tarjetas ha disminuido en los ¨²ltimos a?os: en 2013 el porcentaje era del 25,8% y en 2015 eran tan s¨®lo el 13,2%¡±. Lo achacan a que tanto los consumidores como las entidades buscan un mayor control del gasto y la disminuci¨®n de los riesgos.
¡°Para m¨ª, la mejor imagen que define a estos instrumentos de pago es la de la bola de nieve¡±, resume Estel Romero, abogada de Sanahuja Miranda Abogados. ¡°La gente compra sin ser consciente de su funcionamiento real. Estas tarjetas est¨¢n recomendadas en compras puntuales, pero al final se acaban utilizando en peque?as adquisiciones por las que se pagan intereses desproporcionados¡±. Su bufete lleva varias reclamaciones judiciales por contratos que incumplen ¡°infinidad de normativas¡±, pero cree que, debido a que se trata de peque?as cuant¨ªas, los clientes prefieren pagar las deudas antes que iniciar un procedimiento judicial en el que nadie les garantiza que no pagar¨¢n las costas.
Alto precio
El problema, como resume Elisabet Ruiz Dotras, profesora de Estudios de Econom¨ªa y Empresa de la UOC, es el de siempre: la baja cultura financiera de los espa?oles. De hecho, ella misma dirigi¨® un trabajo basado en una encuesta entre estudiantes y profesores universitarios que arroj¨® la asombrosa conclusi¨®n de que la mitad de los consultados no distingu¨ªa entre una tarjeta de cr¨¦dito y una de d¨¦bito. ¡°La sociedad no conoce el precio que est¨¢ pagando con ello. Endeudarse o pedir un cr¨¦dito es correcto, puede beneficiar a las empresas y a las personas, pero uno debe saber qu¨¦ est¨¢ pagando¡±.
Las facilidades iniciales del aplazamiento de una compra pueden volverse un inconveniente a la larga. ¡°Los ciudadanos tienen un alto nivel de deuda en relaci¨®n a sus ingresos. Es un problema que tiene que preocupar a los Gobiernos. Necesitamos una regulaci¨®n que incremente las restricciones a la banca. La situaci¨®n es tan grave y el sistema financiero es tan d¨¦bil que no se quieren tomar grandes medidas¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.