?Trumpificar¨¢ Trump la Reserva Federal?
El banco central estadounidense estaba a salvo de las pol¨ªticas destructivas de los republicanos. Hasta ahora
A todos los efectos, Rex Tillerson ha desmoralizado y degradado al Departamento de Estado hasta el punto de convertirlo en in¨²til. Tom Price hizo lo mismo con el de Salud y Servicios Sociales, antes de salir volando. Scott Pruitt se ha movido con rapidez para eliminar el aspecto "protector" de la Agencia de Protecci¨®n Medioambiental. Y m¨¢s historias como estas se propagan por todo el poder ejecutivo.
Resumiendo: Donald Trump se ha comportado como un hurac¨¢n de categor¨ªa 5 que ha barrido toda la administraci¨®n p¨²blica estadounidense y ha dejado a su paso una estela de devastaci¨®n. Y una pregunta que no veo planteada con suficiente frecuencia es si pasar¨¢ lo mismo con la Reserva Federal. Y si llegara a ocurrir, en qu¨¦ medida podr¨ªa resultar desastroso para la econom¨ªa mundial.
La Reserva Federal, que establece la pol¨ªtica monetaria, es, de lejos, el organismo econ¨®mico estadounidense m¨¢s importante; podr¨ªa decirse que su presidenta (o presidente) es la autoridad econ¨®mica m¨¢s poderosa del mundo, m¨¢s que el propio presidente. Su estatus institucional es peculiar: no forma exactamente parte del Ejecutivo, pero tampoco es exactamente independiente. Los miembros de su Junta son nombrados por el presidente de Estados Unidos previa aprobaci¨®n del Congreso, pero tradicionalmente son tecn¨®cratas de los que se espera que se distancien de la pol¨ªtica. Sin embargo eso es m¨¢s bien una regla no escrita, no una exigencia jur¨ªdica. Y ya sabemos lo que tiende a ocurrir con las reglas no escritas en la era de Trump.
Desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, el presidente de la Reserva Federal ha sido un distinguido economista acad¨¦mico: primero Ben Bernanke, y luego Janet Yellen. Uno podr¨ªa preguntarse c¨®mo dos personas que nunca han pertenecido al mundo empresarial, que nunca han pagado una n¨®mina, pueden enfrentarse a los problemas econ¨®micos del mundo real. La respuesta, en ambos casos, es: magn¨ªficamente.
En concreto, tanto Bernanke como Yellen han respondido con eficacia a una de esas crisis econ¨®micas que se producen cada tres generaciones, a pesar del acoso constante de los metomentodos del Congreso y de la derecha pol¨ªtica en general. Y su valent¨ªa intelectual y moral ha quedado completamente validada por los acontecimientos.
Dado este historial, ser¨ªa de esperar que Yellen fuese nombrada de nuevo, o que un tecn¨®crata con la misma cualificaci¨®n ocupase su lugar. Pero recu¨¦rdese que vivimos en la era de Trump, lo que significa que, en realidad, deber¨ªamos esperar lo peor.
Parece seguro suponer que Trump no entiende nada de pol¨ªtica monetaria. Cierto que se ha pronunciado sobre el tema con bastante frecuencia, pero no de manera coherente. Un d¨ªa elogia los bajos tipos de inter¨¦s por potenciar la econom¨ªa; al siguiente, los critica por perjudicar a las rentas de la clase media. De modo que intentar adivinar a qui¨¦n elegir¨¢ para la Reserva Federal bas¨¢ndonos en sus opiniones pol¨ªticas es perder el tiempo.
Lo m¨¢s probable es que haga lo mismo que ha hecho con otros muchos nombramientos: trasladar la decisi¨®n a los l¨ªderes republicanos del Congreso, l¨ªderes que, en materia monetaria, se han equivocado en todo.
Cuando estall¨® la crisis financiera, en 2008, era esencial que la Reserva Federal aplicase una expansi¨®n monetaria audaz: que acu?ase much¨ªsimo dinero, hablando en plata. Hay circunstancias en las que esa clase de medida ser¨ªa inflacionista, pero los economistas (como Bernanke y, bueno, un servidor) que hemos estudiado el tema entend¨ªamos que aqu¨¦l no era uno de esos momentos. De hecho, la inflaci¨®n se mantuvo inactiva a pesar de que la Reserva Federal cuadruplic¨® la base monetaria.
Pero algunos l¨ªderes del Congreso lucharon en todo momento contra estas medidas necesarias. En particular, Paul Ryan, que toma sus ideas sobre pol¨ªtica monetaria de las novelas de Ayn Rand, se dedic¨® a amonestar a Bernanke, afirmando que sus pol¨ªticas degradar¨ªan el d¨®lar y provocar¨ªan una inflaci¨®n desenfrenada.
En colaboraci¨®n con John Taylor, una de las personas cuyo nombre suena como posible presidente de la Reserva, Ryan incluso a insinuar que las pol¨ªticas de la Reserva formaban parte de un intento pol¨ªticamente motivado de avalar las pol¨ªticas presupuestarias del presidente Obama. Y as¨ª una y otra vez.
Ni que decir tiene, ninguno de los que no paraban de advertir de que la Reserva Federal iba a causar una inflaci¨®n terrible ha admitido su equivocaci¨®n, o aprendido algo de la experiencia.
Lo que todo esto significa es que si los congresistas republicanos influyen de manera notable en la selecci¨®n del pr¨®ximo presidente de la Reserva Federal, insistir¨¢n en que se nombre a alguien que se ha equivocado en todo a lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada.
Kevin Warsh, exgobernador de la Reserva y considerado en general uno de los favoritos para el cargo, se ajusta ciertamente a la descripci¨®n. Advirti¨® contra la inflaci¨®n en pleno hundimiento econ¨®mico mundial; defendi¨® con tes¨®n que no deb¨ªan tomarse medidas, ni monetarias ni de otro tipo, para atajar un desempleo del 10%; advirti¨® de que Estados Unidos estaba a punto de convertirse en Grecia ¡ªni m¨¢s ni menos¡ª. Y no dio muestras de enmendarse cuando los acontecimientos no se desarrollaron como ¨¦l preve¨ªa.
Ahora bien, no s¨¦ con exactitud a qui¨¦n escoger¨¢ Trump para dirigir la Reserva Federal. Podr¨ªa acabar siendo alguien inteligente, entendido y honrado. Siempre hay una primera vez.
Pero sin duda es posible, probable incluso, que la Reserva Federal, como todos los dem¨¢s organismos del Estado, est¨¦ a punto de trumpificarse; que uno de los ¨²ltimos para¨ªsos de competencia y profesionalidad que quedan en Estados Unidos comparta pronto la degradaci¨®n general. ?A que ser¨¢ divertido cuando llegue la pr¨®xima crisis?
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa.
? The New York Times Company, 2017.
Traducci¨®n de News Clips.
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